martes, 25 de agosto de 2020

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 771.-EL CUARTO MONO (J. D. BARKER)

Título: EL CUARTO MONO

Título original: THE FOURTH MONKEY

Autor: J. D. BARKER
Editorial: PLANETA-BOOKET
Trama: Un hombre muere atropellado por un autobús en Chicago. La cuestión de si ha sido un suicidio o un accidente se desvanece cuando la policía descubre que llevaba una caja con una oreja recién arrancada dentro, lo que les hace sospechar que se trate de un asesino en serie conocido como “El Cuarto Mono”. Debido a ello arancará una carrera contra reloj para descubrir el paradero de su nueva víctima antes de que acabe muriéndose.
Personajes: Sam Porter, policía que lleva años encargándose del caso y que vuelve al trabajo precisamente para seguir haciéndose cargo del mismo, ya que se encontraba de baja, Nash, compañero del anterior, de físico grande y con bastante sentido del humor, Watson, miembro del Laboratorio de Criminalística, cedido al departamento de policía para que les ayude en el caso, joven, inteligente y con ganas de aprender, Claire Norton, joven aunque experimentada y emprendedora policía, compañera de Porter y Nash, Arthur Talbot, padre de la joven secuestrada, poderoso hombre de negocios relacionado con las altas esferas de la ciudad, Emory, la joven secuestrada, una luchadora que no se resigna pese a su situación, Kloz, policía especializado en rastreos informáticos, que no desdeña rebasar, si la situación lo requiere, lo permitido por la ley.
Aspectos a Destacar: La línea en la que se mueve la novela, que sin ser totalmente novedosa sí suele ser inusual en las dedicadas a los asesinos en serie, ya que se parte no de la búsqueda del asesino sino de su posible víctima / La presentación, en una “subtrama”, del punto de vista del asesino, lo que la convierte en una novela dentro de la novela sin perder por ello su coherencia interna.
La Frase: Surgieron más lágrimas. Años después reflexionaría sobre esto. Era como si a las mujeres no se les acabaran nunca. Con qué facilidad y con qué fuerza se les saltaban ante un estímulo emocional. A los hombres, sin embargo, no. Los hombres rara vez lloraban, y no por emotividad, en cualquier caso. A ellos, era el dolor lo que les hacía llorar como magdalenas, el dolor les abría la espita. Las mujeres eran perfectamente capaces de arreglárselas con el dolor, pero no con las emociones.