Alfredo Rodríguez dará a conocer hoy, a las 20.00
horas, en la librería Auzolan (c/ San Gregorio, 3) de Pamplona el libro Urre
Aroa (La Edad de Oro), una seria broma literaria protagonizada por seis poetas navarros
ficticios del siglo XV. Seis autores nacidos en la imaginación del escritor,
que adopta cada una de estas personalidades en un intento de recrear una tradición literaria que siempre me he
negado a creer que no haya existido.
Después de De oro y de fuego, publicado en
mayo del año pasado, Rodríguez (Pamplona, 1969) regresa con un nuevo
poemario editado también por Los Papeles del Sitio en el que confluyen dos
deseos. El primero, dar salida a una serie de poemas inéditos escritos en
diferentes momentos a lo largo de la última década, y, el segundo, una vieja y romántica idea mía de dar vida a
una supuesta tradición poética navarra. En el fondo, el autor sigue
tratando de dialogar con esa sabiduría que durante siglos ha intentado dar respuestas a nuestra vida y que es
un hilo conductor que teje la historia de todos los seres de ayer, hoy y
mañana.
Estos poetas no
existieron, pero podían haber existido perfectamente. Rodríguez
explica así el asalto a la poesía como
género de ficción que plantea en esta antología
apócrifa o falsa para la que ha dado vida nada menos que a seis alter ego,
Henrique de Ariztarai, Fermín Arrax, Xavier de Zuriquoain, Miguel de Unzit,
Vicente Racais de Yuso e Inaxio de Huvilzieta, escribiendo entre 7 y 14 poemas
por cada uno, a los que sitúa entre finales del siglo XV y principios del XVI, en que Navarra debió ser durante unos 30
años un territorio libre encajado entre Francia, Castilla y Aragón. Pero no
solo de versos se alimentan estos nombres, sino que el autor les ha inventado
una biografía, de modo que hay desde un laureado poeta, recompensado con el
honor o la gloria, hasta otro que escribía en el euskera de Roncal, pasando por
el que tuvo que exiliarse por misteriosos motivos que no se explicitan, un rico
hidalgo, un caballero, un bardo enamorado o un judío navarro. Apoyado todo ello
por unos datos sucintos, de una erudición
tan precisa como farsante, para que el tono resulte más verosímil. En general, lo que sobrevuela a todo el
libro es una poesía que intenta universalizar
lo local, dice Rodríguez, que se identifica especialmente con el
poeta enamorado, Vicente Racais de Yuso, al que le atribuye el siguiente verso:
Un hombre ha de saber que la poesía es la
vida.
El poeta pamplonés dedica esta publicación de tirada corta,
numerada y firmada a sus padres, que llegaron del sur hace más de 50 años y ayudaron a levantar esta tierra,
trabajando muy duro para salir adelante, y se podría decir que también a la
poesía misma, su vocación irremediable.
Tanta, que trabaja en varios proyectos al tiempo. Como el poemario Alquimia
ha de ser que plantea la creación poética como ente capaz de convertir en belleza el cieno de la realidad
cotidiana". O dos libros de conversaciones con el novísimo José
María Álvarez, el primero de los cuales, Exiliado en el arte, aparecerá en otoño en
Renacimiento, y el segundo, recién
terminado, puede que se publique en una editorial valenciana.
Artículo publicado el 12 de junio de
2013 en el periódico NOTICIAS DE NAVARRA (http://www.noticiasdenavarra.com/). Redactora: Ana Oliveira Lizarribar. Fotografía: Oskar Montero.
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