Título: EL GRITO SILENCIOO
Título original: THE
SILENT CRY
Autora: ANNE PERRY
Editorial: EDICIONES B
Colección: PUNTO DE LECTURA
Trama: En uno de los peores barrios de Londres aparece el
cadáver de un hombre así como el cuerpo repetidamente golpeado con saña de su
hijo, que sobrevive aunque parece estar al borde de la muerte. Mientras la
policía investiga qué hacían esos dos hombres en una barriada tan miserable y
lejana --no sólo físicamente-- de su hogar, un detective es contratado para descubrir
quién está violando y agrediendo impunemente a mujeres trabajadoras que sin ser
profesionales de la prostitución esporádicamente se dedican a ello para
redondear sus magros salarios como obreras textiles.
Personajes:
Hester Latterly, capacitada enfermera, de gran prestigio por haber trabajado
junto a Florence Nightingale en
la Guerra de Crimea, William Monk, expolicía londinense, de difícil carácter
aunque con un personal sentido de la justicia, que lucha contra la pérdida de
memoria que tuvo a raíz de un accidente, Oliver Rathbone, prestigioso abogado
londinense que aprecia mucho a Hester, Rhys Duff, joven de vida disipada que se
debate entre la vida y la muerte, Vida Hopgood, propietaria de una fábrica
textil en la que trabajan muchas de las mujeres agredidas y violadas, que no
confía en la policía oficial, Sylvestra Duff, madre de Rhys y viuda del hombre
muerto, que no entiende lo que está ocurriendo a su alrededor, Runcorn, antiguo
compañero y jefe de Monk, con el que está enemistado sin recordar los motivos, Corriden
Wade, médico de la familia Duff y buen amigo del hombre asesinado, que intenta
apoyar a la familia en esos momentos tan difíciles.
Aspectos
a Destacar: La descripción, tan cruda
como real, de la hipocresía instalada en la Inglaterra victoriana en la que la
moral pública y la privada caminaban por sendas muy diferentes con la
complacencia de sus clases más favorecidas siempre que ciertos actos no se
hicieran públicos y se mantuvieran en el más profundo de los secretos.
La Frase: Algunas
mujeres honradas han pasado momentos difíciles y creen que nunca se venderían,
pase lo que pase, continuó. Piensan que preferirían pasar hambre antes que
salir a hacer la calle. Pero es sorprendente lo rápido que cambias de idea
cuando son tus hijos los que pasan hambre y están enfermos. Si los oyes llorar
lo bastante, pelados de frío y sin nada que llevarse a la boca, te vendes al
mismo diablo.