Título: EL DIARIO DE JOSEF BARATH
Autor: ANTON ARRIOLA
Editorial: EREIN
Trama: El descubrimiento, por un bibliófilo, del primer
cuaderno de los diarios de un antiguo militar del Imperio Austro-Húngaro que
trabajó como preceptor del heredero de la corona imperial cuando su madre, la
emperatriz Zita, se hallaba refugiada en Lekeitio, hará que ese mismo
bibliófilo, deseoso de completar los diarios, encargue a un profesor de la
Universidad de Deusto que en ocasiones anteriores ha estado metido en
investigaciones delicadas, que busque la segunda parte de esos diarios. Pero la
cosa se complica cuando aparecen en escena otros personajes deseosos de hacerse
con ellos, cueste lo que cueste conseguirlos.
Personajes: Ander
Azurmendi, exsacerdote y profesor de la Universidad de Deusto, que desea
recuperar el tiempo perdido de cuando vistió los hábitos, personaje de otras
dos novelas del autor (El Negro y La Gata
y El caso Newton), Lorea de Areitio, enigmática
y elegante mujer, propietaria de un palacete en Lekeitio, que ayudará a
Azurmendi aunque éste no entienda sus motivos, Josef Barath, preceptor del
prícipe Otto de Habsburgo, leal por encima de todo al desaparecido Imperio, aunque
eso le lleve a efectuar todo tipo de sacrificios personales, Elke Stadler, profesora
de música de las hijas de Zita de Habsburgo, amante de Barath, Valentín Correa,
el hombre que compite con Azurmendi por hacerse con los diarios de Barath, José
Ruiz de Azua, bibliófilo amigo de Azurmendi, obsesionado por encontrar los
diarios, el barón Tisza, compañero de Barath en cierto tipo de acciones con las
que quieren restablecer el Imperio, partidario de métodos contundentes.
Aspectos
a Destacar: El engarce que realiza el
autor entre la investigación que se lleva a cabo en la época actual y los
hechos transcurridos tras la caída de la dinastía Habsburgo y del Imperio
Austro-Húngaro, en una novela en la que se produce un fructífero mestizaje
entre la novela policial y la histórica, proporcionándonos algunas de las
claves de los acontecimientos que harían de los años 30 del pasado siglo una
época tan conflictiva como brutal.
La Frase: Habían
olvidado algo todavía más esencial, algo que deberían haber reconocido, esa
naturaleza verdadera de los hombres que se oculta apenas bajo una fina capa de
cultura y civilización: a pesar de poder contemplarla cualquier día de la
semana en sí mismos o entre sus vecinos, olvidaron la tendencia a la
insatisfacción y al resentimiento del alma humana, y su aspiración congénita a
poseer lo que otros poseen.