Título: UN ASUNTO DEMASIADO FAMILIAR
Autora: ROSA RIBAS
Editorial: TUSQUETS
Trama: La familia Hernández es un clan
de detectives con una regla: A la familia no se la investiga. Y otra regla añadida
desde que desapareció una de las hijas del padre y fundador de la agencia: No
se ocupan de desapariciones. Pero cuando el propio jefe del clan incumple esa
última norma y empieza a investigar la desaparición del hijo de un importante
constructor, todo su mundo amenazará con ponerse patas arriba.
Personajes: Mateo Hernández, fundador de la agencia que procura tener
siempre bajo control, hombre de extracción humilde y chabolista que consiguió
salir adelante gracias a su esfuerzo y al de sus padres, Amalia, hija de Mateo,
fría y analítica, que vuelve a la agencia tras fracasar al montar otra con su
exmarido, Marc, hijo de Mateo, acomplejado siempre ante sus dos hermanas,
Amalia y Nora, la desaparecida, que ejercía una gran influencia sobre ambos, Lola,
mujer de Mateo y madre de Nora, Amalia y Marc, descendiente de una familia de
indianos enriquecida y posteriormente arruinada, que padece serios
desequilibrios mentales a pesar de lo cual, como dice Mateo, “aunque no siempre
tiene razón nunca se equivoca”, Ayala, colaborador de la agencia, el único que
no es miembro de la familia, especializado en trabajos sucios, Carlos Guzmán, importante
constructor que jamás se ha detenido ante nada, viejo conocido de Mateo, El
Empe, viejo delincuente amigo de juventud de Mateo, lo que le convierte en
conocedor de unos secretos sobre el detective que éste preferiría seguir
ignorando.
Aspectos a Destacar: Rosa Ribas ubica su novela
en un barrio periférico alejado de los grandes núcleos urbanos propios de la
novela negra más tradicional y utiliza como personajes a un grupo de detectives
que, en realidad, constituyen una empresa familiar, con los que crea un
microcosmos en el que junto a las investigaciones propias de su profesión nos
introduce también en las vivencias, sentimientos y temores de quienes más que
personajes, se nos asemejan a personas auténticas que nos van narrando trozos
de su propia existencia.
La Frase: No podía entender que la gente
de su edad sintiera añoranza de una juventud en la Barcelona de los ochenta.
Los ochenta fueron una mierda; el pasado canalla del que tan orgullosos
parecían sentirse algunos, una engañifa. Eso sólo lo podían añorar los niños de
la burguesía, los que proclamaban que les gustaba la mugre porque llegaban
limpios a los barrios del extrarradio y contaban como batallitas que los habían
atracado una noche. Él, que había estado al otro lado de la navaja, la
batallita prefería olvidarla.