lunes, 17 de enero de 2011

VASCOS Y CRIMINALES: FÉLIX G. MODROÑO

Félix González Modroño nace en 1965 en Barakaldo donde vive sus primeros años antes de trasladarse con su familia a Tafalla, Bilbao y Portugalete, localidad en la que transcurre la mayor parte de su infancia y adolescencia.
Tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Salamanca, se afinca en Andalucía por motivos laborales.
Como fotógrafo, publica en 2002 Villalpando, paisajes y rincones como homenaje al pueblo zamorano de sus padres, y colabora en la revista “Paisajes”.
Después de obtener algunos premios con sus relatos, en 2007 sale a la luz su primera novela La sangre de los crucificados, protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también será el personaje central de su siguiente novela, Muerte dulce, publicada en 2009.
Ambas novelas son históricas, pero con una trama policíaca y criminal, lo que demuestra tanto la vitalidad del género policiaco, que impregna otros géneros, como del mestizaje, cada vez más en boga, entre géneros.

LA SANGRE DE LOS CRUCIFICADOS



Zamora, 1682. Don Fernando de Zúñiga, doctor en medicina por la Universidad de Salamanca, acude a la llamada del obispo. Monseñor Balmaseda le encarga averiguar la procedencia de la talla de un Cristo crucificado, hallada en extrañas circunstancias y que parece estar relacionado con la trágica muerte de un herrador. El doctor Zúñiga pronto averigua que aquel suceso oculta una trama de terribles asesinatos, cuya investigación le llevará en un periplo por la Salamanca universitaria, la Corte madrileña y una Sevilla antes opulenta y ahora tan agonizante como los crucificados que procesionan por sus calles.
La sangre de los crucificados es un thriller histórico magníficamente ambientado en la España de finales del siglo XVII, cuyos protagonistas se mezclan con reyes, religiosos o artistas. Una novela que convierte el esplendor artístico del Barroco y las intrigas políticas en torno al último rey de los Austrias en una trepidante aventura.

MUERTE DULCE


Balmaseda, 1683. Pedro Urtiaga acaba de ser envenenado. En sus últimas horas de vida escribe a su amigo, el doctor Zúñiga, anunciándole su inminente fallecimiento y suplicándole venganza. Este viajará a tierras vascas para averiguar la identidad del asesino. Pronto descubrirá que su muerte no solo tiene que ver con el vino, sino también con una partida de naipes de un juego recién nacido: el mus.
Leyendas ancestrales, mujeres enamoradas y falsas apariencias se enredarán en esta trama —en la que los acontecimientos se suceden sin tregua para el lector— relatada sin artificios con una prosa limpia y magnética.

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