martes, 1 de marzo de 2011

LA MANSIÓN BATE. PSICOSIS III (ROBERT BLOCH)

LA NOVELA: El nuevo motel Bates se ha convertido en una atracción turística, la recreación del lugar de los famosos asesinatos, y los promotores se frotan las manos por las futuras ganancias. Pero hay una nueva figura expuesta, de carne y hueso, algo que nadie espera: aparece el cadáver de una adolescente asesinada a puñaladas.
Entre la avalancha de prensa y publicidad que el suceso lleva a la pequeña ciudad de Fairvale aparece la escritora Amelia Haines, que está investigando sobre los asesinatos originales en la mansión, y para quien este nuevo crimen es una oportunidad de oro para ganar fama y dinero. Pero atrapar al loco no será fácil y puede convertirse en la siguiente huésped permanente del motel…

RESEÑAS: Un final apoteósico para una trilogía de culto dentro del género del terror. (Chicago Tribune)
Robert Bloch es uno de los maestros de todos los tiempos. (Peter Straub)
El trabajo de Bloch sigue siendo revelador, con un lenguaje despojado y enfermo, fiel a la personalidad desquiciada de Norman Bates. (Tomás Vilo, Diario La Tercera)
Bloch tenía el talento de Lovecraft para escribir cuentos de absoluto terror, pero desarrolló habilidades que superaban a su mentor. (Times Leader)
Bloch nos recuerda que el buen chico de la puerta de al lado puede ser mucho más terrorífico que el conde Drácula. (Alejandro Romero, Freek!)

EL AUTOR: Robert Bloch fue un novelista, cuentista y guionista estadounidense. Escribió cientos de relatos y alrededor de veinte novelas, la mayoría dentro del género negro, del terror y de la ciencia ficción. Recibió los premios Hugo, Bram Stoker y el premio Mundial de Fantasía. Fue discípulo de H. P. Lovecraft, con el que colaboró escribiendo gran número de relatos pertenecientes a Los mitos de Cthulhu.
Su obra más universalmente conocida, sin embargo, es Psicosis, llevada al cine en la película del mismo nombre por Alfred Hitchcock en 1960 y considerada un clásico del cine, como el libro lo es de la literatura; pero Robert Bloch también escribió guiones para Star Trek, entre otros, y trabajó para varias series de televisión. Murió en Los Ángeles en 1994.

LO QUE DEVORA EL TIEMPO (ANDREW HARTLEY)

LA NOVELA: En el mismo instante en que Thomas Knight vio aquellos ojos ausentes contra la ventana de su cocina, supo que aquella mujer estaba muerta. Lo que todavía no sabía era que se trataba de la misma mujer que no hacía mucho había afirmado poseer un tesoro literario de incalculable valor perdido tiempo atrás: Trabajos de amor ganados, de William Shakespeare.
A la policía no le interesan las obras antiguas, especialmente aquellas de cuya existencia dudan numerosos expertos. Pero Thomas está convencido de que la obra existe, de que está ahí fuera, en algún lugar… y que esta es de algún modo la clave para explicar la muerte de esa mujer… y quizá también otros extraños secretos.

RESEÑAS: Las escenas de suspense y acción son uno de los puntos fuertes del libro. Hay además una interesante reflexión sobre ‘El código Da Vinci’. Por último, los datos históricos, y todo lo que atañe a Shakespeare y sus obras, es fascinante. (Book Sense)
“Escribe sobre lo que conoces”, dicta el axioma. Hartley sabe de Shakespeare, y sabe de historia. Además de una trama de misterio, en el libro hay historia, arte y geografía, y todo casa a la perfección. ¡Hartley también sabe de suspense! (Goodreads)
Incluso el lector más sagaz se ve desbordado por la imaginación de Hartley y su maestría al dosificar la información para conseguir el efecto sorpresa. (Punto de Libro)
Sí, la novela se abre con un asesinato, pero no se dejen engañar, no es el típico thriller. Tras los robos y las muertes hay un fuerte trasfondo histórico y literario que cautiva al lector en la misma medida que la intriga. (Times Leader)

EL AUTOR: Andrew Hartley creció en el noroeste de Inglaterra, donde comenzó su fascinación por la historia antigua, la mitología y la arqueología. Se licenció en Egiptología, y tras viajar durante años por toda Europa y trabajar en una excavación de la Edad de Bronce cerca de Jerusalén, se trasladó primero a Japón y a continuación a Estados Unidos, donde realizó un máster y un doctorado en Literatura Inglesa en la Universidad de Boston. Además de escribir novelas, como La máscara de Atreo (publicado por Plaza & Janés) y El quinto día (en La Factoría de Ideas), también es guionista, dramaturgo y director, así como profesor en el Departamento de Teatro y Danza de la Universidad de Carolina del Norte.

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 265.-LA COSA (AMADO GÓMEZ UGARTE)

Título: LA COSA
Autor: AMADO GÓMEZ UGARTE
Editorial: EL PAISAJE
Trama: Juan Páramo es vigilante jurado en una fábrica de condones en Llodio, la segunda ciudad en importancia de Álava. Una noche oye cómo unos ladrones entrar en la fábrica y se esconde para evitar enfrentarse a ellos. Pero pocos días después unos gángsteres empezarán a perseguirle para exigirle que les entregue algo que él ni siquiera sabe qué es, “la cosa”.
Personajes: Juan Páramo, treintañero sin ocio ni beneficio, que trabaja provisionalmente de guarda jurado, aficionado a las novelas policíacas y a las mujeres (prácticamente todas) que no le hacen caso, el Dátil, enclenque hijo de la propietaria de un burdel, que se las da de “capo mafioso”, Billy y Kid, sus matones clónicos, similares a sendos armarios y con la misma inteligencia, Marylin, de auténtico nombre Pura, amante del Dátil, Rosiña, gorda hija del dueño de la taberna a la que es asiduo Juan, enamorada de él.
Aspectos a Destacar: Más que ante una novela negra estamos ante una parodia, pero la brillantez misma de dicha parodia denota tanto un gran conocimiento del género y amor por el mismo como un perfecto uso de sus recursos técnicos. Como dice el autor al principio de la novela, “si Philip Marlowe hubiera besado a Vivian Sternwood, esta novela no habría sido escrita”.
La Frase: Sus agudos alaridos lastimeros conmovieron mi espíritu. Se retorcía como una rata atrapada en el cepo. Rememoré aquellos días de la infancia en que mi madre se quejaba de que las ratas no caían en los cepos. Y era yo el que las liberaba de su agonía, las dejaba marchar, vivir.