A la edad de treinta años, Alazne se ve obligada a abandonar su Algorta
natal y, junto a su madre, huir de Bizkaia ante la inminente caída de Bilbao en
junio de 1937, en plena Guerra Civil. Tras salvarse en Santander de los
bombardeos alemanes e italianos y llegar a Hendaia en barco, logran alcanzar
París, donde muere su madre, enferma de tuberculosis.
En enero de 1941, en Marsella, embarca en el Alsina, un barco que debe
llevarle en unos pocos días a América, a salvo de la Segunda Guerra Mundial y
del franquismo.
Junto a ella huyen también políticos y militantes republicanos y
nacionalistas vascos, junto con algunas personas judías que escapaban de la
invasión nazi. En el pasaje figuran personajes de gran relevancia histórica,
como Niceto Alcalá-Zamora o Telesforo de Monzón. Pero el viaje se complica cada
vez más: tras dos meses en el puerto de Dakar (Senegal), son internados en un
campo de concentración en el interior de Marruecos, y, finalmente, un nuevo
barco salvador, el Quanza, les llevará a Hamilton (Bermudas), a donde llegan en
noviembre de 1941, diez meses después de haber partido de Marsella.
La autora construye la novela a partir de un hecho histórico, el viaje
del Alsina y del Quanza, barcos en los que viajaron sus propios padres, o
través de catorce misivas que Alazne envía a su prima, que decidió quedarse en
Algorta y terminó por casarse con un falangista. La primera de las cartas está
datada el 12 de enero de 1941 en el puerto de Marsella, y la última, el 27 de
marzo de 1942. Han sido escritas en Marsella, Dakar, Casablanca, Sidy El
Ayashi, Hamilton, Veracruz, La Habana y el océano Atlántico. En ellas Alazne
relata sus vivencias desde su huida de Algorta hasta su llegada a La Habana a
finales de 1941.