jueves, 30 de mayo de 2013

AGOSTO (TXANI RODRÍGUEZ)

LA NOVELA: Un episodio traumático del pasado marca el presente de los personajes de Agosto, de las relaciones que entretejen, de sus búsquedas y ansias: una madre separada de su hija y esta, a su vez, incapaz de vivir plenamente con la suya; un marido ausente con una mujer que nunca volvió a ser la misma desde aquel episodio; niños, ahora adultos, en busca de su cuidadora y, con ella, de la culpa; pero también la relación entre el sur y el norte, la emigración al País Vasco y el recuerdo del origen, mezcla de nostalgia y melancolía.
En Agosto asistimos a un viaje por el interior del país que resuena en el de los personajes, sus conflictos y su precaria educación sentimental. Un novela que apunta a la posibilidad siempre frágil de una recuperación del pasado que aparece como la única posibilidad de superarlo.
Y todo ello a través de una escritura franca y directa, lejos de sentimentalismos, pero capaz de adentrarse en los personajes, diseccionarlos y devolvérnoslos como si fueran cualquiera de nosotros.

LA AUTORA: Txani Rodríguez (Llodio, 1977) es periodista, guionista y escritora.

Colabora en diversos medios de comunicación. Ha publicado el libro de relatos El corazón de los aviones (2006), la novela Lo que será de nosotros (2008) y ha firmado guiones de cómics, entre los que destaca La carrera del sol, traducido a varios idiomas.

VIII ENCUENTRO DE NOVELA NEGRA DE LA FERIA DEL LIBRO DE BILBAO

Mañana por la tarde, a las 19:30, si el tiempo nos acompaña (y si no también, que somos de Bilbao y aunque cogemos pulmonías como los demás, las disimulamos mejor), tendrá lugar el VIII Encuentro de Novela Negra de la Feria del Libro de Bilbao, moderado por Félix Linares y en el que participaremos, por estricto orden alfabético, no porque mi vanidad me impulse a ponerme el primero, José Javier Abasolo, Jon Arretxe, Félix G. Modroño, Bernard Minier y Alexis Ravelo.
Puedo prometer y prometo que los asistentes lo pasaréis bien, por dos motivos: si decimos cosas inteligentes y profundas, por eso mismo, y si decimos tonterías, porque podréis reíros de nosotros (o aún mejor, con nosotros). Supongo que habrá un equilibrio aceptable de ambos dos conceptos, que es siempre lo deseable.
Os espero, ya lo sabéis, en el Arenal de Bilbao, mañana, a las siete y media.



LA ÚLTIMA BATALLA (JOSÉ JAVIER ABASOLO):
Un antiguo miembro de ETA, que ha pasado casi tres décadas en prisión, es asesinado el mismo día de su liberación. En la acción que acaba con su vida es así mismo herido gravemente un ertzaina que se encontraba cerca del etarra.
Ante la desidia y el desinterés de las autoridades policiales para investigar lo ocurrido, pues consideran que el herido es una "víctima colateral" del atentado sufrido por el etarra excarcelado, algunos de sus compañeros, sin licencia para actuar oficialmente, contactan con Mikel Goikoetxea, más conocido por "Goiko", exertzaina reconvertido en detective privado y amigo íntimo de la víctima, para que averigüe qué hay detrás de ese doble atentado.

La investigación de Goiko, implicado personal y afectivamente en el caso, le hará retrotraerse a la década de los 80 del pasado siglo XX, una época conflictiva en Euskadi, con una brutal reconversión industrial que dejó en la calle a miles de trabajadores, una ETA en plena actividad con atentados casi diarios y, sobre todo, la libre circulación de la droga ante la inoperancia de una policía que tenía otras cosas de las que ocuparse.



612 EUROS (JON ARRETXE)
612 euros, la renta de garantía de ingresos de la que dependen tantas familias, es el título de la segunda entrega de la saga del detective Touré. Respetado por sus compatriotas, vigilado por la policía y deseado por las mujeres blancas, el desplazado Touré sobrevive realizando trabajos de lo más variopintos. En esta ocasión, tras recibir la visita de un supuesto familiar, se verá envuelto en una serie de absurdas vicisitudes donde, para franquearlas, tendrá que poner a prueba todo su ingenio detectivesco.
El autor y trotamundos, Jon Arretxe, realiza aquí un periplo al interior de ese submundo que engloba a los sin papeles, y que permanece oculto en nuestro universo de blancos, para contarnos la cruda realidad de quiénes son y cómo viven sus moradores.
Una novela escrita con un lenguaje divertido y un ritmo trepidante, donde los golpes de efecto se encadenan uno tras otro atrapando al lector hasta su conclusión.



LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES (FÉLIX G. MODROÑO)
Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao cuando se entera de que Izarbe ha muerto. Su retorno pretende ser el último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte.
Alfredo tendrá que enfrentarse a su propio pasado, reviviendo una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas del Viejo Continente.
Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo xx, y a medio camino entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de viajes, La ciudad de los ojos grises, es sobre todo, una bella historia de suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.



EL CÍRCULO (BERNARD MINIER)
Un vecino llama a la policía para advertir de que hay un joven sentado junto a la piscina de la víctima, que está llena de muñecas flotantes. El joven, Hugo, drogadicto, resulta ser el único hijo de Marianne, el gran amor de Servaz y a la que este no ve desde hace más de veinte años. Hugo parece el único sospechoso del terrible crimen pero una vez que Servaz se pone a investigar, descubre algo mucho peor: Julian Hirtmann, el perverso asesino en serie de Bajo el hielo, podría estar detrás del crimen.
Después del éxito de su primera novela, Bernard Minier, el maestro de las atmósferas oscuras y opresivas, nos entrega una nueva novela impresionante, que renueva las leyes del género.



LA ESTRATEGIA DEL PEQUINÉS (ALEXIS RAVELO)

El Rubio dejó de delinquir hace décadas, pero la grave enfermedad de su mujer le hace replantearse las cosas cuando Júnior, un distribuidor local de cocaína, le propone atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. Para organizar el asalto, no le costará seducir al Palmera, un parado de larga duración cuyo sueño es abrir un bar, y a Cora, una prostituta de lujo que sospecha cercano el momento en que se esfumen sus encantos. La estrategia del pequinés es mostrarse fiero y aprovechar cualquier despiste del adversario para atacar y huir. Eso será lo que hagan los protagonistas de esta novela cuando descubran que le han pisado la cola a un tigre y se vean inmersos en una persecución frenética en la que irán dejando un rastro sangriento. Parados cincuentones, escorts venidas a menos, narcos, policías corruptos y blanqueadores de dinero pueblan esta novela negra de alto voltaje, una dura historia coral sobre perdedores en la que lo importante no es saber quién es el asesino.

LA ÚLTIMA BATALLA: ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO VASCO

El escritor José Javier Abasolo (Bilbao, 1957) presentó ayer la tercera entrega de su saga de novela negra con el antiguo ertzaina y ahora detective Mikel Goikoetxea 'Goiko' como gran protagonista central. La última batalla contiene una novedad notoria en la trama: por primera vez, aparece ETA.
La historia arranca de esta manera: un antiguo miembro de ETA, que ha pasado casi tres décadas en prisión, es asesinado el mismo día de su liberación. En la acción que acaba con su vida es asimismo herido gravemente un ertzaina que se encontraba cerca del etarra. Ante la desidia y el desinterés de las autoridades policiales para investigar lo ocurrido, pues consideran que el herido es una «víctima colateral» del atentado sufrido por el etarra excarcelado, algunos de sus compañeros, sin licencia para actuar oficialmente, contactan con Mikel Goikoetxea, más conocido por 'Goiko', exertzaina reconvertido en detective privado y amigo íntimo de la víctima, para que averigüe qué hay detrás de ese doble atentado.
La investigación de Goiko, implicado personal y afectivamente en el caso, le hará retrotraerse a la década de los 80 del pasado siglo XX, una época conflictiva en Euskadi, con una brutal reconversión industrial que dejó en la calle a miles de trabajadores, una ETA en plena actividad con atentados casi diarios y, sobre todo, la libre circulación de la droga ante la inoperancia de una policía que tenía otras cosas de las que ocuparse.
La novela tiene dos planos, bastante diferenciados en el tiempo: la década de los 80 y el día de hoy. Tengo cariño por esa época de los 80 -dijo ayer el escritor-. Son los años en los que acabas los estudios, los primeros trabajos, la primera novia. Tengo nostalgia de esa época. Vivía en Deusto y todos los días veía los buques del Euskalduna. Me levantaba con la sirena de esos astilleros. Pero llegó la crisis y no se sabía en qué acabaría aquello. Afectó a La Naval, a Euskalduna, a Altos Hornos... Fueron los llamados 'años de plomo' de ETA, unos años apasionantes.
La primera escena de la novela discurre el 23 de noviembre de 1984, cuando el sindicalista Koldo Ferreira intenta mediar con los contingentes de la Policía Nacional, que, cada vez más nerviosos, instan a desalojar los astilleros y disolver la asamblea.
Koldo Ferreira ve cómo un hermano suyo acaba muerto por la droga, como otros tantos jóvenes de la época. Decide entrar en ETA, entre otras cosas para castigar a los responsables del triste final de su hermano.
Abasolo es licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto. Ha trabajado como abogado y desempeñado varios puestos en las administraciones públicas, como el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco. Actualmente se dedica a la literatura a tiempo completo, intentando ser un verdadero profesiona», entre otras razones porque se quedó en el paro.
En el campo de la literatura tiene una larga trayectoria como autor de novela negra, habiendo publicado los siguientes libros: Lejos de aquel instante (1997, Premio de Novela Prensa Canaria 1996 y finalista del Premio Hammett 1997, traducido al francés), Nadie es inocente (1998, traducido al francés e italiano), Una investigación ficticia (2000), Hollywood-Bilbao (2004), El color de los muertos (2005), Antes de que todo se derrumbe (2006, Premio de Narrativa García Pavón 2005), El aniversario de la independencia (2006, Premio Farolillo de Papel del Gremio de Libreros de Bizkaia) y Heridas permanentes (2007).

Los dos títulos anteriores que tienen a 'Goiko' como protagonista central son La luz muerta y Pájaros sin alas. He adaptado los tópicos de la novela negra a la realidad de Euskadi. Anteriormente no me atreví a crear un protagonista fijo por miedo a repetirme, dijo ayer Abasolo.

Redactor: Félix Ibargutxi. Fotografía: Michelena

miércoles, 29 de mayo de 2013

NUEVO IMPULSO A LA NOVELA NEGRA CON LA COLECCIÓN "COSECHA ROJA", DE EREIN

Desde John Daly, Hammett o Chandler, hasta Manuel Vázquez Montalbán o Stieg Larsson, la novela negra o hard-boiled ha sabido atraer la atención de millones de lectores gracias a los ingredientes propios de este género: atmósfera asfixiante, desarrollo violento, lenguaje crudo, personajes lúgubres, sangre a borbotones... Un siglo después, la novela "del mundo profesional del crimen" sigue viva y conserva toda la fuerza que le imprimieron sus precursores. 
También en Euskal Herria, que arrastra cierta tradición en cuanto a novela negra se refiere. Escritores como Jose Antonio Loidi, Gotzon Garate, Mariano Izeta o Xabier Gereño escribieron novela negra en su momento, sobre todo a partir de los años 60. Siguieron su estela escritores de la talla de Itxaro Borda, Jon Alonso, Txomin Peillen, Eneko Aizpuru o Ladrón Arana, por citar solo algunos, y la editorial Igela también ha hecho un esfuerzo notorio por traducir este tipo de narrativa al euskera. 
Por su parte, la editorial Erein contribuye de forma notable a impulsar este género, tanto en euskera como en castellano. La colección Cosecha roja, que promueve desde hace tiempo la editorial, ha publicado ya varios títulos de autores consagrados, entre los que se encuentran sus dos últimas apuestas: La última batalla, de José Javier Abasolo, y 612 euros, de Jon Arretxe.

(Artículo publicado en el diario DEIA (http://www.deia.com/) el 29 de mayo de 2013. Redacción: I. M. E.

martes, 28 de mayo de 2013

COMO LOS ASNOS BAJO LA CARGA (TXEMA ARINAS)

Varios amigos de juventud se reencuentran durante una manifestación en protesta por un atentado. ETA ha matado a un conocido político vasco y su escolta, la sociedad ya no aguanta más y los ánimos están muy encrespados porque unos acusan a los otros de tibieza con los terroristas, y éstos a su vez a los primeros de mercadear con el sufrimiento ajeno por intereses electoralistas. No serán todos los miembros de la vieja cuadrilla los que se vuelvan a reunir después de mucho tiempo, y los que se vean ni siquiera estarán todos en la misma manifestación. No puede ser de otra manera, ha trascurrido mucho tiempo desde la última vez que compartieron algo más que el tiempo libre, también un credo, un ambiente e incluso un plan que en su momento, tan convulso como confuso, para ellos y por extensión también para el conjunto de la sociedad vasca, los puso a todos al borde del abismo.

lunes, 27 de mayo de 2013

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 429.-ESTÚPIDOS Y FELICES (ALFREDO BENEDÍ)

Título: ESTÚPIDOS Y FELICES
Autor: ALFREDO BENEDÍ
Editorial: STI EDICIONES
Trama: Al puerto de Barcelona está llegando una mercancía totalmente normal y legal, pero un policía, que desconfía personalmente de su receptor, decide investigar si todo es tan legal y normal. Poco después, en Buenos Aires asesinan al presidente de un club de rugby. Y mientras tanto, los cárteles mexicanos de la droga y los mafiosos de Nueva York se unen para hacer conjuntamente negocios, lo que les resultará muy lucrativo.
Personajes: Domínguez, un policía de la vieja escuela, amargado y con alergia a la ducha, que empezó a trabajar en los finales del franquismo, pese a lo cual, y quizás por una historia personal que acabará aflorando, tiene un curioso sentido de la justicia, la Yesi, prostituta que acabó en ese mundo por el rechazo de sus padres al quedarse embarazada muy joven, pareja sentimental y ayudante de Domínguez, en una relación no de dominación sino prácticamente entre iguales, al ser dos personas que, más que recibir, necesitan dan amor, El negro de Luisiana, asesino frío y metódico, un simple ejecutor nada sentimental, pero marcado por su infancia de negro en el sur de los Estados Unidos, Don Marco y La Doña, él mafioso neoyorquino, ella narcotraficante mexicana, pero en el fondo dos empresarios despiadados que sólo buscan sacar la mayor rentabilidad a su negocio, aunque para ello tengan que ordenar la comisión de asesinatos y otros crímenes, Él y Ella, pareja sin nombre, aparentemente cultos, sensibles y progresistas, que por encontrarse donde no debían en el momento equivocado, tienen que trabajar para los "cárteles de la droga", el Gordo Gambazza (entrenador del club de rugby presidido por el asesinado) y Claudia, matrimonio argentino de pasado militante en las filas del peronismo, lo que les ha llevado a relacionarse con gente de todo tipo, a veces no muy recomendable.
Aspectos a Destacar: Si el mundo en general se ha "globalizado", el mundo del crimen se ha sumado (y se ha aprovechado de) a esa globalización, y esta novela lo recoge perfectamente al transcurrir en escenarios tan diversos como Hong Kong, San Diego, México, Barcelona o Buenos Aires, llevándonos de uno a otro lugar, pero con la habilidad de preservar en todo momento la coherencia de la historia.
La Frase: ¿Tan difícil es comprender que acabar con la vida de un tipo que no cumple con unas mínimas normas de urbanidad no debe ser considerado un crimen?, sueña el negro. Ésos que cuando hablan elevan la voz a un volumen insoportable, que mantienen la boca abierta mientras comen, que dicen lo que piensan sin pensar lo que dicen. Todo ello debería ser considerado como mayor fundamento condenatorio que, por ejemplo, un asesinato. Especialmente si éste ha sido planificado y ejecutado de forma astuta y eficaz. O mejor aún, innovadora.

EL ARTE DE MENTIR (IGOR PASKUAL)

LA NOVELA: El arte de mentir no es una novela sobre rock, aunque éste sea el eje sobre el que caminan los distintos temas que tejen este libro como si fuera una cicatriz.
Dolorosamente sincero, habla de deseos, sueños, fracasos, traiciones, peleas, noches largas y de la cara menos agradable del sexo en la carretera; de la mentira como arma para sobrevivir en un mundo que no nos gusta y también como disfraz para acceder a los recintos del placer que a todo chico de clase obrera le está vedado.
Libro heterodoxo y salpicado con cientos de reflexiones sobre temas tan dispares como el terrorismo, el fin del arte o el difícil pero eficaz camino del mal nos lleva a conectar mundos en apariencia distintos. ¿Qué tienen en común el descubrimiento de la penicilina con el ensanche de Barcelona? ¿Por qué el sexo anal sólo es para la gente bien?¿Por qué Tom Waits y su música es moralmente deleznable?
En un mundo donde la verdad es tan cruel, el paraíso está en la mentira.

COMENTARIOS: Servida por una colección de sentencias memorables y altas dosis de cultura pop, Igor Paskual nos da lo que tiene: pasión en estado puro, cruda, directa y sangrante. (José María Sanz, Loquillo).
El arte de mentir es un viaje a través del tiempo vivido, del tiempo ganado y de las pasiones y el santoral de un escritor y músico joven que cuenta casi en tiempo real la fascinación y la perplejidad que le provocan un mundo lleno de sabrosos frutos pero también de trampas mortales. (Santi Comet)


EL AUTOR: Igor Paskual (1975) es un cantante y compositor donostiarra afincado en Asturias desde hace años. En 1992 ganó el concurso de poesía para menores de dieciocho años del Principado de Asturias. Con el dinero del premio se compró su primera guitarra eléctrica y cambió los poemas por el rock. Mientras se licenciaba en Historia del Arte, realizó excavaciones arqueológicas en Jordania. A la vuelta de uno de esos viajes, en 1994, formó Babylon Chàt, grupo de glam-rock con el que grabaría tres discos: Sex Shop, Hotel Adicción y Bailando con Brando, y realizaría cientos de conciertos. Ha colaborado con diversas bandas, y desde finales de 2002 forma parte de Loquillo, en calidad de guitarrista y compositor. Sus muchas inquietudes le han llevado a producir a otros grupos y a iniciar una carrera en solitario, que ha tenido un despegue con la presentación del álbum Equilibrio inestable (Pop Up Música), que estuvo entre los 10 mejores discos del año según la revista Popular 1 del 2011. Además de su actividad como músico, escribe una columna semanal sobre música (Rugidos de gato) en el suplemento cultural del diario El Comercio, que le ha valido el Premio Columnismo literario español en la XII edición de los Premios de la Crítica de Asturias. Y como nada de este mundo le es ajeno, realizó su trabajo de posgrado sobre estadios de fútbol: Ágoras o catedrales: Los estadios de fútbol como elementos de interacción social en las ciudades del Arco Atlántico.

ARAGÓN NEGRO

Diez escritores han asumido el reto de enfrentarse al relato policíaco desde su óptica particular. Sólo les une el denominador común de vivir y escribir desde un mismo territorio, Aragón. Coordinados por el novelista Juan Bolea, el resultado no puede ser más negro. Aquí hay historias de asesinos y de víctimas, crímenes despiadados y venganzas justicieras, narraciones que rozan el terror o que fundamentalmente inciden en el sexo. Algunas las protagoniza la Guardia Civil, otras dejan el peso de la investigación a la Policía, a los detectives privados e incluso a los propios delincuentes. Pero todas muestran una imaginación desbordante que convierte en verosímil la aparición de la Sábana Santa, de un mono que habla el lenguaje de los signos y cocina como un chef o de una farmacéutica que cuando está de guardia se convierte en la mejor confidente del mundo. Un alarde de creatividad al servicio del crimen.

Autores participantes: Arrate Gallego, José Manuel González, Julia Gallego, Gema Pérez, Ana María Rocañín, Santiago Blasco Fanlo, José Luis Blasco Tortajada, Pedro M. Híjar, José Luis Miragaya Saldaña y Marisa Fanlo.

viernes, 24 de mayo de 2013

PRODIGIOSCOPIO (JOSÉ FERNÁNDEZ GUERRA)

LA NOVELA: Sevilla, 1986. Mientras pasea por el mercadillo de la Alameda de Hércules, Diego Galván, estudiante de sexto de Medicina, adquiere un antiguo estetoscopio de madera. Movido por la curiosidad, decide usarlo en sus primeras prácticas médicas en el Hospital Universitario, advirtiendo con estupor que el rudimentario artilugio esconde un asombroso poder. Diego iniciará una investigación que le llevará por distintos escenarios sevillanos, donde conocerá a sor Lucía, una joven hermana de la Caridad que, junto con su profesor de Historia de la Medicina, el doctor Martín Hidalgo, serán fundamentales para desvelar la historia del estetoscopio.

EL AUTOR: José Fernández Guerra nació en Huelva en 1965. Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, se especializó en Neumología.
Fue galardonado con el premio a la mejor tesis doctoral de la Asociación de Neumólogos del Sur (Neumosur) en 1996. Además de ejercer su profesión en el hospital marbellí Costa del Sol, colabora con diversas revistas médicas.
Lector compulsivo, complementa su trabajo con su otra gran afición: la escritura. Fue el ganador del primer concurso de cuentos sobre fibrosis quística organizado por Novartis en 2009.

Tras haber publicado el ensayo Medicina y literatura: hacia una formación humanista, (2007) y el libro de cuentos El paciente virtual, (2009), presenta Prodigioscopio, una emotiva historia de pasión por una ciudad, por una mujer y por la Medicina.

jueves, 23 de mayo de 2013

LA ÚLTIMA BATALLA: EL CAPÍTULO EN EL QUE APARECE GOIKO

El pasado 25 de abril subí al blog (http://elblogdeabasolo.blogspot.com.es/2013/04/la-ultima-batalla-primer-capitulo.html) el primer capítulo de LA ÚLTIMA BATALLA (http://elblogdeabasolo.blogspot.com.es/2013/04/la-ultima-batalla-primer-capitulo.html), mi nueva novela protagonizada también, al igual que PÁJAROS SIN ALAS (http://www.erein.com/libro/pajaros-sin-alas) y LA LUZ MUERTA (http://www.erein.com/libro/la-luz-muerta) por ese ertzaina en excedencia, reciclado en detective, Mikel Goikoetxea, alias Goiko.
En ese capítulo, sin embargo, no aparecía Goiko, así que he decidido subir también el segundo, que es el primero en el que aparece. No está entero, ya que es algo extenso y los textos muy extensos, en la pantalla de ordenador, fatigan, pero espero que sea suficiente. El resto y los demás capítulos ya sabéis cómo podéis leerlos...la editorial, la distribuidora, los libreos, Goiko y yo os estaremos muy agradecidos :-)


Miré con satisfacción, y un punto de sadismo, lo reconozco, al enano cabrón que estaba sentado frente a mí. Había llegado mi turno y estaba dispuesto a machacarle para resarcirme de todas las palizas que me había propinado a lo largo de una tarde que se me estaba haciendo eterna. Para hacer más placentero el momento le di un sorbo al vaso de güisqui que acababa de servirme, antes de repartir las cartas. Mi contrincante hacía rato que había acabado su bebida, pero decidí no rellenarle nuevamente su vaso. Si deseaba tomar algo, que se humillara y me lo pidiera. Ya sé que era una mezquina venganza, pero qué coño, cuando uno lleva toda la tarde de derrota en derrota, no se le puede pedir que se sienta magnánimo y generoso.
Volví a mirar las cartas y comprendí que esta vez no se me podía escapar la victoria. Miré fijamente al desecho humano que se había atrevido a desafiarme y con un brillo en los ojos que delataba cómo estaba gozando, pronuncié con voz firme las palabras mágicas.
–¡Abuelo tirolés!
Ahora sí, como que me llamaba Mikel Goikoetxea, ahora sí que iba a saber el enano ése de los cojones lo que era sentirse derrotado, vencido y totalmente jodido, pero en lugar de venirse abajo el cabrón, sonriendo de oreja a oreja, me dijo que no lo tenía.
–Lo siento tío, has fallado, ahora es mi turno. Abuela tirolesa, padre bantú, madre bantú, abuelo mexicano…
No me lo podía creer. El pequeño hijo de puta me estaba chuleando vilmente. Era imposible que no tuviera el abuelo tirolés, porque yo no lo tenía y ya no quedaban cartas para robar encima de la mesa. Yo lo sabía y él lo sabía, pero me miraba imperturbable, como hubiera podido hacerlo un auténtico tahúr educado en los barcos de vapor que recorrían el Mississippi. Viendo que yo tardaba en reaccionar repitió su petición.
–Abuela tirolesa, padre bantú, madre bantú, abuelo mexicano…
Me encontraba en una situación muy difícil. ¿Cómo podía decirle a un  niño de ocho años que me estaba haciendo trampas? El problema no es que fuese un niño sensible capaz de echarse a llorar allí mismo si yo me enfadaba con él, sino todo lo contrario, era la pequeña bestia la que me tenía agarrado por los huevos, y lo sabía perfectamente, de ahí su gesto triunfal y desafiante. Hacía dos meses que su madre y él se trasladaron a la vivienda contigua a la mía, y desde el primer momento, los hombres somos así, qué le vamos a hacer, un millón de años de pulsiones atávicas nos contemplan, intenté ligarme a la nueva vecina. Por eso cometí el error de decirle que me tenía a su disposición para lo que hiciera falta y por eso ella me había preguntado, esa misma mañana, si podía quedarme por la tarde con el crío, ya que había quedado con un amigo y no había podido conseguir a tiempo una canguro. Así que mientras otro tío se la estaba follando a mí me tocaba poner buena cara, más bien cara de gilipollas, y aguantar al niñito, no fuera a estropear las cada vez más debilitadas e inconsistentes oportunidades que tenía de camelarme a la madre.
Le di la abuela tirolesa, el padre bantú, la madre bantú, el abuelo mexicano y si me hubiese pedido la cuñada portuguesa también, aunque no apareciera en la baraja. Y claro, le di los cinco euros de rigor que habíamos apostado para darle más interés a la partida. Contando esos cinco últimos euros, esa tarde ya habían pasado de mi bolsillo al suyo treinta. Lo más jodido del asunto estribaba en que, en el caso de haber ganado yo una partida, no habría podido cobrarle porque, seamos sinceros, ¿cómo iba a pedirle a un tierno infante, un adulto hecho y derecho como yo, que me pagara una deuda de juego? Me estremecí al pensar que si eso era capaz de hacer con tan sólo ocho años, qué no podría hacer cuando cumpliese quince más. Tal vez atracar bancos, por ejemplo. O quizás algo peor, como trabajar en uno de ellos de asesor de inversiones.
El pequeño monstruo estaba barajando de nuevo las cartas, no sé para qué, si total iba a volver a ganar él, hiciera yo lo que hiciese, cuando fuimos interrumpidos por el sonido del timbre. No esperaba a nadie, pero fuese quien fuese desde ese mismo momento se ganó mi gratitud eterna. Incluso aunque fuese el mismísimo Freddy Krugger. Es más, si venía dispuesto a practicar sus habilidades con el hijo de la vecina, contaba con mis bendiciones, pese a no estar nada seguro de que el resultado del combate pudiera ser favorable para el bueno de Freddy. Pero cuando abrí la puerta el rostro que vi no fue el del entrañable ser que no dejaba de aterrorizar a las buenas gentes de Elm Street sino el de Ander González, aunque tras contemplar su cara pensé que seguramente había salido perdiendo con el cambio.
Sin hacerle ninguna pregunta le dije que entrara y, tras deshacerme del hijo de mi vecina diciéndole que se fuera a la cocina porque en el congelador podría encontrar un helado de los que más le gustaban, volví a mirar a González. Mi primera impresión era cierta, tenía la cara desencajada y apretaba compulsivamente los puños, como si quisiera destrozar algo que llevara en su interior y se le estuviese resistiendo. Estuvo así unos pocos segundos hasta que por fin se animó a soltarme la bomba.
–Han disparado contra Eneko y se encuentra muy grave. En estos momentos están operándole a vida o muerte en el Hospital de Cruces. Lo siento, Goiko, ya sé que él y tú…
No finalizó la frase sino que después de decir eso se sentó, o sería mejor decir se derrumbó, en una de las butacas del salón, mirándome con ojos vidriosos, no sé si esperando una respuesta o, sencillamente, descansando tras haberse quitado un peso de encima al habérmelo traspasado.
No eran necesarias más explicaciones. Los dos sabíamos a quién se estaba refiriendo, a Eneko Goirizelaia, un oficial de la Ertzaintza que había sido compañero mío durante muchos años, primero en la Academia de Arkaute y poco después en la Brigada de Homicidios. Fue además uno de los pocos, si no el único, que me apoyó cuando caí en desgracia, pese a que le había dado mil motivos para mandarme a tomar por culo. Me acerqué hasta González, cuyo rostro empezaba a dar síntomas de recuperación, y le pregunté qué era lo que había ocurrido.
–Ahora no hay tiempo, tienes que acompañarme hasta el hospital, en el camino te lo cuento todo.
Ander González siempre había sido muy leal a Eneko, por eso, aunque jamás habíamos llegado a coincidir en el cuerpo, me ayudó también cuando le necesité, de ahí que no tuviera ningún recelo ante lo que acababa de decirme, pero aún así me vi obligado a explicarle que no me era posible, ya que estaba cuidando al hijo de mi vecina y no sabía cuándo volvería.
–¿No puedes llamarla por el móvil?
–Sí, pero es que ni siquiera sé dónde está ni cuánto tiempo tardaría en venir, eso si consigo localizarla. Joder, Ander, sabes que estoy deseando acudir al lado de Eneko, pero me encuentro atado de pies y manos.
Ander González debía tener un interés aún mayor porque fuera a reunirme con mi amigo, porque diciéndome que por eso no había ningún problema habló a través de su móvil y en pocos segundos un ertzaina uniformado, al que conocía de vista, se presentó en la casa dispuesto a relevarme.
–Garrastatzu es un auténtico hombre de familia, con mujer y cuatro hijos –me informó González–, así que no tendrá ningún problema para ocuparse del retoño de tu vecina.
Eso es lo que tú te crees, pensé para mis adentros, pero me abstuve de hacer cualquier comentario. Como no conseguí hablar con ella le envié un mensaje, explicándole la situación. No pude evitar sonreír al pensar en el susto que se iba a llevar al llegar a casa, cuando comprobara que su encantador vástago había sido custodiado durante toda la tarde por un curtido y veterano policía. Si en algunos momentos llegué a albergar una remota esperanza de ligarme a la madre de la bestezuela, en esos momentos la di por finiquitada, aunque en el fondo tampoco lo lamentaba en exceso, ese tipo de mujeres suele venir con el lote completo y, las cosas como son, ya no tenía edad para ejercer la paternidad con un aprendiz de delincuente.
González había dejado el coche aparcado en doble fila, junto a la farmacia que se ubicaba al lado de los desaparecidos cines Mikeldi. Un joven con el pelo engominado y una ostentosa cadena de oro al cuello no cesaba de tocar el claxon, justamente indignado porque el vehículo del ertzaina le impedía salir. Cuando González sacó las llaves para abrir las puertas de su coche, el engominado empezó a despotricar contra él y toda su parentela, pero una simple mirada fue suficiente para que se callara como un muerto. La verdad es que González no es de esos policías prepotentes que allá donde van ejercen de un modo desmedido su autoridad, de ahí que el hecho de que con una simple mirada consiguiera hacer callar a aquel botarate me indicara la seriedad del tema. Aunque no hacía falta que me lo recordaran, lo poco que me había dicho anteriormente en mi casa, que alguien había disparado a Eneko y se encontraba en esos momentos luchando por su vida en un hospital, había sido suficiente para que me percatara de la gravedad del caso.
Hasta que enfilamos la autovía estuvimos los dos callados, pero no pude contenerme durante mucho tiempo.
–¿Me lo vas a contar ya o tengo que presentar una instancia, con papel timbrado y todo?
En lugar de contestarme con un exabrupto, como seguramente hubiese hecho yo de estar en su lugar, Ander González, se relajó y tras disculparse por la actitud que había mantenido hasta ese momento, empezó a contarme lo poco que sabía.
–Ha ocurrido esta mañana, junto a la prisión de Basauri. Según parece había ido a recoger a un preso al que acababan de excarcelar cuando desde un vehículo cuya matrícula estaba borrada y que se dio a la fuga, les ametrallaron a ambos. El preso recién liberado falleció en el acto y a Eneko se lo llevaron a Cruces gravemente herido. Aún no sabemos si saldrá de ésta, quién sabe, quizás para cuando lleguemos ya haya fallecido –se quebró su voz al decir esto último.
Intenté animarle, pero enseguida comprendí que era algo absurdo. Ambos habíamos visto, a lo largo de nuestras carreras, numerosas situaciones similares y éramos conscientes de lo que estaba en juego, ninguno de los dos necesitábamos vanos consuelos, eran otras ideas las que ocupaban nuestras mentes.
–¿Tenéis algún indicio lo que ha ocurrido? ¿Algún posible móvil?
González se encogió de hombros antes de decirme que de momento ni siquiera sabían si el objetivo principal era el expreso, Eneko o los dos a la vez.
–¿Acaso estaba trabajando en algún asunto excesivamente peligroso?
Vaciló durante algunos segundos antes de responderme que creía que no.
–¿Crees que no? –dejé la pregunta en el aire. Si quería entenderme me entendería, pero extenderme más sonaría a reproche, y no era mi intención enfrentarme con él, no al menos en esos momentos.
Supongo que comprendió el mensaje porque suspiró largamente antes de volver a hablar.
–Somos compañeros, ya sabes cómo funciona esto, prácticamente somos una pareja de hecho –se sonrió al decir esta última frase–, llevamos en común los mismos casos, hacemos el mismo trabajo, y en estos momentos no tenemos entre manos ninguna investigación potencialmente peligrosa. Ni en estos momentos ni en los últimos tiempos. Pero... –se calló durante unos instantes que aproveché para decir eso tan original de que "siempre hay un pero"–, últimamente se le veía nervioso, como muy agitado y llegué a pensar que estaba trabajando en solitario en algún caso del que no nos había informado a sus compañeros.
–Eso no parece propio de Eneko. De mí sí, lo reconozco, pero Eneko es un enamorado de los reglamentos.
–Así es –asintió González–, la única explicación posible es que se tratara de un asunto tan peligroso que de momento prefiriera llevarlo en secreto antes de decidir qué camino seguir.
–Sí, eso parece razonable, y también que debía ser un asunto peligroso, en el caso de que ese “desconocido asunto” tenga relación con el tiroteo que ha sufrido. ¿Se sabe quién es el preso liberado que ha fallecido?
–Sí, se trata de Koldo Ferreira, un antiguo militante de ETA que llevaba muchos años recluido y aunque se había alejado hace ya bastante tiempo de la organización no obtuvo la libertad con anterioridad porque le aplicaron la doctrina Parot.
–¿Un exmiembro de ETA? No lo entiendo, que yo sepa Eneko nunca ha estado destinado en las fuerzas antiterroristas.
–Así es –volvió a asentir González–, pero me cuesta creer que sea casualidad. Hoy no liberaban a ningún preso que hubiese tenido en el pasado relación con ningún caso suyo ni tampoco a alguno de sus confidentes, así que lo más razonable es pensar que había ido allí por Ferreira.
–¿No podía haber ido a Basauri para entrevistarse con alguno de los presos y por ese motivo estar en el lugar equivocado en el momento equivocado?
–Ya lo he pensado, pero en ninguno de los casos de los que en estos momentos nos estamos ocupando hemos considerado necesario hacer una gestión de ese tipo. También me he puesto en contacto con las autoridades de la prisión y me han dicho que no les había comunicado previamente su deseo de entrevistarse con ningún recluso. Así que, aunque no sepamos cuál era el motivo, lo más lógico es pensar que acudió a la prisión para recoger a Ferreira.
Lo que Ander González decía era totalmente razonable y asentí en silencio. Con los datos que me había proporcionado sus conclusiones parecían bastante lógicas y razonables, pero de momento eso no nos llevaba a ningún sitio. ¿Qué relación podían tener Eneko y Ferreira? Me imagino que no tardaríamos en saberlo, en cuanto sus compañeros empezaran a investigar en esa dirección, pero para mi sorpresa González me dijo que estaba equivocado, que de eso nada.
–Los mandos ya han dictaminado que las heridas sufridas por Eneko se debieron tan sólo a la mala suerte de encontrarse junto a Ferreira en esos momentos, que en realidad lo que ocurrió fue una consecuencia no buscada de un atentado dirigido única y exclusivamente contra el antiguo etarra. De hecho las diligencias judiciales, aunque aún se encuentran en Bilbao ya que el levantamiento del cadáver lo practicó el juez de guardia, no van a tardar mucho en remitirse a Madrid, a la Audiencia Nacional.
–¿Tan pronto?
No puedo asegurarlo porque Ander González, mientras conducía, miraba fijamente al frente, pero en su frente aparecieron durante unos instantes unas pequeñas arrugas, delatoras tanto de su cansancio como del hastío que le producía lo que me iba a decir.
–Por lo que me han dicho, esta misma mañana el viceconsejero ha recibido en su despacho de Lakua* una llamada procedente del Ministerio del Interior, de uno de sus gerifaltes, por la que amablemente le solicitaban que la Ertzaintza se abstuviera de iniciar una investigación por su cuenta y, en todo caso, estuviera a disposición de lo que indicaran los magistrados de la Audiencia Nacional. Y por lo que me ha comentado mi informante, el "vice" no ha dado muestras, en ningún momento, de estar en desacuerdo con esas órdenes. es más, parecía aliviado, como si el que uno de sus agentes pudiese morir a consecuencia del atentado le importara un huevo.
Había rabia en sus palabras, pero también impotencia, una rabia que empezaba a sentir como propia, aunque no la impotencia, al menos no de momento.
–Bueno, yo sigo estando en situación de excedencia, así que no me afectan para nada las órdenes del señor viceconsejero ni de todos los ilustrísimos jueces y magistrados de la Audiencia Nacional.
Por primera vez desde que pasó a buscarme apareció una sonrisa en la cara de González.
–Me imaginaba que ibas a reaccionar así, y en parte por eso he ido a buscarte, además de por saber que a Eneko y a ti os une una gran amistad, pero tú también puedes llegar a tener problemas. Te pueden quitar la licencia para actuar como detective e incluso acabar con tus posibilidades de reingreso. Eso en el mejor de los casos, porque te arriesgas a que te emplumen por un delito de obstrucción a la justicia o algo de similar cariz.
–Eso es lo de menos, la verdad es que aunque todavía no he convertido mi excedencia temporal en algo definitivo no tengo muchas intenciones de regresar al servicio activo. Y en cuanto a lo otro, puedo permitirme tanto la pérdida de la licencia como el mejor de los abogados.
Estábamos entrando en el aparcamiento del hospital así que permanecimos callados un buen rato callados mientras buscábamos una plaza libre en la que dejar el vehículo. Pocos minutos después cruzábamos la puerta del hospital y sin perder ni un segundo preguntamos por nuestro amigo.
Las noticias no eran ni buenas ni malas. Durante seis horas estuvieron operándole y la intervención fue un éxito, pero de momento los médicos no se atrevían a vaticinar si conseguiría o no sobrevivir. Se encontraba en situación de coma inducido, en una habitación individual equipada como si se tratase de una unidad de cuidados intensivos, pero la moneda aún no había caído al suelo y no se sabía si iba a salir cara o cruz.
Nos tomamos un café de la máquina que había en una sala de espera, embutido cada uno en sus propios pensamientos y sin saber qué hacer. No podíamos entrar en la habitación de Eneko, debido a su estado, y seguramente hasta dentro de unos días la balanza no se inclinaría a ningún lado. Estar allí no tenía ningún sentido y ambos lo sabíamos, pero de algún modo en nuestro subconsciente revoloteaba la idea de que si nos levantábamos de las incómodas sillas en las que nos habíamos sentado estábamos abandonando a nuestro amigo. Ander González se tomó de un trago su café y se levantó, dirigiéndose a la máquina, como si quisiera servirse otro, pero en lugar de ello miró hacia la puerta y tras comprobar que no había nadie cerca la cerró, aprovechando que en esos momentos nos hallábamos solos en la estancia.
–Antes te he dicho que había ido a buscarte por dos razones, una de ellas porque eres uno de los mejores amigos, si no el mejor, de Eneko, y la segunda para involucrarte en la investigación que nosotros no podemos efectuar, paradójicamente, desde la Ertzaintza. Hay otra, relacionada con esta última. Me gustaría que esta noche te quedaras aquí, en el hospital, custodiándole.
Le miré extrañado antes de pedirle que se explicara, aunque intuía lo que iba a escuchar.
–Ya conoces la versión oficial, Eneko ha sido víctima accidental de un atentado que no iba dirigido contra él sino contra un antiguo terrorista que acababa de ser puesto en libertad, por eso, cuando algunos compañeros insinuamos que quizás fuera conveniente proporcionarle un retén de vigilancia para evitar que se pudiera repetir el intento de asesinato, nos tildaron de paranoicos y se negaron en redondo a hacernos caso. Incluso de un modo ciertamente sospechoso, nos han asignado de repente trabajos que nos van a obligar a alejarnos del hospital durante mucho tiempo.
–Entiendo –le contesté, y era parcialmente verdad, entendía perfectamente lo que estaba ocurriendo, pero no acababa de entender los motivos–, y no te preocupes por eso, lo que no sé es cómo voy a justificar mi presencia aquí, en e.l hospital, durante toda la noche. Ya sabes que a partir de cierta hora, no recuerdo muy bien cuál, no se permite la permanencia de visitas.
–Eso ya está arreglado –me tranquilizó González–, tenemos cierta influencia con uno de los directivos del hospital –no me dijo a qué se debía esa “influencia” y preferí no preguntárselo– y nos ha proporcionado una txartela* que te identifica como segurata.
–¿Como segurata?
–Sí, como segurata, ¿no te gusta la idea? Nos ha jodido el señorito. ¿Qué querías, una que te identificara como cirujano maxilofacial y que de repente alguna enfermera te avisara para efectuar una operación urgente?
Supongo que ése fue el momento elegido por Ander González para desatar la tensión acumulada durante todo el día, así que no se lo tomé en cuenta y le dije que por mí lo de segurata estaba bien




* Nombre del edificio en el que se encuentran las dependencias del Gobierno Vasco en Vitoria-Gasteiz
* Txartela, tarjeta identificativa en euskera

miércoles, 22 de mayo de 2013

612 EUROS (JON ARRETXE)

LA NOVELA: 612 euros, la renta de garantía de ingresos de la que dependen tantas familias, es el título de la segunda entrega de la saga del detective Touré. Respetado por sus compatriotas, vigilado por la policía y deseado por las mujeres blancas, el desplazado Touré sobrevive realizando trabajos de lo más variopintos. En esta ocasión, tras recibir la visita de un supuesto familiar, se verá envuelto en una serie de absurdas vicisitudes donde, para franquearlas, tendrá que poner a prueba todo su ingenio detectivesco.
El autor y trotamundos, Jon Arretxe, realiza aquí un periplo al interior de ese submundo que engloba a los sin papeles, y que permanece oculto en nuestro universo de blancos, para contarnos la cruda realidad de quiénes son y cómo viven sus moradores.
Una novela escrita con un lenguaje divertido y un ritmo trepidante, donde los golpes de efecto se encadenan uno tras otro atrapando al lector hasta su conclusión.

EL AUTOR: Jon Arretxe (Basauri, 1963), es doctor en Filología Vasca, licenciado en Educación Física y ha completado, en los conservatorios de Bilbao y Vitoria, sus estudios de piano y canto.
Este polifacético y exitoso autor tiene la creación literaria por oficio, pero también ofrece conferencias sobre sus libros o viajes, y además canta ópera, siendo integrante de los coros de ópera de Bilbao y Pamplona.
Desde la publicación de su primera obra, en 1991, su producción combina principalmente la literatura de viaje (7 colores, Tubabu, El sur de la memoria...) y la novela negra (Shahmarán, La calle de los ángeles, Sueños de Tánger o 19 Cámaras, el debut del detective vascoafricano Touré.


Como es habitual en Jon Arretxe la novela se publica simultáneamente en euskera y castellano. Para más información sobre la versión en euskera (la original, por otra parte) se puede consultar este enlace: http://www.erein.com/libro/612-euro

PUNTO Y APARTE (MERCEDES GUILLAMÓN)

LA NOVELA: Lucy decide dejar atrás su pasado para empezar de nuevo en España. La Universidad de Salamanca y su trabajo en el Cisne Negro la harán centrarse en su nuevo propósito, olvidar su primer amor. Pero pronto entenderá que esa enigmática ciudad esconde secretos por los que alguien está dispuesto a matar. Una sala secreta bajo la Biblioteca de la Universidad y una pequeña ermita situada a las afueras serán el escenario en el que se desarrollará una emocionante búsqueda por resolver un asesinato y un misterio que se ha mantenido oculto durante décadas.

LA AUTORA: Mercedes Guillamón nació en Murcia en 1979. Tras acabar COU, aprobó una oposición y pasó a ser una joven funcionaria en Madrid, donde se trasladó a los 27 años. Comenzó a escribir de forma más continua tras ganar el premio en un concurso de relatos cortos convocado por una asociación de mujeres de su Murcia natal. Cuando estaba escribiendo su segundo relato, pensó que esa historia bien podría alargarse y acabó convirtiéndose en su primera novela: Punto y Aparte.


La novela se presentará el viernes 24 de mayo a las 19:00 horas en la librería madrileña "ESTUDIO EN ESCARLATA", con la participación de la autora y de Carla Berrocal.

viernes, 17 de mayo de 2013

LA ÚLTIMA BATALLA

LA ÚLTIMA BATALLA ya ha empezado a distribuirse en las librerías así que ya podéis ir (de uno en uno, para que no os agobiéis en las aglomeraciones que seguramente se formarán) a por vuestro ejemplar, y si aún no está, podéis pedirlo. Ideal para que este verano os acompañe allí donde estéis, porque aguanta tanto el frío como el calor.
Es más, si hacéis acopio de unos cuantos, ya tenéis, con tiempo más que suficiente, un buen regalo para Olentzero, Reyes Magos. Papá Noel o quien corresponda, y así no tendréis que esperar, como suele pasarnos habitualmente a todos, a ir corriendo a última hora a buscar un regalo.
Goiko os necesita. ¿De qué le sirve esforzarse en una dura y feroz investigación como la de LA ÚLTIMA BATALLA si luego, como el coronel de García Márquez sólo que al revés, no tiene quien le lea? Apoyadle. Él también haría lo mismo por vosotros.

jueves, 16 de mayo de 2013

LOS EJÉRCITOS DE TERRACOTA (GAIZKA SOPELANA)

LA NOVELA: «Me ha conmovido profundamente este relato de episodios y reflexiones revolucionarias tejidas con los hilos de todas nuestras vidas y las de tantos compañeros del pasado, del presente y del futuro... hay pocos testimonios de esos largos y desconocidos periodos históricos a través de los cuales sobrevive la llamita libertaria... Pero hay algunos, como el viejo anarquista Rioja, el Tupa, el Nazareno, Farias, la carioca del MST, el guerrillero zapatista de la pipa, y todos los que pueblan el relato, que siguen conspirando desde el margen, trabajando tozudamente para preñar la historia y despertar en alguna latitud a algún ejército de terracota. Este relato viene a alumbrar esos pasadizos clandestinos». Andrés Pascal Allende.


EL AUTOR: Gaizka Sopelana Aduri (Bilbao, 1961) es hijo de Andoni Sopelana, uno de los resistentes vascos que volaron el monumento a Mola y que posteriormente fue encarcelado en la prisión de Larrinaga. Asimismo, es nieto de Manolo Sopelana, partícipe y organizador de la fuga del campo de concentración de Gurs (Francia); y de Hermógenes Aduri, gudari del batallón Avellaneda en la guerra del 36. Detenido en varias ocasiones por participar en manifestaciones pro-amnistía, fue encarcelado y posteriormente canjeado, junto con otros presos, por la liberación del político Javier Rupérez. Es aficionado a la poesía y autor de la novela, Los contrabandistas del Bidasoa (2000). Vive en el exilio desde 1981 como internacionalista solidario.

martes, 14 de mayo de 2013

LA ESTRELLA DE SAMARCANDA (SANTI OSAKAR)

LA NOVELA: Octubre de 1917. La revolución bolchevique alumbra un nuevo orden en Rusia. Antes de ser forzada al exilio, la derrocada emperatriz Alejandra Feodorovna confiará a sus más fieles la custodia de un fabuloso tesoro: una auténtica fortuna cuya pieza más codiciada es la Estrella de Samarcanda, la joya más valiosa que nadie haya poseído jamás.
Casi veinte años después, Charles Waugham —veterano de la Gran Guerra y borracho en tiempos de paz— languidece en París sin mayor aspiración que la de combatir sin tregua su sobriedad antes que reconocer su fracaso como escritor. El azar le brindará la ocasión de romper amarras con su mediocre existencia, involucrándolo en la caza de los legendarios diamantes rusos por los que compiten los servicios secretos alemanes y soviéticos. Una peligrosa partida que lo llevará hasta Estambul tras un rocambolesco viaje a bordo del mítico Orient Express. El bueno de Charlie, sin saberlo ni pretenderlo, conseguirá retorcer los imbricados hilos de la historia con la sola arma de su candidez.

EL AUTOR: Nacido en la siempre convulsa Margen Izquierda de Bilbao en 1974, Santi Osakar es periodista de formación y vocación, aunque la vida lo ha conducido por otra senda. Tras algunos años trabajando como fotógrafo free-lance, cursó un máster en Cooperación al Desarrollo que le permitió conseguir un pasaje de dos años laborales en la sede de Naciones Unidas de Buenos Aires, ciudad en la que dejó un pedazo de su corazón. Tras un corto periplo barcelonés, regresó a tierra vasca, donde se ha desempeñado profesionalmente en el campo del marketing y la documentación, lo que no lo ha apartado de su verdadero anhelo, que no es otro que el de escribir. La Estrella de Samarcanda es la primera novela de otras que actualmente están en proceso.

Además de su trabajo como escritor, Osakar divide su tiempo entre su blog eldespertarsantiosakar.wordpress.com y la consultoría de investigación social, que ha iniciado recientemente su andadura en Bilbao.

EL ESCARMIENTO (MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ)

LA NOVELA: Entre marzo y julio de 1936, el general Mola, como Director, pergeñó desde Capitanía de Pamplona una sublevación militar y lo hizo de manera minuciosa, de forma que el plan de control, represión y represalias de lo que desde un primer momento tenía que ser «territorio liberado» fue al detalle. Basta asomarse a los periódicos de los primeros días de la guerra o leer el contenido de algunas de sus instrucciones secretas: «Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta…».
Se trata de ver cómo hemos vivido y cómo vivimos no ya la guerra, sino sus consecuencias. No cuenta tanto lo de entonces como lo de ahora, el cómo seguimos viviendo aquello de una manera mucho más viva de lo que se piensa y desea.

EL AUTOR: Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950), es autor de las novelas Los papeles del ilusionista (1982), El pasaje de la luna (1984), Tánger Bar (1984), La quinta del americano (1987), La gran ilusión (1989), Premio Euskadi de Literatura y Premio Herralde de novela, Las pirañas (1992), La caja china, Un infierno en el jardín (1995), No existe tal lugar (1997), Premio Nacional de la Crítica, La flecha del miedo, El corazón de la niebla (2001), En Bayona, bajo los porches (2002), La nave de Baco (2004), El piloto de la muerte (2005) y La calavera de Robinson(2006).
Entre sus muchos libros misceláneos hay que destacar la crónica de viajes La isla de Juan Fernández y Peatón de Madrid, así como una serie de diarios y dietarios, que se comenzaron a publicar en el año 1986, como La negra provincia de Flaubert, Mundinovi. Gaceta de pasos perdidos (1987), Correo de otra parte (1993), El árbol del cuco (1994), La casa del rojo y Liquidación por derribo.

Artículo publicado en el diario DEIA (http://www.deia.com/) el 13 de mayo de 2013. Redactora: Ana Oliveira Lizarribar.
Miguel Sánchez-Ostiz presentará la semana que viene su nuevo trabajo, El Escarmiento, así, en mayúsculas, porque con este concepto definió el general Mola la acción que quería ejecutar con los vascos y con todos los demás. Y porque lo hizo, generando unas consecuencias que aun hoy se perciben, aunque algunos quieran cubrirlas con silencio.
Precisamente para destapar aquellos hechos ha realizado el escritor pamplonés dos extensos trabajos, el primero es éste que ahora ve la luz, y el segundo, titulado El Botín, se publicará más adelante y refleja el negocio colosal que algunos hicieron a base de expolios, expropiaciones y robos a mano armada. La editorial Pamiela es la responsable de publicar ambos libros.
En El Escarmiento, Sánchez-Ostiz plantea una crónica novelada de los acontecimientos; un texto que arranca a las puertas del fuerte de San Cristóbal, en el monte Ezkaba, pero no en la fecha de la fuga, en 1938, sino en la actualidad y en compañía de algunas víctimas de la Guerra Civil y de la represión desatada desde la mañana del 19 de julio de 1936, en la plaza del Castillo de Iruñea. La intención del escritor es ver cómo hemos vivido y cómo vivimos no ya la guerra, sino sus consecuencias, porque, según él, no se trata tanto de lo de entonces, sino de lo de ahora, de cómo seguimos viviendo aquello, de una manera mucho más viva de lo que se piensa y desea: los unos, los otros y los de que no.
Para el prestigioso autor, las trincheras siguen abiertas en los tribunales, en los periódicos, en las cátedras universitarias, en los bares de las tribus... negacionistas, revisionistas, feroces indiferentes, guerracivilistas, acusadores fiscales, opinadores de profesión, historiadores, sí, pero de un lado y de otro, tomando partido siempre...
La narración de Sánchez-Ostiz incluye una escena estremecedora entre José de Arteche, bibliotecario de Gipuzkoa, y José María Iribarren, que 30 años atrás había sido secretario privado del general Mola en los primeros meses de la Guerra Civil. A propósito del bombardeo de Gernika y de la participación del general, Iribarren dice a su interlocutor: Pero si en Mola era una obsesión hacer un escarmiento entre los vascos. Un escarmiento. Así decía: "un escarmiento". Aquel hombre no pensaba más que en matar, añade.
En aquel escarmiento planeado al detalle le ayudaron, según destaca el escritor, civiles que conocían el terreno, caso de Raimundo García, Garcilaso, director de Diario de Navarra. Y vaya si lo consiguió, porque escarmentó a guipuzcoanos y a navarros, a alaveses y a vizcainos, a riojanos, aragoneses, sorianos, gallegos, castellanos, extremeños... republicanos, azañistas, izquierdistas, nacionalistas, jornaleros revoltosos de la Ribera, obreros de fábricas, mineros, cenetistas, ugetistas, comunistas, judíos, espías, masones...

Aquello fue una cacería en toda regla, con voluntarios armados por los campos para que no se escapara ninguno. Como cuenta Sánchez-Ostiz, se cometieron atrocidades de las que jamás ha respondido nadie, y se extendió un silencio y una mordaza de 70 años por parte de todos los implicados, incluidos los miembros de la jerarquía eclesiástica, que estaban al corriente de lo que sucedía.

EL CAZADOR SORDO (JAMES McCLURE)

LA NOVELA: La víspera de Navidad el teniente Tromp Kramer investiga en uno de los mejores barrios residenciales de Trekkesrburgo, en Sudáfrica, el asesinato de un blanco católico, muy piadoso. Apenas iniciadas las pesquisas, le trasladan a otro caso, un simple accidente de tráfico con una víctima. El asesinato del beato pasa a su compañero el sargento zulú Mickey Zondi. ¿Por qué separan a Kramer y a Zondi? ¿Qué misterio oculta esta sucesión de extrañas casualidades? El cazador sordo, inédita hasta ahora en español y tercera novela de la excepcional serie policíaca escrita por James McClure, vuelve a poner el dedo en la llaga del apartheid. Un ritmo apasionante que destroza todos los convencionalismos del género.


EL AUTOR: James McClure (Johannesburgo, Sudáfrica 1939 - Oxford, Inglaterra, 2006). Escritor y periodista británico, se educó en la región sudafricana de Natal, en donde comenzó a trabajar como fotógrafo junto a Tom Sharpe. Posteriormente escribió guiones para cómic y dio clases de inglés, hasta que en 1963 se incorporó como periodista y reportero gráfico a la redacción de The Natal Witness, diario editado en Pietermaritzburg, capital de Natal. En 1965 se trasladó con su familia en Gran Bretaña, donde trabajó en varios periódicos, entre ellos The Oxford Times y The Oxford Mail, de los que fue editor. Con su primera novela, El cerdo de vapor, publicada en 1971, ganó el premio Gold Dagger concedido por la Asociación de Británica de Escritores de Novela Negra, y supuso el comienzo de una exitosa serie de títulos protagonizados por el teniente afrikáner Tromp Kramer y el sargento bantú Mickey Zondi, de la Brigada de Homicidios y Robos de Trekkersburgo: El leopardo de la medianoche (1972), The Gooseberry Fool (1974), Snake (1975), The Sunday Hangman (1977), The Blood of an Englishman (1980), El huevo con truco (1984) y La canción del perro (1991), en la que narra el encuentro entre Kramer y Zondi durante una investigación llevada a cabo en la lejana provincia de Natal. McClure también escribió una novela de espías situada en África meridional, Rogue Eagle (1976), que ganó el Silver Dagger de la Asociación de Británica de Escritores de Novela Negra, y dos ensayos sobre las policías de Liverpool y San Diego. Murió el 17 de junio de 2006 en Wallingford, Oxfordshire.

lunes, 13 de mayo de 2013

EL LEJANO REINO DE LA VÍA LÁCTEA (RAMÓN LOUREIRO)

León Daniel María Bonaparte, más conocido como León de Bretaña, el del Glorioso Cuerpo Resucitado, monarca coronado del Reino de la Vía Láctea a quien, como a los ángeles, le nacieron a la espalda dos largas alas de plumas blancas, recibe entre las sombras de todos los difuntos que lo acompañan, junto al Bicéfalo Príncipe de Caldaloba -su amigo y casi tutor Don Enrique de Dos Cabezas- y al infatigable Merlín Nigromante, la noticia de que los Reyes Magos vienen a su encuentro, fieles al mandato de las señales que, con la luz de los prodigios, brillan en el cielo.

Ramón Loureiro, autor de Las galeras de Normandía y León de Bretaña, cierra con esta novela la trilogía de la coexistencia de vivos y muertos.

LA VIDA CUANDO ERA NUESTRA (MARIAN IZAGUIRRE)

LA NOVELA: "Añoro la vida cuando era nuestra", comenta Lola mientras trastea en la cocina de su casa. Esa vida, que era tan suya y tan llena de ilusión, antes estaba hecha de libros y de charlas de café, de siestas lánguidas y de proyectos para construir un país, España, que aprendía paso a paso las reglas de la democracia. Pero llegó un día de 1936 en que vivir se convirtió en puro resistir, y ahora, quince años después, de todo aquello solo queda una pequeña tienda, una librería de viejo medio escondida en uno de los viejos barrios de Madrid, donde Lola y Matías, su marido, acuden cada mañana para vender novelitas románticas, clásicos olvidados y lápices de colores a quien se acerque.
Es aquí, en ese lugar modesto, donde una tarde de 1951 Lola conocerá a Alice, una mujer que ha encontrado en los libros su razón de vivir. Siguiendo la mirada de Lola y Alice, viéndolas sentadas detrás del pobre mostrador y leyendo juntas el mismo libro, iremos lejos, hasta Inglaterra, y atrás en el tiempo, hacia principios del siglo XX, para conocer a una niña que creció preguntándose quiénes eran sus padres.
La vida cuando era nuestra es un homenaje a la lectura, pero es sobre todo la historia de dos mujeres, una que poco sabe de la vida y otra que quizá sabe demasiado, aunque no pueda hablar. Entre estas miradas cómplices anda el talento de Marian Izaguirre.


LA AUTORA: Marian Izaguirre nació en Bilbao y ahora reside en Madrid, en una casa donde se van acumulando amigos, libros y buena música. Licenciada en ciencias de la información, ha desarrollado tareas en el campo del periodismo y la publicidad, mientras se dedicaba a la escritura.
Hace veinte años vio la luz su primera novela La vida elíptica, que obtuvo el Premio Sésamo. Desde entonces ha publicado cinco novelas más y una colección de cuentos. Sus obras han sido galardonadas con distintos premios, entre los que se cuentan el premio Andalucía y el Ateneo-ciudad de Valladolid.

Artículo publicado en el DIARIO DE NAVARRA (http://www.diariodenavarra.es/) el 11 de mayo de 2013.
Una partición grosera divide la literatura en historias de ganadores y perdedores. Marian Izaguirre (Bilbao 1951) sabe que los perdedores" son grandes protagonistas. Y con una emotiva y esperanzadora historia de derrotados que no se han dejado humillar, que mantienen la cabeza alta pone un punto y seguido en una carrera narrativa de dos décadas. La vida cuando era nuestra (Lumen), su séptima novela, es una declaración de amor al libro y la lectura y la cultura europea a través de unos personajes que profesan la religión del libro. Seres íntegros que resisten en la España triste y gris de los cincuenta, aislada de Europa y que se ilumina con el poder transformador de la literatura y el aire de libertad encarnado en los pocos brigadistas internacionales que se quedaron a pesar de la derrota en un país devastado.
Izaguirre narra sobre libreros, editores, lectores y traductores apasionados que arriesgan su vida por los libros y cuya peripecia se entreteje en una narración que encierra muchos libros dentro de otros libros. Con la estructura de cajas chinas habitual en las narraciones de Izaguirre, transcurre entre Normandía, Madrid, París, Londres y Roma. Es una foto en blanco y negro de un tiempo que ya no existe, de libros y gentes que aman a los libros y resisten los embates de la historia, apunta. Para su sorpresa, las más prestigiosas editoriales europeas -Sperling & Kupfer (Italia), Krueger, de Fischer Verlag (Alemania), Boekerij (Holanda) y Albin Michel (Francia),- han apostado por este retrato europeo y adquirido los derechos de una novela que hoy llega al lector español.

El libro es el gran protagonista de una historia que arranca en un librería de viejo en la que cae un hada madrina que hará morder el polvo al personaje más siniestro, mostrando puertas y caminos que nadie era capaz de ver. La librería y los libros son el centro la vida de los protagonistas, dos jóvenes, -Matías y Lola, librero de lance y editor represaliado y traductora-, con un daño clarísimo por la guerra a quienes han hurtado su vida. En su trayectoria se cruzan Alice, una mujer cargada de misterio que irrumpe en sus vidas y nos remite a otra no menos misteriosa dama, y Rose, protagonista del libro dentro de libro y que arroja luz y color en la grisura vital de los demás.