Título: LOS OJOS CON MUCHA NOCHE
Autor: EMILIO CALDERÓN
Editorial: ALGAIDA
Trama: Ernesto Bocanegra, un hombre
enriquecido gracias al régimen franquista primero, y posteriormente a la
dictadura militar argentina, ha sido siempre un hombre autoritario, prepotente
y dominador, controlador no sólo en el aspecto político sino también en el ámbito
familiar, lo que le ha impedido tener buenas relaciones con sus familiares más
próximos. Cuando se casa con una joven prostituta sus hijos, que tampoco
congenian mutuamente, ven la oportunidad de resarcirse de todos sus desprecios
y vengarse de él, pero las cosas amenazarán con torcerse cuando empiece a salir
a la luz lo que hizo en Argentina durante la dictadura del general Videla.
Personajes: Ernesto Bocanegra, septuagenario alcoholizado, perseguido
por sus fantasmas de juventud, casado con Julia Urdaneta, una prostituta de
alto standing que parece jugar a varias bandas, Beltrán Bocanegra, importante
editor, hijo mayor de Ernesto, que se enamora de Julia e intenta arrebatársela
a su padre, José Joselevich, militar argentino de origen judío, que participa
por miedo en la represión de la dictadura, incluso contra personas íntimamente
unidas a él, Javier Dragontera, escritor que publica en la editorial de Beltrán
Bocanegra, que tras una primera gran novela parece haber entrado en un
inquietante vacío creativo, El Polaco, proxeneta, antiguo chulo de Julia Urdaneta,
que trabaja indistintamente para cualquiera de los Bocanegra siempre que éstos
necesitan a alguien que les haga los trabajos sucios.
Aspectos a Destacar: Mientras nos muestra la
descomposición de una familia que ha sido todopoderosa, el autor nos adentra en
los intríngulis más sórdidos y oscuros de lo que fue la dictadura de Videla y
una de sus más terribles consecuencias, el robo de niños hijos de los
militantes o simpatizantes de la izquierda, o simplemente demócratas, a los que
previamente se hacía “desaparecer”.
La Frase: Las tinieblas se habían
apoderado del mundo, hasta convertirlo en un lugar infinitamente más despiadado
que un prostíbulo. Una casa de putas no dejaba de ser un gueto, mientras que lo
demás quedaba a la intemperie. En una casa de putas había normas, transacciones
comerciales; control, en suma, mientras que la vida extramuros estaba dominada
por el desenfreno, por el descontrol sin límites, en contra de lo que la gente
opinaba.