Título: LA SOGA
Título
original: THE SHORT DROP
Autor: MATTHEW FITZSIMMONS
Editorial: ALIANZA EDITORIAL
Trama: Hace diez años la hija adolescente de un importante
político desapareció sin dejar ningún rastro. Pero cuando ese importante
político está a punto de ser elegido Presidente de los Estados Unidos, unos
nuevos indicios acerca de su desaparición obligan al exjefe de seguridad del
político a mover ficha e iniciar una nueva investigación, para lo que
contactará con un joven hacker caído en desgracia que en el pasado fue muy
amigo de la familia del candidato presidencial e íntimo de la joven
desaparecida.
Personajes: Gibson
Vaughn, antiguo especialista informático de los marines y famoso hacker que
pasó una temporada en prisión por introducirse en las bases de datos de Benjamin
Lombard, poderoso político norteamericano favorito para ganar las elecciones
presidenciales, con el que colaboraba el padre de Vaughn, George Abe, exjefe de
seguridad de Lombard y amigo de Gibson y su padre, hombre con un alto sentido
del honor, Dan Hendricks, expolicía al servicio de Abe, que da la impresión de
estar siempre malhumorado, lo que no disminuye su competencia y eficacia, Jenn
Charles, antigua agente de la CIA, extremadamente desconfiada, actualmente al
servicio de George Abe, Calista Dauplaise, matriarca de una vieja familia de
Washington, madrina de la chica desaparecida y obsesionada porque su familia
recobre el esplendor que tuvo antaño.
Aspectos
a Destacar: Una primera novela con una
trama muy bien llevada al servicio de una idea, la descripción de los peores
entresijos políticos que puede haber en la lucha por el poder, no sólo en los
Estados Unidos (que es donde transcurre la novela) sino en prácticamente todos
los países en los que el poder económico tiene más influencia que el propio
poder político.
La
Frase: Cuando los periodistas le
preguntaban por qué quería ser presidente, él repetía los mismos clichés
elegantes que sus antecesores; tópicos acerca del afán de servir, del país, de
tener una visión de futuro de la nación. Eran bobadas, naturalmente, y dudaba
que sus predecesores se las creyeran más que él. Y ¿cuál era la verdad? ¿En qué
otra época de la historia de la humanidad había podido alguien ascender, sin
derramamiento de sangre, hasta convertirse en el hombre más poderoso del mundo?
Era la oportunidad de ser un dios civilizado, y él no se fiaba de nadie que
aspirase a menos.