Pues sí, ya he vuelto de Gijón, de su Semana Negra, donde estuve tres días (con sus correspondientes noches, todo hay que decirlo), que aproveché para presentar, el sábado 17, Pájaros sin alas, de la mano de José Ramón Gómez Cabezas, que a pesar de escribir también, y muy bien por cierto, novela negra, y por tanto ser un competidor directo, es un buen amigo. José Ramón presentó, además, dos excelentes novelas (Shahmaran y La calle de los ángeles) de Jon Arretxe, escritor en euskera que está siendo traducido con notable éxito al castellano y que es casi tan bueno trasegando sidra como escribiendo género negro y literatura de viajes, en la que también ha triunfado.
Pero sobre todo aproveché mi estancia en Gijón para saludar a viejos amigos y conocidos, como José Luis Muñoz, Fernando Marías, Juan Bas, Goran Tocilovac, Alberto López Aroca, al que tuve el placer de conocer hace unos pocos años en Albacete o Julio González, un “fan” acérrimo de José Carlos Somoza, que lógicamente triunfó con su “cebo”. O charlar con Jerónimo Tristante de lo bien que lo pasamos (sobre todo él, y hasta aquí puedo escribir) cuando coincidimos hace unas semanas en una mesa redonda en Madrid, bajo la mirada escéptica (tenía razones para ello) de Juan Ramón Biedma.
También saqué tiempo (no me costó mucho, la verdad, porque lo estaba deseando) para comer con Julián Ibáñez, que a falta de una presentó dos novelas (Perro vagabundo busca a quien morder y Giley) Enrique Bienzobas y José Diego Pacheco, un sevillano que sabe un rato de género negro y baloncesto (aunque en esto no sé si le supera, y que me disculpe si me equivoco, un granaíno de gran talla, tanto física como moral, Jesús Lens) y que me ayudó, junto a Julián y Jon, a dar buena cuenta de una suculenta ración de “cabrales”.
Como a Raúl Argemí y Cristina Fallarás les veré en septiembre en Bilbao (ya han estado anteriormente, así que es normal que quieran repetir) no hablaré de ellos, además en caso de hablar tendría que hacerlo de modo elogioso, y el envidioso que llevo dentro no lo iba a aguantar.
Zeki, “alma mater” de LA GANSTERERA me sacó alguna que otra fotografía, pero no le compadezcáis por eso, en el fondo al hombre le gusta, y además lo hace muy bien así que, con un poco de suerte, hasta no salgo mal en alguna de ellas. Nunca se sabe.
Me quedé con la pena de no poder saludar a Mariano Sánchez Soler y Paco Camarasa, que no acudieron por motivos personales que tenían que atender, pero espero verlos en próximas ocasiones, no necesariamente en Gijón, aunque también por allí.
Paco Taibo y todo su equipo se desvivieron por nosotros, para hacernos la estancia aún más agradable y placentera de lo que ya es de por sí.
También acudieron tres de mis cuñados, los dos Albertos e Iñaki, que pese a que intentaron con todas sus fuerzas dejarme en vergüenza (para lo que incluso se pasearon por el recinto de la Semana con unas camisetas en las que aparecía la portada de mi último libro) no lo consiguieron, y que han prometido (¿o amenazado?) volver el próximo año.
En fin, lo malo de citar a unos cuantos amigos es que seguramente te olvidas de muchos otros, a los que pido disculpas desde este blog. Y como penitencia, el próximo año volveré a Gijón para pedirlas en persona. ¡Se ve que cualquier excusa es válida cuando se trata de acudir a la Semana Negra!
NOTA: Como veréis no hay fotos, no por vergüenza (bueno, un poco sí) sino porque no llevé máquina, así que se agradecería, a los que tengáis, que previo manejo del fotoshop para hacerme un poco más atractivo de lo que ya de por sí soy, me enviarais alguna si os viene bien.