miércoles, 27 de mayo de 2009

OPERACIÓN NOSTALGIA: LEER A JAMES HADLEY CHASE CON RESACA

James Hadley Chase fue un escritor británico que, sin embargo, solía situar sus obras en escenarios norteamericanos, quizás fascinado por esa nueva reinterpretación del género policial que, en la época en que empezó a escribir, estaban realizando los autores adscritos a la línea creada por “Black Mask” y las publicaciones denominadas “pulps” o tal vez, de un modo más prosaico, porque era lo que el mercado exigía.
Chase, cuyo verdadero nombre era René Raymond, fue un escritor muy prolífico, tanto que tuvo que usar varios seudónimos como James L. Docherty, Ambrose Grand o Raymond Marshall. De algún modo eso le lastró convirtiéndole en un escritor irregular, pero aún así nos dio un puñado de obras que pueden decirse que son grandes novelas dentro del género, como quizás la más conocida, El secuestro de Miss Blandish, que Robert Aldrich llevó a las pantallas cinematográficas el año 1971, o Eva, que también se convirtió en película de la mano de Joseph Losey. Su disección de la intervención norteamericana en Vietnam, Un loto para Miss Quon, sin llegar quizás a la brillantez que alcanzó Graham Greene con El americano impasible, es una de las miradas más lúcidas que se han escrito sobre aquella época y país no desde un punto de vista bélico sino de lo que significó la guerra para la propia sociedad vietnamita y para los occidentales implicados en ella.
Pero si hay una obra de Hadley Chase a la que tengo especial cariño, ésa es Una radiante mañana estival. La leí dentro de la Serie Negra de Bruguera, a principios de los 80, cuando yo tenía 20 y pocos años. Y la leí en unas condiciones especiales. Por decirlo claramente, la leí bajo los efectos de una espantosa resaca.
No recuerdo bien, pero sería un sábado o domingo. La noche anterior había salido con los amigos a tomar copas, una cerveza por aquí, un gin tónic por allá, una chica que te guiña un ojo pero al final resulta que no está entrando en tu juego sino que simplemente tiene un molesto tic, en fin, lo habitual cuando se tiene esa edad y uno se considera casi inmortal y cree que el mundo es suyo. Supongo que disfruté de lo lindo, no puedo asegurarlo al cien por cien ya que mis recuerdos eran más bien difusos, pero el caso es que a la mañana siguiente amanecí con una hermosa resaca. Un tambor golpeaba mi cabeza rítmicamente y no tenía ganas de nada, así que opté por quedarme en casa, haciendo tiempo hasta que de un modo natural la resaca huyera en busca de un inquilino mejor dispuesto que yo a aguantarla.
Fue entonces, cuando no sabía qué hacer para abstraerme del "bum-bum-bum" que resonaba inclemente en el interior de mi cabeza, cuando recordé que la tarde anterior, antes de dedicarme a beber hasta el agua de los jarrones, acababa de comprar Una radiante mañana estival, y sin nada mejor que hacer me puse a leerla.
No puedo decir que la resaca desapareciera, pero sí que no solté la novela hasta acabarla y que la lectura, normalmente poco aconsejable en esas circunstancias, mitigó de alguna manera mi malestar, tanto que por la tarde (ya he dicho que estaba en la veintena, y las cosas se soportan mejor con esa edad) ya estaba preparado para salir nuevamente a la calle.
Nunca he sabido si Una radiante mañana estival me cautivó debido a las circunstancias o porque efectivamente era una buena novela. Por si acaso no he vuelto a leerla, pero quién sabe, quizás algún día, con la cabeza despejada, volveré a echar un vistazo a esa historia de un gángster arruinado por un abogado que intenta salir del apuro con un secuestro. Espero que vuelva a gustarme y si no, no importa, me tomaré un par de whiskys y reiniciaré la lectura. Seguro que veré el libro, y la vida, de otra manera.









DEMONIO DE LIBRO (CLIVE BARKER)


LA NOVELA: Esta escalofriante novela, en la que un demonio medieval se dirige directamente al lector, con tono mortífero unas veces y seductor otras, es una autobiografía nunca antes publicada que fue escrita en el año 1438. El demonio se ha introducido en las mismísimas palabras de esta historia de terror y ha convertido el libro en un objeto peligroso y lleno de amenazas con la intención de liberarse y ejercer su poder.
El relato del señor B., un brillante y realmente perturbador tour de force de lo sobrenatural, conduce al lector a un íntimo y revelador viaje para descubrir la espeluznante verdad sobre la batalla entre el Bien y el Mal.
«El trabajo de Barker hace que parezca que los demás llevamos dormidos los últimos diez años» (Stephen King)
«Barker es a la literatura de terror lo que Borges es a la fantástica: un excepcional subversor de las convenciones del género» (La Guía del Ocio)
«Con ‘Demonio de libro’, Barker, siempre impredecible, supera las expectativas una vez más, y nos brinda una de las novelas más memorables y provocativas de su carrera» (The Washington Post)

EL AUTOR: Clive Barker nació cerca de Liverpool en 1952. Tras estudiar Literatura inglesa y Filosofía, fundó una compañía de teatro independiente en Londres. Director de películas de culto como Hellraiser, basada en una de sus novelas —publicada por La Factoría de Ideas, al igual que Imajica y los cuatro tomos de los Libros de sangre—, el autor simultanea la creación literaria con la participación en proyectos cinematográficos, como la dirección de Razas de Noche y Candyman, y con la pintura, otra de sus grandes aficiones.
Barker se ha convertido en uno de los autores de terror y fantasía más aclamados en todo el mundo. Sus obras, dotadas de una fuerte combinación de crudo terror, erotismo y evocaciones oníricas, han sido traducidas a más de veinte idiomas.