martes, 3 de febrero de 2015

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 501.-3 NUDOS / 3 KORAPILO (FERNANDO GARCÍA)

Título: 3 NUDOS/3 KORAPILO
Autor: FERNANDO GARCÍA
Editorial: CÍRCULO ROJO
Trama: "3 nudos/·3 korapilo" es la leyenda que puede leerse en una señal que marca la velocidad máxima a la que pueden ir las embarcaciones junto a la zona del Puntal, en Hondarribia (Gipuzkoa) Y bajo esa señal aparece el cadáver, múltiplemente apuñalado, de un hombre que resulta ser un ertzaina, un miembro de la Policía Autónoma Vasca. La investigación que se abrirá, hará que se abra también una caja de Pandora en la que, como si fueran otros tres nudos, estarán implicados (aunque no sólo ellos) tres ertzainas muy cercanos.
Personajes: Carlos, brillante jefe de la Ertzaintza, distante y arrogante, siempre desconfiando de la capacidad de los demás, Elixabette Sorondo, aunque ella prefiere que la llamen Eli o, aún mejor, Sorondo, delgada, enjuta, miope y fumadora, quizás la única policía que se entiende con Carlos, pese a tener una personalidad muy diferente, Aitor, policía de Asuntos Internos, extrovertido, dicharachero, sonriente y atractivo, Juan Pedro, amigo de la infancia de Aitor y también ertzaina, grandote y algo gris, gracias a lo que suele pasar despercibido, pero inteligente, Nathalie, mujer de Juan Pedro, de origen francés, dedicada a su familia exclusivamente, Irene, ertzaina amiga de Aitor y Juan Pedro, con los que coincidió en un cursillo, apasionada e insegura, Andoni, marido de Irene, pequeño empresario de éxito en el sector de paquetería, Marcu, amigo de Andoni de origen rumano, cuyos negocios más lucrativos se hacen infringiendo la ley.
Aspectos a Destacar: El ambiente en el que se desarrolla la historia, básicamente la costa de Gipuzkoa, junto a las capitales del País Vasco, un ambiente oscuro invernal, húmedo, lluvioso, gélido a veces, que de alguna manera nos transmite también lo oscuro, sórdido y desapacible de una historia contada a un ritmo que no decae en ningún momento.

La Frase: Nunca había sido muy celoso o, mejor dicho, nunca había creído serlo, pero desde que vio el mensaje en el teléfono de ella comenzó a hilar sus ausencias y su indiferencia hacia él con aquel SMS y con las llamadas de su teléfono. Quizás, precisamente porque no se lo quería creer, estaba allí aquel día. Se sentía mal, como un ladrón a punto de entrar en casa ajena.