Soñaba con viajar, con ver
mundo y con olvidar mis pérdidas. Y aquel caminito bañado por la primavera
invitaba a recorrerlo.
A su término encontré
Uialcaral, donde fui engañada con falsas sonrisas y aduladoras miradas. Y así
de fácil me retuvieron hasta que llegaron las nieves.
Aquel año era Tiempo de
Duendes. Un nombre demasiado bonito para un sortilegio tan oscuro. Tiempo de
Duendes: una vez cada diez inviernos.
Este es un cuento fantástico
que habla de frío y miedo con la voz de una sierva del mal. Un pueblo maldito
es sutilmente devorado por las sombras para subyugar a un viajero recién
llegado al que se intenta pervertir y atraer a las fauces de la oscuridad.