miércoles, 12 de mayo de 2010

PÁJAROS SIN ALAS: ENTREVISTA EN EL DIARIO "EL PAÍS"

José Javier Abasolo (Bilbao, 1957), licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, es funcionario del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales. Público su primera novela, Lejos de aquel instante, en 1997 y desde entonces ha editado otros ocho libros. Siempre encuadra las historias que escribe en el género negro, el que prefiere como lector.
José Javier Abasolo ha convertido a un ex agente de la Ertzaintza obligado por las circunstancias a trabajar como detective privado en protagonista de su novela Pájaros sin alas (Erein), una obra en la que sigue manteniéndose dentro de las claves del género negro.
Pregunta. ¿Cómo explica el auge de la novela negra?
Respuesta. Hay ciclos. Hay gente que dice que las épocas de crisis son propicias para la novela negra. Puede ser, porque recuerdan que nació en la época de la Gran Depresión de 1929. Hay modas e intereses editoriales, que sacan más novela de género si hay algún autor que triunfa. Las modas al final se reconducen y la novela negra tiene un público lector, Es un género con interés para el lector y para el escritor. No hay una explicación especial. Estamos en una época en la que el lector e incluso el escritor es más ecléctico: hoy leo novela negra, mañana poesía y otro día novela histórica.
P. Pero hay lectores adictos al género.
R. Sí. Yo mismo, sin descuidar otro tipo de lecturas. Ayuda también que proliferan los festivales dedicados al género negro. Antes era sólo la Semana Negra de Gijón; ahora también está Barcelona y congresos universitarios y otras jornadas.
P. ¿Qué le parece la novela negra que se escribe en el País Vasco?
R. Hay escritores como Willy Uribe o Jon Arretxe, en euskera, entre otros, pero no ha existido un fenómeno editorial que nos arrastre a los demás y permita hablar de novela negra vasca, como se habla de nórdica o escocesa.
P. En Pájaros sin alas vuelve a Bilbao tras "Heridas permanentes" (2007), en la que la trama transcurría en Nueva York.
R. Escribo sobre Bilbao porque en mi concepto de la novela explicó la ciudad y su sociedad. Para los adictos al género, las ciudades como Nueva York ejercen una atracción especial, pero, sobre todo, era la historia que quería contar la que lo pedía. Ahora he vuelto a Bilbao por la misma razón. Me siento a gusto con Bilbao como escenario literario; creo que da mucho juego. Es algo natural, pero, al final, lo que pasa en Bilbao puede pasar en Zamora o en Oslo. A veces digo de broma que es por pereza, porque sobre Bilbao no necesito documentarme.
P. El suceso que pone en marcha la historia ocurre en la pasarela de Calatrava. ¿Por qué eligió el centro y no los barrios más deprimidos?
R. Lo sórdido somos nosotros, los personajes, no los lugares. Los sitios más luminosos pueden ser los más sórdidos.
P. ¿Utiliza a la Ertzaintza como fuente de inspiración?
R. Sí y no. Si escribes novela policíaca en Euskadi lógicamente aparece la Ertzaintza o la Guardia Civil. La Ertzaintza es una policía como las demás, con sus luces y sus sombras, con corrupción y con héroes. Al final, cualquier cuerpo policial vale para la novela negra. Exageramos al hablar de su carácter urbano. La primera novela policíaca en España, las obras de García Pavón, tenían a un policía municipal de Tomelloso como protagonista. En mi novela aparecen ertzainas de todo tipo porque me conviene para la novela.
P. Uno de sus personajes se define como fanático de Ellroy, Connelly, Vázquez Montalbán, González Ledesma y de los clásicos como Hammet y Chandler. ¿Son sus referencias?
R. Me gusta hacer ese tipo de guiños. Claro que me gustan, pero es pretencioso decir que son mis referencias.

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