Título: DEL OTRO LADO
Título
original: THE CROSSING
Autor: MICHAEL CONNELLY
Editorial: ALIANZA EDITORIAL
Trama: Mickey Haller, hermano y abogado de Harry Bosch,
le pide que le ayude a demostrar la inocencia de un cliente suyo, acusado de
asesinato. Aunque Bosch es reticente, ya que eso supone ponerse “del otro lado”
en la siempre tensa relación entre policías y abogados defensores, acede a
echar un vistazo al expediente y sospechando que quizás, efectivamente, el
acusado sea inocente y haya un asesino suelto, decide trabajar para la defensa,
a sabiendas de que eso le puede enemistar con la mayoría de sus antiguos
compañeros.
Personajes: Harry
Bosch, antiguo policía de homicidios del Los Ángeles, ahora retirado y que
trabaja provisionalmente como detective, obsesionado por descubrir la verdad de
los casos en los que trabaja, Mickey Haller, hermanastro de Bosch, conocido
como “el abogado del Lincoln” por tener el despacho en su vehículo, implacable
a la hora de defender a sus clientes sin preocuparle tanto como a Bosch
descubrir cuál es la verdad, Ellis y Long, agentes de policía destinados a Anti
Vicio, aunque por sus acciones parecen ser más “pro vicio”, siendo el primero
el cerebro pensante de los dos, Lucía Soto, antigua compañera de Bosch, a quien
este último ayudó cuando estaba empezando, por lo que se siente en deuda con
él, Maddie, hija de Bosch a la que no conoció hasta que tuvo cinco años y que
vive con él desde que murió su madre, por lo que están aún en proceso de
conocerse.
Aspectos
a Destacar: La habilidad del autor para
mostrarnos tanto los procedimientos policiales como los judiciales propios del
sistema legal de los Estados Unidos sin que en ningún momento la historia se
haga árida, sino todo lo contrario, empujándonos a querer leer más de una
novela que en ningún momento da tregua al lector.
La
Frase: Todos los abogados defensores
en todos los tribunales dicen lo mismo cada día de la semana. Todos los
clientes son inocentes. Todos los clientes son víctimas de trampas y montajes.
Lo he oido durante treinta años cada vez que me he sentado en la sala de un
tribunal, pero, mira, nunca me lo he pensado dos veces con ninguno de los que
he metido en la cárcel. Y en un momento u otro todos dijeron que no lo habían
hecho.