"Quería una novela clásica de detectives y asesinos actuando entre la sociedad vasca"
El título de su nuevo libro es un homenaje a Mikel Laboa y al clásico 'Txoria Txori', pero el contenido nada tiene nada que ver con el músico vasco. José Javier Abasolo ha escrito una novela negra inspirándose, una vez más, en la arquitectura de Bilbao y la idiosincrasia de sus habitantes
Es su novena obra literaria y ya no rehuye los tópicos. Cuenta que ahora puede utilizarlos a su antojo porque ya ha demostrado que sabe escribir historias que sorprenden.
Ha dibujado a un protagonista un tanto canalla...
Hasta cierto punto. Es un policía caído en desgracia, lo que le hace no ser muy optimista ante la vida, pero mantiene un punto de honradez, de honestidad y dedicación a su trabajo que le hace sobrevivir en momentos malos.
Plantea nuevamente un recorrido por Bilbao, ¿por qué?
No lo hago de un modo consciente. Suelo decir con cierto humor que si transcurre en Bilbao es porque soy muy vago para investigar sobre Bangkok o sobre China y sí es cierto que me gusta poner lugares de referencia que pueden marcar una pauta.
"Pájaros sin alas" contiene elementos muy característicos de la novela negra: el asesino a sueldo, el detective...
Siempre he evitado reproducir las novelas clásicas pero ha llegado un momento en el que he querido jugar con los tópicos para intentar darles la vuelta, para adaptarlos a nuestra sociedad y época. Quería una novela clásica de detectives y asesinos actuando en la sociedad vasca.
Y la ría siempre presente, ¿qué tiene la ría?
Parece mentira pero está siendo el descubrimiento de los bilbainos en los últimos años. La hemos tenido siempre delante y durante años hemos vivido de espaldas a ella. Yo alucinaba de pequeño cuando me decían mis padres que se habían bañado en la ría. Ahora también paseamos alrededor de ella y es casi parte de nuestras vidas.
El notario, el jesuita, el grupo de señoras que toman café en Doña Casilda, ¿quería hacer un fresco de la sociedad vasca?
Creo que sí. Son personajes entrañables que todos conocemos. En la novela los llevo al extremo, pero están ahí y todos podemos verlos. Muchas veces con estos personajes secundarios disfrutas más porque no van a aparecer mucho, así que sólo tienes que dar cuatro pinceladas y pasarlo bien mientras piensas cómo describirlos.
Da la sensación de que se ha reído mucho creando esta obra...
En una novela negra uno se encuentra con lo más sórdido y negro de la sociedad que describe, por eso conviene ponerle un contrapunto de humor, de ironía. Esta novela describe una trama policíaca que es algo negro, pero he querido hacerla con humor y con cariño.
¿Qué fue primero, la trama o el personaje del detective?
Primero pensé en el personaje. Se me vino a la cabeza ese tipo de policía y pensé en una historia que se pudiese adecuar a lo que iba a ser su personalidad. Luego pensé en todos esos personajes que vienen de antaño, de una época anterior y que se han adaptado bien al nuevo Bilbao, como el viejo notario que es amigo del protagonista...
¿Con qué personaje de los que describe se ha identificado más?
(Ríe). ¡Es una pregunta con trampa! Me he indentificado con todos, pero estoy pensando que con el detective voy a hacer otra novela. Creo que me puede dar juego. Siempre había primado la historia, pero en esta ocasión me he sentido muy a gusto.
¿Cambiarán los escenarios?
No lo creo.
Usted estudió Derecho, y la novela está plagada de abogados y jueces, ¿responde a algún tipo de fantasía de lo que le hubiera gustado vivir?
El haber estudiado Derecho me ha dado la posibilidad de conocer el lenguaje que a veces utilizo en las novelas y también algunas otras cosas relacionadas, pero todo lo demás es imaginación. Se trata de imaginación, nada más.
Describe personajes que pueden identificarse claramente con ciertos colectivos, ¿le preocupa?
Me es indiferente hasta cierto punto. Todo el mundo quiere que a los demás les guste su novela. Lógicamente cuando haces una de este tipo habrá críticas y puede haber gente que se sienta maltratada. No es la intención y de hecho nunca pongo en mis novelas esa leyenda de que todo lo que se lea ahí no tiene nada que ver con la realidad. Siempre tomas en cuenta ciertas características y situaciones reales.
Cuando habla el asesino a sueldo lo hace en primera persona...
Es un ejercicio muy interesante. Te hace mirarlo todo con otros ojos, desde fuera.
El título de su nuevo libro es un homenaje a Mikel Laboa y al clásico 'Txoria Txori', pero el contenido nada tiene nada que ver con el músico vasco. José Javier Abasolo ha escrito una novela negra inspirándose, una vez más, en la arquitectura de Bilbao y la idiosincrasia de sus habitantes
Es su novena obra literaria y ya no rehuye los tópicos. Cuenta que ahora puede utilizarlos a su antojo porque ya ha demostrado que sabe escribir historias que sorprenden.
Ha dibujado a un protagonista un tanto canalla...
Hasta cierto punto. Es un policía caído en desgracia, lo que le hace no ser muy optimista ante la vida, pero mantiene un punto de honradez, de honestidad y dedicación a su trabajo que le hace sobrevivir en momentos malos.
Plantea nuevamente un recorrido por Bilbao, ¿por qué?
No lo hago de un modo consciente. Suelo decir con cierto humor que si transcurre en Bilbao es porque soy muy vago para investigar sobre Bangkok o sobre China y sí es cierto que me gusta poner lugares de referencia que pueden marcar una pauta.
"Pájaros sin alas" contiene elementos muy característicos de la novela negra: el asesino a sueldo, el detective...
Siempre he evitado reproducir las novelas clásicas pero ha llegado un momento en el que he querido jugar con los tópicos para intentar darles la vuelta, para adaptarlos a nuestra sociedad y época. Quería una novela clásica de detectives y asesinos actuando en la sociedad vasca.
Y la ría siempre presente, ¿qué tiene la ría?
Parece mentira pero está siendo el descubrimiento de los bilbainos en los últimos años. La hemos tenido siempre delante y durante años hemos vivido de espaldas a ella. Yo alucinaba de pequeño cuando me decían mis padres que se habían bañado en la ría. Ahora también paseamos alrededor de ella y es casi parte de nuestras vidas.
El notario, el jesuita, el grupo de señoras que toman café en Doña Casilda, ¿quería hacer un fresco de la sociedad vasca?
Creo que sí. Son personajes entrañables que todos conocemos. En la novela los llevo al extremo, pero están ahí y todos podemos verlos. Muchas veces con estos personajes secundarios disfrutas más porque no van a aparecer mucho, así que sólo tienes que dar cuatro pinceladas y pasarlo bien mientras piensas cómo describirlos.
Da la sensación de que se ha reído mucho creando esta obra...
En una novela negra uno se encuentra con lo más sórdido y negro de la sociedad que describe, por eso conviene ponerle un contrapunto de humor, de ironía. Esta novela describe una trama policíaca que es algo negro, pero he querido hacerla con humor y con cariño.
¿Qué fue primero, la trama o el personaje del detective?
Primero pensé en el personaje. Se me vino a la cabeza ese tipo de policía y pensé en una historia que se pudiese adecuar a lo que iba a ser su personalidad. Luego pensé en todos esos personajes que vienen de antaño, de una época anterior y que se han adaptado bien al nuevo Bilbao, como el viejo notario que es amigo del protagonista...
¿Con qué personaje de los que describe se ha identificado más?
(Ríe). ¡Es una pregunta con trampa! Me he indentificado con todos, pero estoy pensando que con el detective voy a hacer otra novela. Creo que me puede dar juego. Siempre había primado la historia, pero en esta ocasión me he sentido muy a gusto.
¿Cambiarán los escenarios?
No lo creo.
Usted estudió Derecho, y la novela está plagada de abogados y jueces, ¿responde a algún tipo de fantasía de lo que le hubiera gustado vivir?
El haber estudiado Derecho me ha dado la posibilidad de conocer el lenguaje que a veces utilizo en las novelas y también algunas otras cosas relacionadas, pero todo lo demás es imaginación. Se trata de imaginación, nada más.
Describe personajes que pueden identificarse claramente con ciertos colectivos, ¿le preocupa?
Me es indiferente hasta cierto punto. Todo el mundo quiere que a los demás les guste su novela. Lógicamente cuando haces una de este tipo habrá críticas y puede haber gente que se sienta maltratada. No es la intención y de hecho nunca pongo en mis novelas esa leyenda de que todo lo que se lea ahí no tiene nada que ver con la realidad. Siempre tomas en cuenta ciertas características y situaciones reales.
Cuando habla el asesino a sueldo lo hace en primera persona...
Es un ejercicio muy interesante. Te hace mirarlo todo con otros ojos, desde fuera.