Título: LA ISLA SALVAJE
Título
original: THE WILD ISLAND
Autora: ANTONIA FRASER
Editorial: PLAZA & JANÉS
Trama: La presentadora de un famoso programa de la
televisión inglesa acude a una isla escocesa, con la intención de pasar unas
tranquilas vacaciones para desconectar del trabajo cotidiano. Pero ya en el
momento de su llegada se encuentra con que el hombre que le alquiló la casa,
Charles Beauregard, que se considera el legítimo rey escocés ha fallecido un
día antes de un modo que sus partidarios entienden sospechoso. Y a su pesar se
verá envuelta en las intrigas familiares y políticas del lugar
Personajes: Jemima
Shore, estresada presentadora de un exitoso programa de televisión, que ha
acudido al norte de Escocia en busca de un poco de tranquilidad, coronel Henry
Beauregard, hombre autoritario y de fuerte personalidad, tío del fallecido
dueño de la Isla Salvaje y heredero de las tierras que éste poseía, lady Edith,
mujer de Henry Beauregard, mujer amante de las flores y dedicada, casi en exclusiva,
al cuidado de su numerosa prole, Ossian Lucas, representante de las Highlands
(Tierras Altas de Escocia) en el Parlamento Británico, atildado y enigmático,
Clementina Beauregard, hermana del hombre muerto, altiva y fría, que no acepta
ser relegada en la herencia por su tío Henry, capitán Lachlan Stuart, fanático dirigente
de un grupo independentista escocés, “La Rosa Roja”, que consideraba al difunto
Charles Beauregard legítimo rey de Escocia, Bridie Stuart, madre de Lachlan,
extremadamente locuaz y habladora, que no comparte las ideas de su hijo, el
padre Flanagan, un gigante de casi dos metros, párroco católico del lugar, que
tampoco contemporiza con “La Rosa Roja”.
Aspectos
a Destacar: El ambiente claustrofóbico en
el que se desarrolla la novela, una isla salvaje, como su propio nombre indica,
habitada por una familia que se considera heredera de los últimos reyes
legítimos de Escocia y por sus fanáticos seguidores.
La
Frase: La experiencia le había
enseñado que a los que salían en la televisión solía atribuírseles actitudes
radicales de izquierdas sin pruebas de ellos, aunque en general los que se les
adjudicaban no eran los Duncan de este mundo, sino más bien los coroneles
Beauregard. Se sintió ligeramente molesta al descubrir en Duncan una víctima del
engaño habitual respecto a las opiniones de izquierdas. La propia Jemima,
aunque nunca había votado a los conservadores, unos años atrás haía heredado
diez mil libras tras la muerte de sus padres en accidente de automóvil. Con ese
dinero había pagado la entrada para la compra del piso donde vivía.