LA NOVELA: En medio de una romería, los
vecinos de Getxo descubren el cadáver de la joven y hermosa Anari, y sobre
ella, gritando desesperado, a un maketo del otro margen de la Ría con el que al
parecer iba a fugarse. Al día siguiente, en la librería de Sancho Bordaberri,
alias Samuel Esparta, entran dos niños dispuestos a empeñar sus ahorros para
contratar sus servicios como investigador privado: quieren demostrar que el
maketo, al que todos querían linchar, es inocente. Samuel descubre que fueron
muchos los pretendientes y familiares que vieron a Anari la noche fatídica, y
el caso se complica porque sus pesquisas se cruzan con las del comisario de la
policía Político-Social. Por si fuera poco, se dará de bruces con una
persistente leyenda popular según la cual las tumbas de los cementerios
costeros se vacían por el fondo y vierten sus cadáveres al mar, donde tal vez
los amantes vivan juntos para siempre.
EL AUTOR: Ramiro Pinilla (Bilbao,
1923) tuvo una fulgurante aparición en los años sesenta con Las ciegas
hormigas (1961, Premio Nadal y de la Crítica) y con Seno (finalista
del Planeta 1971). Pero tras ese comienzo exitoso, Pinilla decidió publicar
sólo en pequeñas editoriales durante más de treinta años. La edición en 2004 y
2005 de la excepcional trilogía Verdes valles, colinas rojas –Premios
Euskadi, Nacional de la Crítica y Nacional de Narrativa– descubrió a muchos que
se trataba de uno de los grandes escritores contemporáneos. Así lo confirmaron
sus novelas La higuera (2006), Antonio B. el Ruso,
ciudadano de tercera y Aquella edad inolvidable (2012), o
la recopilación de Los cuentos (2011). Con Sólo un
muerto más (2009) inició su serie policiaca, protagonizada por el
detective librero Samuel Esparta. El cementerio vacío, la segunda
entrega de la serie, confirma que Pinilla es también un excelente escritor
policiaco, capaz como pocos de mantener la intriga y la emoción humana en el
Getxo de la posguerra, el territorio ya mítico de toda su obra.