Título: NO APAGUES LA LUZ
Título original: N'ÉTAINS PAS LA LUMIÈRE
Autor: BERNARD MINIER
Editorial: SALAMANDRA
Trama: Martin Servaz, policía francés
que se encuentra de baja por depresión, ingresado en una "casa de
reposo" para policías, recibe unos correos electrónicos que parecen
ponerle en la pista de un suicidio que quizás tal vez no lo sea y, obsesionado
por el tema, iniciará una investigación extraoficial. Al mismo tiempo una
famosa locutora de radio empieza a ser objeto de un acoso contra su persona del
que desconoce por completo su significado.
Personajes: Martin Servaz, teniente de policía eficaz, honrado y
culto, que tras enfrentarse a un asesino en serie recibe de éste el corazón de
una antigua novia, lo que le sumirá en una profunda depresión, Christine
Steinmeyer, periodista y locutora radiofónica, fría y elegante, cuyo mundo
empieza a derrumbarse al ser objeto de un extraño acoso, su novio Gérald, un
profesor muy seguro de sí mismo, que no acaba de creer por completo que lo que
le cuenta Christine no sea fruto de su imaginación, Cordélia, becaria que
trabaja para Christine, joven y con unos inmensos deseos de triunfar en su
trabajo, sea como sea y caiga quien caiga, Léo Fontaine, exastronauta francés,
reconvertido en relaciones públicas de la industria aeronáutica y mujeriego
pertinaz, viejo amante de Christine que rompió con él cuando decidió casarse
con Gérald, Guillaumot, jefe de Christine en la radio, un hombre al que sólo le
interesa preservar el buen nombre de la emisora, Max, indigente que ha
establecido su "domicilio callejero" cerca del portal del edificio de
Christine, Mila Bolsanski, exastronauta francesa de origen ruso, que estuvo
relacionada en el pasado con Léo Fontaine.
Aspectos a Destacar: Tercera de las novelas
dedicadas por Minier a Martin Servaz, ahondando en el perfil psicológico de su
personaje y construyendo, además, una trama sobre un tema tan de actualidad
como el acoso, describiendo por qué perversos métodos el acosado, es decir, la
víctima, puede llegar a ser considerado, a su vez, como victimario o culpable
de lo que le sucede.
La Frase: Al proseguir su lectura, Servaz
descubrió que existía una primera etapa, denominada de "intrusión",
en la que el manipulador se dedicaba a penetrar en el territorio psíquico del
otro, a confundirlo, a apropiarse de sus ideas y sustituirlas por las propias.
Después venían el control o el aislamiento de la familia, de los conocidos, de
los amigos... "Como en una secta", pensó. Y al mismo tiempo la
denigración, las humillaciones, los actos de intimidación destinados a provocar
una fractura identitaria en el espíritu de la víctima, a hacer tambalearse su
autoestima.