martes, 24 de octubre de 2017

EL SACRIFICIO DE LOS PECES (CARLOS EGIA)

LA NOVELA: En Bilbao, en la inmediata postguerra, un chaval, Miguel, espera el regreso de su padre, un capitán de gudaris a quien todos dan por muerto, para que lo lleve a Inglaterra, a reencontrarse con su madre y su hermana, evacuadas en el vapor Habana. Mientras, se enfrenta a diario en el colegio al acoso del hermano Martiniano y, sobre todo, se dedica a alimentar la esperanza de su vecina Bego, una niña postrada en la cama a consecuencia de la tuberculosis. Le ha prometido llevarla al sanatorio de Górliz, donde sin duda se curará. Claro que para eso hace falta mucho dinero. Pero no hay problema, porque Miguel cuenta con la complicidad de Tomás, un insólito amigo que tiene un plan --Tomás siempre tiene un plan--, que les llevará a ambos a sumergirse en el mundo del estraperlo que se practica en los muelles, por cuyo control pugnan policías y falangistas. La peripecia de la que Miguel es protagonista está habitada por numerosos y muy singulares personajes que, como los peces extraídos del agua de la ría, boquean, en un intento agónico por sobrevivir en un ambiente asfixiante. La novela, a pesar de la sordidez y la violencia de las circunstancias que describe, está envuelta en todo momento en un halo de ternura, que sin duda tiene mucho que ver con la juventud de los protagonistas y su mirada a menudo naïf de la realidad, fuente constante, además, de muy buenas dosis de humor.

¿Qué es El sacrificio de los peces?
Es el relato de las peripecias que Miguel, un niño atrapado junto a su abuela en el inhóspito Bilbao de 1939, tiene que vivir antes de poder reunirse de nuevo con su familia, desperdigada por la guerra. Esa es la misión que se ha marcado, pero no es la única, porque también tiene que conseguir una plaza en el sanatorio de Górliz para Bego, su pequeña vecina enferma de tuberculosis. Esa es una tarea aparentemente imposible, pero Miguel tiene un as en la manga: Tomás, su amigo, protector y maestro en el arte de sobrevivir en las calles.
¿De dónde surge esta historia?
Por una parte, contaba con una buena colección de vivencias, más o menos dulces o dolorosas, que me han transmitido mis padres y abuelos. Por otra, tenía una historia, una historia que vestir. De la mezcla de la una con las otras surgió Miguel. Bueno, en realidad, surgieron Miguel y Tomás, uno al lado del otro. Creo que en el fondo, por lo menos así lo he sentido al revisar la novela, también subyace la necesidad de recuperar la memoria de nuestros padres y abuelos, de reconocerles el sufrimiento o el esfuerzo o la valentía. Porque yo creo que en cada una de nuestras familias hay al menos un Miguel.
Está ambientada en la inmediata postguerra, ¿pero la calificaría como novela histórica?
No es una novela histórica, en el sentido de que el objetivo no es, ni mucho menos, recrear una época, sino contar lo que les sucede a una serie de personajes. Dicho esto, me he documentado razonablemente para intentar no cometer gazapos históricos, lógicamente. Es más, hay ciertos hechos que efectivamente sucedieron tal y como se recogen en la novela.
Llama la atención, y mucho, que, a pesar de la sordidez y la violencia de las situaciones, la novela esté envuelta en todo momento en un halo de ternura, salpicado a menudo con buenas dosis de humor.
Era del todo necesario que así fuera. Nadie puede vivir en un ambiente tan asfixiante, lleno de penurias, de hambre y de frío, de miedo, si no se arma con buenas dosis de amor hacia quienes le rodean. La solidaridad es el fusil de los pobres y los vencidos, lo único que se puede dar cuando no se tiene nada. Entonces solo quedan el consuelo, la amistad, la comprensión, el apoyo mutuo. Es todo lo que Miguel puede hacer en la mayor parte de las ocasiones. Lo único que puede prometerle a Bego, y así lo dice en el relato, es que estará siempre a su lado.
Es, sin duda, una novela de personajes: el hermano Martiniano, Eli, María, el Limaco, el Negro, el falangista Andéchaga, el Topillo… ¿Dónde los ha “encontrado”?
En el colegio, en la calle, en casa… En el momento de escribir la novela no era consciente de ello, pero ahora lo he pensado y sé que prácticamente todos los personajes parten de uno o incluso varios referentes reales.
El espacio urbano en el que se desarrolla la trama (Solokoetxe, Las Cortes, Tendería, Marzana, Uribitarte…) tiene también mucho de personaje.
Desde luego que es un personaje más y, además, uno muy importante. Mi niñez la pasé en Bilbao, entre Santutxu y el Casco Viejo, en la calle Tendería. Mi abuelo paterno trabajó muchos años de barman en Las Cortes y el materno, en una naviera de Ripa. San Antón era nuestra parroquia. Tengo, además, una difícil relación con la ría. Me atrae a la vez que la temo. Es una especie de obsesión. Están también el tren y el sanatorio, la playa de Górliz y Plentzia, que forman parte de mi adolescencia.
El sacrificio de los peces es la primera novela que publica, pero resulta evidente que usted no es un recién llegado a la literatura…
Hay más antes de El sacrificio de los peces y también después, pero sí que considero esta novela un punto de inflexión en un largo proceso. Mi base son los relatos breves. Con uno de ellos gané el primer premio del certamen Bruma Negra. Luego, llegaron los años del trabajo y la familia, en los que se fueron cociendo historias, personajes, ideas y tramas. Finalmente, se fue abriendo paso, lentamente, la oportunidad de escribir, el momento y el tiempo necesarios. El sacrificio de los peces es la primera muestra de ello y espero tener la oportunidad de que se puedan conocer más.