Autor: FRANCISCO RUEDA MEDINILLA
Editorial: NEVERLAND EDICIONES
Trama: La muerte, en un caso evidente
de asesinato, de un ciudadano japonés desconcierta a la policía de Barcelona, que
no dudará en solicitar la colaboración de un estrafalario detective al que, por
ser de ascendencia japonesa, consideran especialista en los asuntos criminales
en los que intervienen personas de ese mismo origen. El detective aceptará de
buen grado colaborar con la policía mientras, simultáneamente, tendrá que
ocuparse de varios de sus familiares que también parecen estar metidos en unos
buenos líos.
Personajes: Hiroto Matsumoto, obeso detective de origen japonés y
nacionalidad española, amante del manga y del anime así como de la cultura
mediterránea, Andrea, su ayudante, una pelirroja animosa que no quiere ser una
simple secretaria y ansía convertirse también en detective, Paco Rueda y Rebeca
Ríos, jóvenes detectives que trabajan para Hiroto como "becarios", él
regordete, amante de la comida, especialista en disfraces y enamorado sin
esperanzas de Rebeca, ella una mujer fuerte, hermosa y decidida, exmilitar que
ha decidido reciclarse como detective, Virtudes Pomares, obesa inspectora de
policía con una de las más elevadas estadísticas de resolución de casos
criminales, lesbiana y casada con una modelo despampanante, Kazuo, hermano
cocinero de Hiroto, autoritario y ególatra, Tami y Tani, gemelas, hermanas
pequeñas de Hiroto, traviesas, frívolas y algo atolondradas, Felipe, dueño de
un bar al que acude Hiroto a menudo, de origen andaluz y acérrimo defensor del
independentismo catalán.
Aspectos a Destacar: La creación de un personaje
atípico en la novela negra española, un detective barcelonés originario del Japón
e integrado en el país, trasunto de los cambios sociológicos que se están
produciendo en los últimos años en la composición demográfica de la sociedad
española / El sentido del humor que no sólo recorre toda la novela de un modo
muy eficaz y adecuado, sino que llega al punto de que el propio autor presta su
nombre y apellido a uno de los personajes, con una capacidad de reírse de sí
mismo que hace que también el lector no pueda evitar sonreírse e identificarse
con él.
La Frase: Todo eslabón de una organización
mafiosa se movía por el temor a los mandos superiores, los cuales sabían qué
debían hacer para labrarse una reputación de modo que ni los amigos ni los
enemigos se atrevieran a atentar contra ellos. El miedo a represalias y
venganzas hacía que la gente no quisiera colaborar con la policía ni meterse en
líos con gente que le daba un trabajo o un techo donde vivir aunque fuera a
base de explotarles al máximo.