miércoles, 20 de agosto de 2014

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 485.-UN EXTRAÑO EN MI TUMBA (MARGARET MILLAR)


Título: UN EXTRAÑO EN MI TUMBA
Título original: A STRANGER IN MY GRAVE
Autora: MARGARET MILLAR
Editorial: RBA
Trama: Una mujer sueña con una tumba en la que aparecen su nombre y la fecha de su muerte, cuatro años atrás. Obsesionada por dicho sueño, decide averiguar qué ocurrió el día de “su presunta muerte”, para saber si tiene efectivamente alguna relación con ella y su vida actual, para lo que llegará, incluso a contratar un detective, sin saber que está a punto de adentrarse en una historia que puede llegar a cambiar su vida.
Personajes: Daisy Fielding Harker, joven casada, en lo que parece ser un matrimonio agradable y apacible, pero del que ha desaparecido la pasión de los primeros días, obsesionada por su sueño y obstinada en averiguar qué hay (o si hay algo) detrás de él, Jim Harker, marido de Daisy, convencional y calculador, aunque sinceramente preocupado por ella, Steve Pinata, agente de fianzas y detective, obsesionado por sus orígenes (incluso étnicos) que desconoce, ya que se crió en un orfanato, Juanita García, joven mujer de origen mejicano, bastante alocada y con seis hijos ya pese a su juventud, quizás como oposición a la rigidez de su madre, Rosario, una fanática religiosa, Ada Fielding, madre de Daisy, que por encima de todo desea mantener las apariencias, posiblemente para alejarse lo más posible del recuerdo de su exmarido, Stan Fielding, padre de Daisy, que se fugó de casa cuando su hija era pequeña, un vividor borrachuzo y soñador.
Aspectos a Destacar: La habilidad de la autora que a partir de una anécdota banal e incluso más propia de un relato fantástico y onírico que del género policial, es capaz de darle la vuelta, a través de una intriga permanente, para reconducirla a una sorprendente y bien construida novela negra, sólida y sin fisuras.
La Frase: No soy una niña pidiendo un caramelo, señor Pinata. No, pensó él, no es una niña sino una mujer hecha y derecha a la que le gusta sentarse sobre un barril de dinamita. No le gusta ni su vida ni su casa y teme compartirlas con un niño. Y no se le ocurre nada mejor que prender la mecha, volar la casa y esperar que los pedazos le caigan sobre la cabeza.