martes, 23 de febrero de 2021

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 804.-NO HAY BESTIA TAN FEROZ (EDWARD BUNKER)

Título: NO HAY BESTIA TAN FEROZ

Título original: NO BEAST SO FIERCE

Autor: EDWARD BUNKER

Editorial: SAJALÍN

Trama: Tras ocho años encerrado en diversas prisiones, Max Dembo consigue salir en libertad provisional con el ferviente deseo de no volver a la cárcel. Para ello se hace el firme propósito de buscarse un trabajo y no volver a delinquir. Pero pronto se dará cuenta de que las cosas no son nada fáciles para un expresidiario.

Personajes: Max Dembo, delincuente professional que decide hacer todo lo necesario para no volver a la cárcel, pero que es consciente también de que no es nada fácil luchar contra el propio destino, Willy, amigo de Max, drogadicto de débil personalidad, aunque amante de su familia, Red, otro de los viejos amigos de Max, alcohólico y pornógrafo, que se mantiene al margen de la comisión personal de delitos, pero sabe con quien hay que contactar para llevarlos a cabo, Rosenthal, agente de la condicional de Max, excesivamente apegado a las normas y reglamentos y sin ninguna empatía por los convictos que están a su cargo, Jerry, antiguo conocido de Max, delincuente rehabilitado, pero que necesita mucho dinero para cuidar de su mujer enferma, Allison, amante de Max que vive su relación con un endurecido delincuente como una aventura más en su vida.

Aspectos a Destacar: El autor, considerado de “culto” en Estados Unidoss, sabe de lo que habla ya que ha vivido en primera persona muchas de las cosas que nos narra, de hecho empezó a escribir esta novela encontrándose en prisión. Pero no intenta magnificar la historia considerando al protagonista un rebelde antisistema o, en otro sentido, un psicópata que disfruta con lo que está haciendo, sino que se limita a contarnos, sin medias tintas, la historia de un hombre que lo único que hace es utilizar las cartas que le han correspondido en la vida, las únicas que sabe manejar bien.

La Frase: Aun sin haber prestado atención al jardín infestado de hierbas, ni a la pintura desconchada de la casa ni al carricoche de Willy, que estaba aparcado delante de nosotros, me afectó profundamente la dejadez característica de la pobreza, que tanto contrastaba con los elegantes trajes que llevábamos Aaron y yo. La vida de Willy era cruel, limitada y ridícula. Los capitostes de la sociedad proclamaban a los cuatro vientos que robar estaba mal; mientras tanto, ellos lo tenían todo y él, nada.


 

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