Título: EL JUDÍO
ERRANTE
Autor: MANUEL
QUINTO
Editorial: LAIA
Trama: A un
modesto editor sin apenas trabajo ni ingresos un viejo conocido de su antigua
jefa le propone que busque a un profesor que ha desaparecido las últimas
semanas de su casa de la costa catalana. Se trata de un trabajo aparentemente
sencillo, pero pronto el editor verá que las cosas se complican y que el
encargo no es tan inocuo como parecía, sino que puede verse metido en una
aventura en la que no controla apenas nada y que puede ser muy peligrosa.
Personajes: Buenaventura
Pals, reciente “heredero” y propietario de una editorial en declive, marginal,
escéptico y con sentido del humor, que se ve metido en una intriga internacional
por exceso de tiempo libre y sin tener mucha idea de lo que está haciendo, Steiner,
hombrecillo con aspecto de profesor universitario, simpático y jovial pese a
ser de mediana edad, uno de los jefes del Mossad israelí, Ramiro, buscavidas y
pintor, que anda a salto de mata y colabora con Buenaventura a regañadientes,
esperando sacar algún beneficio económico, Olga, actriz de buen corazón
presuntamente dedicada al porno, amiga del científico desaparecido, Charles
Vidal. Jefe de una comuna de pintores esotéricos, que cree en su arte y en lo
que éste significa, aunque no desdeña utilizar otros medios con tal de
sobrevivir.
Aspectos a Destacar: El
sentido del humor que recorre la novela, en algunos momentos próximo a la
parodia, aunque sin llegar a ella, lo que no impide que trate de un modo
acertado y serio en el fondo los problemas vigentes en la época de su escritura
y que siguen siendo los problemas de todas las sociedades democráticas e
incluso de las que no lo son.
La Frase: Yo había
oído hablar del Mossad, el servicio secreto israelí. Pero una cosa era
especular sobre ellos y orea muy distinta tenderles la mano. Por el plural no
mayestático, sino solidario y eficientes del señor Steiner sospeché, entre
pingajos de cordero y buchitos de vino, que estaba hablando con un contacto del
Mossad. Un escalofrío en la espalda no supo acallar del todo el orgullo que
sentimos los marginales cuando las fuerzas que ordenan el mundo occidental nos
abren un resquicio en la puerta de la realidad.