Título: LA PRISIÓN DE
LOS ESPEJOS
Autor: RAFAEL MARTÍN MASOT
Editorial: BAILE DEL SOL
Trama: Un psicólogo se entera, a través de la terapia que practica con uno de
sus pacientes, de la existencia de una organización criminal que posee un poder
sobre prácticamente todas las personas del mundo civilizado, lo que la hace
invulnerable. En parte por deseos de venganza, o quizás para lucrarse él
también, decide extorsionar a la organización, pese a saber que se enfrenta él
solo a gente muy poderosa.
Personajes: Marc Viadiu, psicólogo
de cierto nivel, pero que no ha conseguido prosperar en la profesión, frío y
con un perfecto autocontrol, Joan Vinyals, empresario catán, colérico y
vulnerable, Carmen Palazuelos, prostituta llena de sentido común y conocimiento
de los hombres que acoge a Viadiu cuando éste empieza a ser perseguido,
rompiendo así una de las normas más estrictas de su profesión, Laia Jofresa,
hermana del paciente que confesó a Viadiu la existencia de la organización, de
personalidad contradictoria, que desea vengar a su hermano, al parecer asesinado
por sus antiguos patrones, Teresa Muntal, cincuentona profesora de Universidad,
que da refugio a Viadiu mientras continúa huyendo, aunque intuye que hay una
parte oscura en su personalidad, Mercè Tusquets, viuda de uno de los creadores
de la organización, a la que dirige con mano férrea, Jaume Albiol, un campesino
de magnética personalidad, con una astucia e inteligencia naturales, que decide
ayudar a Marc y Teresa al encontrarse con éstos dentro de sus tierras.
Aspectos a Destacar: La juventud del autor, que escribió esta novela con apenas veinte años,
pero con la firmeza y seguridad de un escritor veterano / Aunque la trama está
basada en una “conspiración a gran escala”, el sustento de la misma hace que
sea creíble y verosímil, terriblemente verosímil.
La Frase: Se había cansado de ser un pelele del destino, estaba enfurecido,
decidido a enfrentarse a él, a morderle con rabia hasta conseguir dominarlo, someterlo
a sus deseos, forzarlo a que le entregara lo que le negó cuando las
indecisiones o los temores le hicieron mirar a otra parte. Sabía que en la
singular batalla que iba a librar a partir de ahora no tenía nada que perder,
estaba tan vacío por dentro que el deseo de venganza le había llenado hasta el
último rincón de sus entrañas, venía tan muerto de muchos años atrás que
llevaba la muerte escrita en los ojos, y se le podía leer fácilmente.