Título: MORTO VIVACE
Título
original: MORTO VIVACE
Autor: JON ARRETXE
Editorial: EL GALLO DE ORO
Trama: Mientras se celebra la fuesta nacional del 14 de
julio, en París, en un barco que surca el Sena, un miembro del Coro de la Ópera
de Biarrritz es asesinado. Su condición de homosexual, y el hecho de que poco
después aparezca asesinado otro homosexual, de un modo similar, hace sospechar
a los policías del caso que están ante un asesino en serie o un criminal que
odia a los gays.
Personajes: Perrot
y Martínez, el primero negro, casado con una mujer blanca de la que se ha
aburrido y con una hija adolescente de la que apenas sabe nada, el segundo de
origen magrebí a pesar de su apellido, que en su juventud tuvo fama de ser un
buen atleta de fondo, dos de los mejores policías de homicidios de París,
aunque más aficionados a sentarrse en ua terraza a degustar un kebab y una
cerveza que a trabajar, "La Ardilla", jefa de Perrot y Martínez, una
pelirroja que sabe mandar y hacerse obedecer, Manix, el forense, joven e
irónico, pero conocedor de su oficio, Lucien Zelai, joven integrante del coro,
que jura y perjura que, al contrario que la mayoría de sus miembros, no es gay,
Miroslav Popescu, afamado director musical a cargo del coro de la Ópera de
Biarritz, cuya máxima preocupación es la futura profesionalización del coro, lo
que le obligará a hacer despidos y nuevas contrataciones, con las presiones,
los recelos y envidias que ello puede generar.
Aspectos
a Destacar: Aunque ya había escrito dos
novelas policiales en tono paródico, ésta es la primera novela negra, en
sentido estricto, escrita por Jon Arretxe (originariamente en euskera) y ya
desde esta primera obra, salpicada de personajes tan interesantes como
marginales, se muestra capaz de crear una obra muy visual y con mucho ritmo,
con una historia que impide al lector desengancharse de la trama y le lleva
siempre hacia adelante.
La
Frase: A la capitana no le hizo
ninguna gracia el comentario de su subordinado. Los tipos como vosotros sobran
en la policía, espetó, con rabia contenida. Si no fuera por tipos como
nosotros, rebatió dolido el inspector negro, plantando sus manos en la mesa y
adelantando el cuerpo en actitud beligerante, la policía de París, tan
exquisitamente educada, sería un puro cachondeo y los criminales les mearian
encima y harían lo que se les pusiera en los cojones.