Título: NO HAY BESTIA TAN FEROZ
Título original: NO
BEAST SO FIERCE
Autor: EDWARD BUNKER
Editorial: SAJALÍN
Trama: Tras ocho años encerrado en diversas prisiones,
Max Dembo consigue salir en libertad provisional con el ferviente deseo de no
volver a la cárcel. Para ello se hace el firme propósito de buscarse un trabajo
y no volver a delinquir. Pero pronto se dará cuenta de que las cosas no son
nada fáciles para un expresidiario.
Personajes: Max Dembo, delincuente professional que
decide hacer todo lo necesario para no volver a la cárcel, pero que es
consciente también de que no es nada fácil luchar contra el propio destino, Willy,
amigo de Max, drogadicto de débil personalidad, aunque amante de su familia, Red,
otro de los viejos amigos de Max, alcohólico y pornógrafo, que se mantiene al
margen de la comisión personal de delitos, pero sabe con quien hay que
contactar para llevarlos a cabo, Rosenthal, agente de la condicional de Max,
excesivamente apegado a las normas y reglamentos y sin ninguna empatía por los
convictos que están a su cargo, Jerry, antiguo conocido de Max, delincuente
rehabilitado, pero que necesita mucho dinero para cuidar de su mujer enferma, Allison,
amante de Max que vive su relación con un endurecido delincuente como una
aventura más en su vida.
Aspectos
a Destacar: El autor, considerado de “culto”
en Estados Unidoss, sabe de lo que habla ya que ha vivido en primera persona
muchas de las cosas que nos narra, de hecho empezó a escribir esta novela
encontrándose en prisión. Pero no intenta magnificar la historia considerando
al protagonista un rebelde antisistema o, en otro sentido, un psicópata que
disfruta con lo que está haciendo, sino que se limita a contarnos, sin medias
tintas, la historia de un hombre que lo único que hace es utilizar las cartas
que le han correspondido en la vida, las únicas que sabe manejar bien.
La Frase: Aun sin haber prestado atención al jardín
infestado de hierbas, ni a la pintura desconchada de la casa ni al carricoche
de Willy, que estaba aparcado delante de nosotros, me afectó profundamente la
dejadez característica de la pobreza, que tanto contrastaba con los elegantes
trajes que llevábamos Aaron y yo. La vida de Willy era cruel, limitada y
ridícula. Los capitostes de la sociedad proclamaban a los cuatro vientos que
robar estaba mal; mientras tanto, ellos lo tenían todo y él, nada.