viernes, 8 de enero de 2010

UN ZULO PROPIO (ITZIAR ZIGA)


Tras publicar Devenir perra, Itziar Ziga reúne esta colección de textos breves, precarios y bastardos. Han sido recuperados a lo largo de los años de múltiples ordenadores ajenos, gracias al nomadismo y a la precariedad que tienen por costumbre amenizar la vida de la autora. A menudo logró rescatar una copia en los instantes previos a cada naufragio, ruptura, huida o mudanza.
Tania Head, Anna Ajmatova, Caster Semenya, Virginie Despentes, Rocío Jurado, Ocaña, Olympe de Gouges y muchas otras divas de su particular altar punk sobrepueblan estas páginas donde la autora se despacha en torno a sus obsesiones: el placer de las raras como venganza, la búsqueda incesante de antepasadas perrunas, el feminismo lascivo y abrupto, la resistencia contra el capitalismo patriarcal…
Porque, se puede escribir sin una habitación materialmente propia pero no se puede escribir sin un precioso zulo interior.
¡Bendito feminismo, bendita Virginia Woolf!

Entrevista a la autora publicada en el periódico Noticias de Gipuzkoa el 7 de enero de 2010. Redactora: Ana Oliveira Lizarribar
Afincada desde hace tiempo en Pamplona, la escritora de Errenteria ha titulado su útlima obra inspirada por la habitación propia que defendía Virginia Woolf, un espacio íntimo y privado en el que la mujer pudiera edificar su discurso, reflexionar y generar sus opiniónes.
¿Dónde cree que está ese lugar hoy en día?
Woolf se refería, por un lado, a una habitación física, que en su caso podía tenerla porque era una mujer acomodada, pero también a una habitación interior, cuya necesidad hemos descubierto gracias a personas como ella y a la lucha del feminismo. Allí, las mujeres nos hemos dado importancia y hemos visto la necesidad de tener un espacio externo e interno desde el que poder pensarnos. Eso sí, seguro que a Virginia Woolf le daría un soponcio si viera la precariedad en la que trabajamos muchos escritores y escritoras. Por eso ironizo en el título con el tema del zulo.
¿Y cuál es el zulo desde el que escribe usted?
En el libro hago un retrato de los últimos zulos en los que he estado; por eso es un texto bastante autobiográfico e irónico, sin caer en victimismos, porque por lo menos puedo escribir. Ahí aparecen zulos de cuatro metros cuadrados sin ventanas, rincones con muchas humedades, los trabajos de camarera mal pagados para poder mantenerme y escribir... Por supuesto, preferiría tener una habitación enorme, con grandes ventanas y tranquilidad para escribir, pero, de cualquier manera, valoro mucho los zulos que tengo y desde los que puedo escribir; porque son espacios que he robado a la precariedad y que se han convertido en preciosos.
De hecho, a pesar de que la precariedad se ha elevado al cuadrado en un año difícil, en 2009 ha publicado dos libros.
Sí. En el año de la precariedad y de la crisis he publicado mis dos primeros libros, parece que llevo la contraria (risas). Por eso tengo una sensación muy dulce y estoy muy contenta. Lo importante es resistir y seguir construyendo en todas las situaciones. Y, quizá, las personas que estamos en los márgenes, las que no hemos optado por la familia, la hipoteca... nos sabemos manejar mejor en momentos de crisis. De hecho, recuerdo que saqué Devenir perra para el día de San Jordi y firmaba todos los libros poniendo "año de crisis, año de perras". Además, hay que recordar que Virginia Woolf escribió Una habitación propia en 1929, otra fecha en la que el sistema saltó por los aires.
¿Con "Un zulo propio" trata de llamar la atención sobre la necesidad de que la mujer vuelva a reivindicar ese lugar propio que, quizá, ha abandonado un poco en favor de la lucha por compartir espacios antes sólo reservados para los hombres?
Una de las conquistas que nunca podemos dejar de lado y que en el feminismo es un lema es que lo personal es político. Esa parte íntima hay que cuidarla y por eso no viene mal recordarlo de vez en cuando, porque, hoy en día, las mujeres seguimos siendo superwomen, con una doble y triple ración de estrés, preocupadas por nuestra vida, la de los demás, la de la comunidad... Sobre nosotras recaen muchos asuntos y, aunque suene a tópico, es importante proteger nuestro propio espacio, porque, además, las mujeres tendemos a darlo todo y a no poner límites entre lo que damos y lo que necesitamos.
¿No puede suceder, también, que en esa vorágine de lograr y, en alguna medida, alcanzar la igualdad con los hombres, se ha relajado un poco la lucha feminista, que se refiere también a muchas otras cosas?
Como todos los colectivos, cuando van alcanzando derechos y bienestares, se va relajando el tono reivindicativo. Y eso no es malo, no hay que lamentarse; al revés, hay que alegrarse, porque eso quiere decir que se han conseguido cosas. Además, recientemente he participado en las jornadas feministas de Granada, a las que han asistido más de 3.000 mujeres, y me he traído una sensación muy positiva de ver a muchos colectivos distintos, muchos de ellos muy jóvenes.
Así que el relevo está garantizado.
Sí, sin duda. Yo tengo 35 años y ya soy relevo de una generación de mujeres y allí he visto a jóvenes de 20 que ya han leído Teoría King Kong, de Virginie Despentes, que es un libro que te cambia la vida. La verdad es que he vuelto muy contenta.
Entrando un poco más en su libro, ¿qué textos ha decidido recopilar y por qué ésos y no otros?
En realidad, son textos feministas míos y en mi línea, muy autobiográficos y que retratan también mi manada, a la gente que me rodea y las cosas que vivo. El criterio ha sido sencillo, he cogido los textos que había escrito para conferencias y colaboraciones y que tratan de los temas que me interesan: la recuperación de mis antepasadas, la resistencia frente al capitalismo salvaje y frente al machismo, la construcción del placer... También hay otros más breves que proceden del ámbito de los blogs, que es otro de mis canales de expresión.
¿Se percibe en este trabajo la misma "rabia de género" de la que nos habló en "Devenir perra"?
Sí, es el motor de mi vida. Es por donde vehiculo mi necesidad de expresión, mi literatura. Eso sí, es una rabia particular. Bastante carga llevamos encima, bastante violencia, bastante dominación y precarización para mantenernos siempre como una especie de bestia alerta y tensa. Para mí, una de las mayores venganzas frente a eso es ser feliz, disfrutar, generar redes de cariño, de solidaridad, de fiesta. Es un modo de conjurar toda esa miseria con la que se nos intenta domesticar.

MEDIOHOMBRE (ALBER VÁZQUEZ) : ENTREVISTA EN EL DIARIO VASCO



Entrevista publicada en el periódico DIARIO VASCO el 7 de enero de 2010. Redactor: Alberto Moyano
En la primavera de 1741, el almirante pasaitarra Blas de Lezo destrozó la ofensiva que la Armada británica lanzó sobre la ciudad de Cartagena de Indias. Y lo hizo al frente de un reducido grupo de hombres que hizo frente y derrotó a unas fuerzas que superaban en varias veces su número. El escritor Alber Vázquez (Errenteria, 1969) retoma en Mediohombre aquella historia y aprovecha para dar un giro radical que su narrativa, que abandona el tono introspectivo de otras novelas, y se lanza en picado a los terrenos del relato trepidante.
¿Qué fue lo que le atrapó del personaje de Blas de Lezo?
Alguien que se apellida Lezo y que nació en Pasajes tiene que interesar necesariamente a alguien que, como yo, es de Rentería. Es imposible no sentir la tentación de echar un vistazo. Y cuando le echas un vistazo a Lezo, te das cuenta de que es un personaje absolutamente literario. Y que, encima, se ve inmerso en situaciones perfectamente novelables. Sería un delito no haber escrito algo... Los personajes secundarios de la historia son cruciales, porque tienen puntos de vista divergentes y eso hace que la historia sea rica en tensiones. Tanto en un bando como en el otro. En realidad, sospecho que no se soportaban los unos a los otros, pero como eran militares y existían rangos, no llegaba la sangre al río. Incluso había militares medio idiotas, como Lawrence Washington, hermanastro de George Washington, que sólo estaba allí por tener mucho dinero y aportarlo a la expedición.
¿Qué papel juegan en el relato los personajes secundarios, especialmente, el de Vernon?
Edward Vernon es la figura clave de todo el conflicto y el principal responsable de que Inglaterra no conquistara América del Sur. Lezo y él se odiaban a muerte. Lezo, incluso, se permitía tratarle con condescendencia, algo que enfurecía a un hombre del orgullo de Vernon.
¿Por qué ese giro radical en su estilo respecto a otras novelas, como 'Icuza'?
Me di cuenta de que era capaz de aburrir a un muerto con mis libros, y eso me hizo replantearme de arriba abajo todo mi trabajo. Ya no me interesa nada escribir como en 'Icuza'. Sé que puedo escribir poesía pura capaz de embelesar a las mentes más sensibles del mundo, pero yo sólo quiero ser un escritor 'pulp'. En realidad, eso era lo que siempre quise ser, pero, en un momento determinado, alguien me dijo que yo era tremendamente interesante y debí creérmelo. Pero yo sólo quiero escribir novelas 'pulp'. Novelas que dé pena terminar de leer.
¿Por qué Blas de Lezo es tan poco conocido y recordado hoy en día?
Es simplemente porque aquí somos así. Recordar cansa. La historia es algo tremendamente aburrido que no le interesa absolutamente a nadie. No ya la de Lezo, sino la de cualquiera. Tú coges a un chaval de veinte años en la calle, le pides que nombre a tres presidentes españoles y no sabe responder correctamente. Nombrará a Zapatero, tendrá en la punta de la lengua al anterior y de otro más ni hablemos. No lo digo como reproche. Lo digo como explicación de un modo de vivir la vida y de estar en el mundo. Somos así, qué se le va a hacer. No tenemos remedio.
¿Quizás representa una personalidad extremadamente militarista?
No, no es por eso. Lezo, es cierto, era un militar al modo en el que se era militar en el siglo XVIII. Te enviaban al fin del mundo, tú ibas y te dedicabas a ser lo que eras durante veinticuatro horas al día. No existía una jornada laboral tras la cual uno se ocupaba de sus asuntos privados. En ese sentido, sí tiene una personalidad militarista. Pero Patton o Rommel también, y se les recuerda sin dificultad.
¿Y no cree que este tipo de personajes tiene un punto de locura?
Al contrario: son tremendamente cuerdos. De hecho, ese es el rasgo principal de Blas de Lezo: que jamás, por muy mal que le vaya, pierde el norte. Él sabe qué quiere y sabe qué tiene que hacer para lograrlo. Y sabe, sobre todo, qué no tiene que hacer. Es muy importante, porque en esa mezcla de arrojo, temeridad e inteligencia, en ese saber exactamente cuál es el punto que no debes atravesar a riesgo de perderlo todo, está la cordura de Lezo. Los locos, por lo general, terminan haciendo locuras. Lezo no hizo ni una sola a lo largo de su carrera. De hecho, nunca fue derrotado.
¿Le costó documentarse en torno a la sucedido en la batalla de Cartagena de Indias?
Hoy en día no es necesario viajar a ningún lado gracias a internet. Existe un montón de documentación acerca de la batalla, existe Google Maps donde observar detalladamente el lugar, existe Flickr donde hay miles de fotografías de las fortificaciones, existe YouTube donde he visto muchos vídeos y existen multitud de foros donde la gente cuenta cosas. Podría haber ido a Cartagena, pero de vacaciones, porque lo que necesitaba saber, ya lo sabía. En cuanto a los combates, los describo de forma moderadamente exacta. O, por decirlo de otra forma, los describo literariamente. El problema de las batallas que, como ésta, se prolongan durante semanas y semanas, es que suelen ser muy aburridas. Los navíos de Vernon lanzaron miles y miles de cañonazos contra Cartagena, día tras día, hasta demoler las fortificaciones. Literariamente hay que utilizar determinadas estrategias para que una descripción así tenga algún interés para el lector.
Dado el famoso manto de silencio que Inglaterra echó sobre estos acontecimientos y tan dolorosa derrota, habrá descartado la traducción de la novela al inglés.
Yo estoy encantado con Inédita Editores. Es una de los sellos con mayor proyección que hay en España y me siento afortunado de poder editar con ellos. Si han logrado publicar literatura bélica en un mercado tan, a priori, reacio a ella como el español, son capaces de venderles a los ingleses su propia derrota. Estoy seguro.
¿Qué falló, en su opinión, en la estrategia de los ingleses? ¿Cree que dada la desproporción de fuerzas era una batalla en la que una victoria sería considerada normal y una derrota, tal y como pasó, una vergüenza?
El gran error de Vernon fue menospreciar al enemigo y no comprenderlo. Ello le llevó a calcular mal y a cometer errores de principiante. Por ejemplo, se retrasó más tiempo del necesario en la partida y se le echó encima la época de lluvias. Sus tropas se fueron poniendo enfermas y se desmoralizaron. Tenía a miles de hombres, pero con el ánimo por los suelos. Lezo tenía sólo a un puñado, pero con la moral altísima. La forma de actuar de Lezo motivaba tanto a sus hombres que, a falta de medios materiales, de tiempo y de capacidad, hicieron algo muy vasco y muy español: la machada. De hecho, hay momentos en la batalla, como el asalto final al castillo de San Felipe, en el que Lezo envía a sus hombres a una muerte segura. Y los hombres van. Lezo era así. Ese era el genio de Lezo. Vernon, con su mentalidad inglesa, nunca pudo entenderlo. Pero sí, lo normal era que Inglaterra hubiera ganado la batalla. Esa derrota fue una vergüenza y un deshonor para ellos.
Llama la atención lo poco que duró tras tantos peligros Blas de Lezo, que murió a los pocos meses por la peste. ¿Un sarcasmo?
Yo dudo mucho de que Lezo muriera de peste. Esa hipótesis la sostienen muy pocos y sin prueba alguna. Lo más lógico es pensar que Lezo murió a causa de las heridas sufridas en la batalla de Cartagena. Yo prefiero pensar que así fue y el hecho de que el éxito de la batalla se lo atribuyeran otros y que él ni siquiera se defendiera, indica que físicamente no estaba bien.
¿Qué proyectos tiene? ¿Recuperará el personaje de Atila Longo, protagonista de los relatos de 'Cósele el rabo al lagarto'?
Mi proyecto principal es dedicarme una buena temporada a la novela negra. Leí centenares de novelas policíacas cuando era adolescente. Ahora quiero escribirlas. Y sí pienso recuperar a Longo. Pero Atila Longo es periodista y, por mucho que lo pienso, no se me ocurren cosas emocionantes que puedan hacer los periodistas.

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 100.-CUATRO DÍAS DE ENERO (JORDI SIERRA i FABRA)

Título: CUATRO DÍAS DE ENERO
Autor: Jordi Sierra i Fabra.
Editorial: PLAZA y JANÉS
Trama: A finales de enero de 1939 Barcelona está a punto de ser ocupada por las tropas de Franco. La desbandada es general, pero un policía, que decide quedarse porque su mujer está gravemente enferma, aprovechará los pocos días que le quedan para investigar el asesinato de una adolescente que, dada la situación caótica de la ciudad, corre el riesgo de quedar impune.
Personajes: Miquel Mascarell, inspector de policía leal a la República, Pasqual Cortacans, hombre de negocios catalán que vuelve a Barcelona confiado en la entrada de los nacionales, su hijo Jaume, impedido, que en secreto apoya a la República, Ernest Niubó, industrial amigo de Cortacans, Patro Quintana, joven amante de Niubó, Quimeta, la mujer de Mascarell.
Aspectos a Destacar: La descripción de una Barcelona asediada, poco antes de ser ocupada por las tropas franquistas, una ciudad incapaz de resistir, pero cuyos habitantes intentan conservar, por encima de todo, su dignidad.

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 99.-EL PESO DE LA CULPA (PETER ROBINSON)

Título: EL PESO DE LA CULPA
Título original: CLOSEe TO HOME
Autor: PETER ROBINSON.
Editorial: RBA
Trama: Un joven de quince años, introvertido y retraído, hijastro de una antigua estrella de fútbol, desaparece de la casa de sus padres sin dejar ningún rastro. Simultáneamente aparece el cadáver de otro joven desaparecido hace más de treinta años que fue amigo, en su infancia, del inspector Alan Banks. Aunque los dos casos no tienen conexión Banks los asumirá como similares ya que ambos tienen en común el ensañamiento con dos jóvenes indefensos.
Personajes: El inspector Alan Banks, personaje principal de las novelas de Robinson, la inspectora Annie Cabott, antigua amante de Banks con el que aún mantiene una buena relación, encargada de investigar el aparente secuestro del joven Luke Armitage, Martin Armitage, antiguo jugador de fútbol, de carácter violento, Michelle Hart, inspectora encargada de reabrir el caso del desaparecido hace treinta años, su jefe, el comisario Shaw, que cuando era agente participó en la investigación.
Aspectos a Destacar: El contraste entre las dos épocas en las que se producen las desapariciones / Los hippies y rockeros de ayer son los profesionales (policías, ejecutivos, comerciantes) de hoy.