Título: EN EL BANDO DE LOS BUENOS
Título original: ZINTZOEN SALDOAN
Autor: JON ALONSO FOURCADE
Editorial: TXALAPARTA
Trama: Cuando un famoso cocinero vasco,
llamado a revolucionar no sólo los fundamentos de la gastronomía sino de toda
la cultura vasca, desde la prehistoria a la época actual, es asesinado en su
restaurante, todas las miradas, al menos las policiales, se dirigen hacia
“Lanbas”, un antiguo etarra reciclado en delincuente común, ya que él y su
banda se dedicaban en los últimos tiempos a robar en restaurantes. Sólo podrá
salir del aprieto si decide ponerse del “lado de los buenos”, es decir, de
quienes aún siendo peores que él actúan desde la legalidad, y les ayuda en un
asunto del que desconoce por completo las claves.
Personajes: Enekoitz Ramírez, más conocido como “Lanbas”, exmilitante
de ETA, exgalerista de arte, exladrón, de edad madura y quizás, por eso,
también escéptico de profesión, Balbino Bilbao, abogado de un prestigioso
bufete de Bilbao con ramificaciones en múltiples lugares, de los que creen que
se puede hacer todo por los clientes y la cartera de resultados aprovechándose
de estar “en el bando de los buenos”, Fran Bildosola, crítico gastronómico amante
no sólo de los placeres de la comida sino también del dinero que le permite
dedicarse a esos placeres, Florinda, amiga y colega en sus latrocinios de
Enekoitz, inteligente y leal aunque también con un pasado difícil, Venustiano, periodista
mexicano que no tiene mucho interés en su pofesión, sino en otro tipo de
actividades, Fonseca, policía español, antiguo perseguidor de rojos y etarras,
al que lo único que le interesa es que su próxima jubilación, ya cercana, sea
lo más povechosa posible.
Aspectos a Destacar: La mirada satírica, aunque
a veces tierna y compasiva, que despliega el autor sobre toda la fanfarria que
en ocasiones se mueve alrededor del mundo de la gastronomía que, por su exceso,
en lugar de ensalzarla lo único que consiguen es ridiculizarla.
La Frase: Si uno se para a pensarlo detenidamente,
llega a la conclusión que el de ladrón es, hoy en día, uno de los oficios más
nobles. Me refiero al ladrón de toda la vida, al clásico; resulta ser una de
las especies más honorables del vertedero. No hay más que ver el panorama:
empiezas por los traficantes de recién nacidos y acabas por los vendedores de
residuos nucleares, pasando por especuladores sin escrúpulos. ¿Hay algo más
sano que el típico ladrón cabrón de toda la vida?