martes, 18 de octubre de 2011

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 318.-AGUA TURBIA (AINGERU EPALTZA)


Título: AGUA TURBIA
Título original: UR UHERRAK
Autor: AINGERU EPALTZA
Editorial: HIRU
Trama: La vida en un pequeño pueblo navarro puede ser muy asfixiante sobre todo si todo el pueblo te desprecia y margina, como es el caso de una joven de piel negra, hija de un lugareño y una afroamericana ya fallecida o un anciano`y alcoholizado bertsolari en declive. La situación se complicará aún más cuando u concejal de un partido "españolista" aparece asesinado.
Personajes: Billie, joven de color que no entiende por qué todos en el pueblo la desprecian y consideran que es una puta, Juanito, padre de Billie, antiguo emigrado en Estados Unidos, que llegó a luchar en Vietnam en el cuerpo de "marines", que vive sumergido en sus recuerdos gracias al alcohol, Jazinto, viejo bertsolari que en su día fue famoso pero que se encuentra en decadencia y al que ya nadie hace caso, Xabier, periodista de la capital, hosco y desagradable, que considera que está por encima de los lugareños, Mikel, alcalde, y Martín Javier, concejal, aunque son de partidos distintos su única obsesión es que en la sede del partido respectivo, en la capital, reconozcan sus méritos, aunque tengan que pisotear incluso a sus correligionarios, Medina, teniente de la Guardia Civil, de métodos extremadamente violentos y que odia a la gente de un pueblo que según él tiene apellidos muy raros e impronunciables.
Aspectos a Destacar: La descripción del clima asfixiante de un pueblo endogámico y encerrado en sí mismo, en el que las diferencias políticas no son sino una débil excusa para que los rencores y las ambiciones personales afloren y lleguen a un inevitable clímax de enfrentamiento y violencia.
La Frase: En un primer momento no sabe qué hacer y luego, sin pensarlo, siguiendo el gesto de quienes lo rodean, se quita la boina y empieza a rezar. Sin embargo, tan pronto como lo hace, se interpone en su recuerdo una imagen, una vieja imagen: los civiles gritando, dando patadas y golpes en el pasillo de su casa, las bocas negras de sus mosquetones, sus amenazas, sus golpes mientras arrastraban escaleras abajo a su hijo mayor, Carlos, que entonces no había cumplido aún 20 años...El rezo de Kaximiro se interrumpe antes de pronunciar "así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

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