Calificada como la gran
epopeya éuskara, Amaya. Los vascos en el siglo VIII, de Francisco
Navarro Villoslada, es una mezcla compleja de historia, leyendas,
tradiciones, mitos y costumbres vasconas así como de intrigas, personajes,
episodios dramáticos y escenas sentimentales.
Treinta y dos años después de
la edición que llegó prácticamente a todos los hogares navarros, la gran
epopeya éuskara Amaya. Los vascos en el siglo VIII ha sido
reeditada por la editorial local Cénlit, que apuesta por rememorar y acercar en
este momento histórico a las nuevas generaciones el espíritu independiente y
conciliador de un pueblo desde una visión romántica que quedó grabada en su
momento en la mente de miles de lectores.
Cénlit ha recuperado la
edición del año 1981, con guión y dibujos del creador fallecido en Pamplona en
el año 2000 Rafael Ramos, en sendas ediciones de la mítica novela
histórica en castellano y en euskera (esta última publicada a través del sello
de la editorial Denonartean). La obra, que ya está en las librerías desde el
pasado viernes, es una de las novedades que se presentará este año en la Feria
del Libro y Disco Vasco de Durango.
Hace ya más de 130 años, la
novela de Francisco Navarro Villoslada (1818-1895) Amaya. Los
vacos en el siglo VIII / Amaia. Euskaldunak VIII. Mendean
llegó a ser el best-seller de Navarra. Tal y como recuerda Miguel Javier
Urmeneta en el prólogo de la edición en cómic de 1981, que se mantiene en
esta reedición, "en todas nuestras casas, a la luz de velones y candiles,
se proseguía la laberíntica historia de godos y vascones que acaba con la
aparición de San Miguel de Aralar y la proclamación del primer rey de
Navarra". Con su combinación de realidad y leyenda, amores dramáticos,
intrigas, mitos, tradiciones y costumbres vasconas, y de combates cuerpo a
cuerpo con luchas internas y personales, Amaya ha conquistado a
lo largo de su historia a miles de lectores, y ahora seguirá haciéndolo gracias
a esta reedición fiel a la original en cómic de 1981 aunque en parte
actualizada, que ve la luz después de tres años de pelea legal por los derechos
de explotación del libro. Estaban secuestrados por la entidad que lo editó
en su día, la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona (luego Can), mediante una
cláusula de poder que tenía y que ponía por encima del autor a la institución
editora, explica el editor de Cénlit y el sello Denonartean, Unai
Pascual. La viuda de Rafa Ramos, Nieves Eguiluz, quien en su
día coloreó las viñetas de esta mítica novela histórica, ha mantenido una lucha
con abogados durante tres años que finalmente ha dado sus frutos, y ha cedido
los derechos para hacer posible esta actual reedición muy esperada por muchos
lectores vasconavarros. En su día creo que ni llegó a estar en librerías. La
Caja Municipal, coincidiendo con el 104º aniversario de la primera publicación
de la novela de Navarro Villoslada, editó nada menos que 40.000 ejemplares en
castellano y en euskera y los repartió de forma gratuita entre sus clientes,
así que llegó a casi todas las casas. Pero la obra se quedó ahí, no ha tenido
más recorrido, y en todos estos años, ya más de treinta, Can la ha tenido en su
poder pero no ha querido sacarla ni utilizarla para nada, y mucha gente
demandaba esta obra; en todo este tiempo, en la librería -Unai Pascual es
librero de Auzolan- muchos nos han preguntado por ella..., cuenta el
editor, que opina que esta recuperación del libro va a aportar a los niños
de las nuevas generaciones una visión de la Historia diferente a la que están
acostumbrados, sin la parrafada larga, con dibujos muy atractivos y a través de
vivencias no solo políticas, también sentimentales. Y para las generaciones
que fueron lectoras del libro en su momento, y que conservan de él recuerdos e
imágenes muy vivas, la reedición va a suponer "una recuperación emocional
de esa época pasada".
El creador y adaptador de la
novela, Rafael Ramos, nació en Málaga pero se trasladó pronto a Navarra,
donde se enamoró de Nieves Eguiluz y, de otra manera, también de la
cultura vasca. Se obsesionó con el tema, estudió, leyó mucho, y quiso
aportar su visión de un momento de la historia de esa cultura a través de la
creación del cómic "Amaya". Detrás de sus dibujos hay una gran
documentación sobre cómo era la gente entonces, cómo vestía, cómo vivía,
relata Unai Pascual, quien entiende también esta reedición del mítico
cómic como una oportunidad para poner en valor la figura del autor, porque
la obra tuvo mucha trascendencia, pero él no tuvo el reconocimiento que merecía
y que sí han tenido algunos de sus contemporáneos, como Quino y Hugo Prat,
quizá porque Rafa Ramos murió en el año 2000, justo cuando llegaba la eclosión
del cómic, reflexiona el editor navarro, quien apunta como curiosidad que
Ramos, autor también de los cómics Leo Verdura y La
Historia de Navarra, se inspiró en los rasgos de sus propios
familiares a la hora de dibujar a los protagonistas de Amaya y los vascos,
como la propia princesa legendaria Amaya que encarna al mito de Aitor,
patriarca de los vascos; su padre, el visigodo Ranimiro, y la esposa de este,
Lorea, descendiente directa de Aitor; y otros personajes como Petronila,
Amagoya, Usua, Eudon o el líder de la resistencia vasca, García Jiménez.
A la hora de plantearse esta
recuperación, la editorial Cénlit barajó la opción de crear una nueva Amaya,
rehaciéndola y recoloreándola, o mantenerse lo más fiel posible a la original, y
eso es lo que hemos hecho. Hemos conservado las viñetas, la saturación del
color, el equilibrio... Está todo igual. En la edición en euskera sí se ha
actualizado el lenguaje, y por primera vez el cómic está íntegro en esta
lengua, porque la edición en euskera de 1981 contenía partes en castellano -los
textos que iban dentro de los dibujos-. Se hizo así por motivos de imprenta,
para ahorrar costes, y lo hemos corregido para que fuera cien por cien en
euskera, dice Unai Pascual, quien cree que esta es una buena
oportunidad para que la obra trascienda de Navarra y llegue más al País Vasco,
donde tampoco estuvo nunca en las librerías. Para el editor, Amaya es
una joyita. Al leerla te quedas con una historia, con una idea y con una
imagen. Es una novela histórica bastante poco ideologizada, que nos habla del
respeto a la figura del pueblo vasco trabajador y honesto, una imagen que,
dice, luego ha desaparecido o se ha reducido. "La obra nos cuenta
que existió un pueblo con unas pretensiones, que eso no es una entelequia que
nació hace 25 años... Ojalá sirva para que se recuerde que hubo un momento en
que nos llevábamos mejor, y para evidenciar que la cultura y el pueblo vasco
son más amplios de lo que otras mentalidades reduccionistas quieren o se
proponen hacernos ver",
concluye.