LA NOVELA: Sorogibel es una casa solariega en la Navarra de la primera mitad del siglo XX, en Pirineos, muy cerca de la frontera. Allí viven Mieltxo y Cataline con sus hijos, y allí les sorprenderá el advenimiento de la República y la posterior guerra civil, enviando a unos al exilio, a otros a tierras vizcaínas y a otros a sobrevivir en Pamplona en los duros años del hambre y la represión.
EL AUTOR (según se describe en su propia página web: http://www.mikelalvira.com):
Nazco en Pamplona en 1969. Dicen que soy infatigable aunque quien me conoce a fondo sabe que no es verdad. Creo que soy atento y que no paso por la vida indiferente a cuanto me rodea. Soy observador de mi entorno.
He orientado mi carrera profesional en una doble vertiente: la pedagógica y laliteraria, procurando que mi obra se empape de fina ironía y sentido del humor, así como de mi permanente reflexión sobre el ser humano.
Me inicio en las letras muy joven, ganando varios concursos como el autonómico de Coca-Cola, Café Teatro, ONCE y Espasa Calpe.
Escribo en el periódico Bilbao (1992-2002), así como en las revistas Ágora (Colegio de Licenciados de Euskadi), en RAS (U. de Deusto), en Libertarios y en Atalaya. Además, coordino el Aula de Cultura de El Correo entre 1992 y 1994, encargado de la edición de los anuarios, y redacto en el departamento de Historia Contemporánea de Deusto parte de la obra Breve Historia de España.
Pronto empiezo a participar con varios artículos en el Semanal de Deia y en El Correo. Desde 1999 colaboro con el Ayuntamiento de Barakaldo en asuntos históricos, editando los dos volúmenes colectivos Materiales de Trabajo para la Historia de Barakaldo, así como los Materiales Didácticos del Aula de Interpretación de El Regato y numerosas aportaciones paralelas como el libro Barakaldo, pasado y presente
Participo habitualmente en medios de comunicación, como Uribe Kosta Irratia y Canal Euskadi, así como en suplementos semanales de varios diarios. Además, presto mis versos y mi voz en cuantos recitales poéticos soy invitado.
Después de mi novela Galería de Pasiones, que saqué con edición propia en 1999, me colé en el mercado editorial con Un Diablillo en Timanfaya (Júncar, 2000), así como con el relato Historia de Amor en 25 extractos, aparecido en la obra 60 relatos, 60 autores (Ediciones Beta, 2002). Después vino presentar mi novela El Pirata Santiago Mediasuela llega a Xátiva (Ediciones Beta, 2003) en Bilbao, Pamplona, Murcia, Madrid y, principalmente, en Valencia, tierra por la que siento un especial cariño y en la que mis novelas han sido lectura recomendada en estudios de Secundaria.
Tras Crónica Breve; hierro, linaje y brujería (Ediciones Beta, 2003), llegó Fraile a la Carta (Ediciones Beta, 2004), novela en la que son protagonistas mi origen navarro y mi pasión por Pirineos; no en vano desciendo de linaje roncalés. En 2004 presenté en la Feria de Durango mi novela Mediasuela, el retorno del pirata, secuela de las anteriores aventuras de este personaje, y después me lancé a la publicación de poesía con el poemario Eterna Mujer Eterna, todavía convocada en recitales y encuentro poéticos.En el verano de 2006 llegó el libro Patrisita.
Mi novela El Noveno Libro me colocó en el escaparate público como escritor vasco, seguido de ¿A dónde te llevan los tranvías?. Entretanto, he publicado Iconos, donde no existe el tiempo, un ensayo sobre la pintura iconográfica rusa, y he escrito el guión cinematográfico Caracoles y varios guiones para publicidad y documental, de entro los que destacan Barakaldo Inmemorial, Basauri 500 y I can´t hel falling in love with you.
He obtenido premios y menciones en varios concursos, de entre los que destacan el Certamen Poético Internacional Villa de Segorbe (2001), el Concurso de Cartas de Amor de Barakaldo (2001) y el Premio de Relato No Sexista de Santurtzi con la novela La Batea (Ayto. Santurtzi, 2003), así como finalista en el Concurso Literario Restaurant Fogón Saint Julien de París 2006, con el relato Eterno Ajoarriero Hereje, publicado por la editorial Zendrera en el libro Cuadernos del Fogón, y finalista en el Nuevo Ser de Buenos Aires.
Mientras promociono El Silencio de las Hayas, preparo el aterrizaje en Portugal con mi poemario lisboeta y ultimo nuevos proyectos para la televisión.
Artículo publicado en el periódico Diario de Navarra el 17 de diciembre de 2009. Redactor: Ion Stegmeier
Mikel Alvira (Pamplona, 1969) confesó el martes, cuando presentó su última novela, que se sentía como Alejandro Sanz, por lo del corazón partío.
-¡Tú eres más guapo!, le gritaron desde el público, en la librería Elkar de Pamplona.
-Gracias, tía.
Alvira presentó El silencio de las hayas rodeado de familiares. A ellos les explicó que se siente vizcaíno y navarro, que la carretera Pamplona-Bilbao es la que le ha hecho. Es más, el martes presentó el libro por la mañana en Bilbao y por la tarde en Pamplona. Alejandro Sanz buscaba tiritas para el corazón partío, yo también he encontrado las mías, que son lo que escribo, dijo Alvira, profesor en la Universidad de Deusto.
La última tirita la encontró en un cumpleaños. En medio de esa partición, en Vitoria, estaba celebrando su aniversario y su madre le empezó a contar historias de contrabando. Esa misma noche comenzó a escribirlo. Durante tres años, en medio publicó otro libro, escribió esta novela, que le salido muy pirenaica.
El silencio de las hayas también es una novela de los dos sitios. La historia transcurre en la Navarra de inicios del siglo XX, los personajes son navarros y tiene mucho sabor a Navarra. pero luego saltan a Vizcaya, explicó. No es autobiográfico, ni de memorias, pero los personajes tienen cachitos de mí.
Sorogibel es una casa solariega, muy cerca de la frontera. Allí viven Mieltxo y Cataline con sus hijos, y allí les sorprenderá el advenimiento de la República y la guerra. Parte de los personajes van al exilio, a otros a tierras vizcaínas y a otros a sobrevivir en Pamplona. Las hayas de Sorogibel serán testigos mudos de todo ello. Las hayas están hasta una altura, luego están los pinos. Pero son las hayas las que cobijan los encuentros, buenos o malos, de la gente, los pueblos pirenaicos están a la altura de las hayas, no de los pinos, explicó.
El libro, uno de los más vendidos en la reciente Feria de Durango, comienza siendo muy montañero pero se va haciendo urbano. Alvira contó que ha metido frases en euskera roncalés y, mirando a un tío carnal, que incluye canciones populares de la calle San Antón de los años 50.
EL AUTOR (según se describe en su propia página web: http://www.mikelalvira.com):
Nazco en Pamplona en 1969. Dicen que soy infatigable aunque quien me conoce a fondo sabe que no es verdad. Creo que soy atento y que no paso por la vida indiferente a cuanto me rodea. Soy observador de mi entorno.
He orientado mi carrera profesional en una doble vertiente: la pedagógica y laliteraria, procurando que mi obra se empape de fina ironía y sentido del humor, así como de mi permanente reflexión sobre el ser humano.
Me inicio en las letras muy joven, ganando varios concursos como el autonómico de Coca-Cola, Café Teatro, ONCE y Espasa Calpe.
Escribo en el periódico Bilbao (1992-2002), así como en las revistas Ágora (Colegio de Licenciados de Euskadi), en RAS (U. de Deusto), en Libertarios y en Atalaya. Además, coordino el Aula de Cultura de El Correo entre 1992 y 1994, encargado de la edición de los anuarios, y redacto en el departamento de Historia Contemporánea de Deusto parte de la obra Breve Historia de España.
Pronto empiezo a participar con varios artículos en el Semanal de Deia y en El Correo. Desde 1999 colaboro con el Ayuntamiento de Barakaldo en asuntos históricos, editando los dos volúmenes colectivos Materiales de Trabajo para la Historia de Barakaldo, así como los Materiales Didácticos del Aula de Interpretación de El Regato y numerosas aportaciones paralelas como el libro Barakaldo, pasado y presente
Participo habitualmente en medios de comunicación, como Uribe Kosta Irratia y Canal Euskadi, así como en suplementos semanales de varios diarios. Además, presto mis versos y mi voz en cuantos recitales poéticos soy invitado.
Después de mi novela Galería de Pasiones, que saqué con edición propia en 1999, me colé en el mercado editorial con Un Diablillo en Timanfaya (Júncar, 2000), así como con el relato Historia de Amor en 25 extractos, aparecido en la obra 60 relatos, 60 autores (Ediciones Beta, 2002). Después vino presentar mi novela El Pirata Santiago Mediasuela llega a Xátiva (Ediciones Beta, 2003) en Bilbao, Pamplona, Murcia, Madrid y, principalmente, en Valencia, tierra por la que siento un especial cariño y en la que mis novelas han sido lectura recomendada en estudios de Secundaria.
Tras Crónica Breve; hierro, linaje y brujería (Ediciones Beta, 2003), llegó Fraile a la Carta (Ediciones Beta, 2004), novela en la que son protagonistas mi origen navarro y mi pasión por Pirineos; no en vano desciendo de linaje roncalés. En 2004 presenté en la Feria de Durango mi novela Mediasuela, el retorno del pirata, secuela de las anteriores aventuras de este personaje, y después me lancé a la publicación de poesía con el poemario Eterna Mujer Eterna, todavía convocada en recitales y encuentro poéticos.En el verano de 2006 llegó el libro Patrisita.
Mi novela El Noveno Libro me colocó en el escaparate público como escritor vasco, seguido de ¿A dónde te llevan los tranvías?. Entretanto, he publicado Iconos, donde no existe el tiempo, un ensayo sobre la pintura iconográfica rusa, y he escrito el guión cinematográfico Caracoles y varios guiones para publicidad y documental, de entro los que destacan Barakaldo Inmemorial, Basauri 500 y I can´t hel falling in love with you.
He obtenido premios y menciones en varios concursos, de entre los que destacan el Certamen Poético Internacional Villa de Segorbe (2001), el Concurso de Cartas de Amor de Barakaldo (2001) y el Premio de Relato No Sexista de Santurtzi con la novela La Batea (Ayto. Santurtzi, 2003), así como finalista en el Concurso Literario Restaurant Fogón Saint Julien de París 2006, con el relato Eterno Ajoarriero Hereje, publicado por la editorial Zendrera en el libro Cuadernos del Fogón, y finalista en el Nuevo Ser de Buenos Aires.
Mientras promociono El Silencio de las Hayas, preparo el aterrizaje en Portugal con mi poemario lisboeta y ultimo nuevos proyectos para la televisión.
Artículo publicado en el periódico Diario de Navarra el 17 de diciembre de 2009. Redactor: Ion Stegmeier
Mikel Alvira (Pamplona, 1969) confesó el martes, cuando presentó su última novela, que se sentía como Alejandro Sanz, por lo del corazón partío.
-¡Tú eres más guapo!, le gritaron desde el público, en la librería Elkar de Pamplona.
-Gracias, tía.
Alvira presentó El silencio de las hayas rodeado de familiares. A ellos les explicó que se siente vizcaíno y navarro, que la carretera Pamplona-Bilbao es la que le ha hecho. Es más, el martes presentó el libro por la mañana en Bilbao y por la tarde en Pamplona. Alejandro Sanz buscaba tiritas para el corazón partío, yo también he encontrado las mías, que son lo que escribo, dijo Alvira, profesor en la Universidad de Deusto.
La última tirita la encontró en un cumpleaños. En medio de esa partición, en Vitoria, estaba celebrando su aniversario y su madre le empezó a contar historias de contrabando. Esa misma noche comenzó a escribirlo. Durante tres años, en medio publicó otro libro, escribió esta novela, que le salido muy pirenaica.
El silencio de las hayas también es una novela de los dos sitios. La historia transcurre en la Navarra de inicios del siglo XX, los personajes son navarros y tiene mucho sabor a Navarra. pero luego saltan a Vizcaya, explicó. No es autobiográfico, ni de memorias, pero los personajes tienen cachitos de mí.
Sorogibel es una casa solariega, muy cerca de la frontera. Allí viven Mieltxo y Cataline con sus hijos, y allí les sorprenderá el advenimiento de la República y la guerra. Parte de los personajes van al exilio, a otros a tierras vizcaínas y a otros a sobrevivir en Pamplona. Las hayas de Sorogibel serán testigos mudos de todo ello. Las hayas están hasta una altura, luego están los pinos. Pero son las hayas las que cobijan los encuentros, buenos o malos, de la gente, los pueblos pirenaicos están a la altura de las hayas, no de los pinos, explicó.
El libro, uno de los más vendidos en la reciente Feria de Durango, comienza siendo muy montañero pero se va haciendo urbano. Alvira contó que ha metido frases en euskera roncalés y, mirando a un tío carnal, que incluye canciones populares de la calle San Antón de los años 50.