Título: EL ÚLTIMO DE LOS ÚLTIMOS
Título original: LE DER DES DERS
Autor: DIDIER DAENINCKX
Editorial: AKAL
Trama: Año 1919. Un excombatiente francés de la I Guerra Mundial, la que iba a ser "la última de las últimas", aunque desgraciadamente no fue así, reconvertido en detective privado, es contratado por un coronel de origen aristocrático para que descubra quién le está chantajeando por culpa de las infidelidades de su esposa. Pero lo que parecía un simple asunto de cuernos se complicará cuando se produzcan algunas muertes.
Personajes: René Griffon, excombatiente francés que salió de la guerra condecorado y convertido en antimilitarista escéptico y vital, Irène, secretaria y amante de Griffon, que pedió a su padre y hermano en la guerra, el coronel Fantin de Larsaudière, héroe de guerra perteneciente a la aristocracia rural empobrecida, por lo que hizo un matrimonio de conveniencia con Amélie Darsac, propietaria de una empresa dedicada a la producción de coñac y también la comercialización de productos cárnicos, que no tiene ningún reparo en enrollarse con todos los jovencitos que se le ponen a tiro, Bob, antiguo soldado norteamericano que se quedó en París tras el armisticio y se dedica a todo tipo de trapicheos, legales e ilegales.
Aspectos a Destacar: La descripción de un país asolado tras haber sufrido una terrible y cruenta guerra, con su secuela de mutilados y gente desarraigada, y así mismo los cambos sociales y de costumbres que se producen como consecuencia de dicha guerra junto a la corrupción que también se genera a su alrededor, sobre todo en los sectores más próximos al poder, tanto político como económico
La Frase: Las noticias breves que proporcionaba la estadística municipal anunciaban que a lo largo de la última semana de diciembre de 1919 se habían contabilizado 808 defunciones sobre una media de 845 al año, entre los que se contaban 8 suicidios, 25 muertes violentas y 3 crímenes. El número de bodas ascendía a 1.064 y el de nacimientos a 983. Cerca de 700 de los recién nacidos eran legítimos, lo que dejaba la cifra nada despreciable de 300 bastardos. ¡Las uniones libres hacían estragos!
