Título: LA MEMORIA DE LAS SOMBRAS
Autor: SERGIO PEREIRA
Editorial: TTARTTALO
Trama: Martín Olaeta es un joven guipuzcoano que al acabar su educación, a los
14 años, entra a trabajar en calidad de secretario de un reconocido escritor,
cuya casa está al lado de otra que guarda un misterio que Martín decide
investigar. Simultáneamente una joven conflictiva aparece asesinada, un
profesor universitario efectúa un descubrimiento que pondrá su vida en peligro y un antiguo prisionero de un campo nazi de exterminio busca a sus torturadores con claro afán de venganza.
Personajes: Martín Olaeta, adolescente
de catorce años, inquieto y amigo de la lectura, que entra a trabajar como
secretario de un escritor, su tía Maritxu, mujer joven que se hace cargo de
Martín al fallecer su madre en el parto y tener que exiliarse su padre por
motivos políticos, Arturo Calderón de Basarte, famoso escritor hijo de militar
y de ideas conservadoras, con buenas relaciones con el régimen aunque más
abierto y liberal que sus correligionarios, Ernesto Alfaro, profesor de
Historia del Arte, que luchó en el bando nacional durante la guerra porque “le
tocó” estar allí, pero de ideas diferentes, aunque no está preocupado por la
política, Francisco Negredo, inspector de policía extremadamente violento y
vengativo, obsesionado con dar caza al padre de Martín, el subinspector
Álvarez, subordinado de Negredo, más racional y competente que él, Isabel
Mendoza, joven quinceañera que se hace amiga de Martín, hija de un militar
franquista, con el que se lleva muy mal, Jarek Drosdik, resistente polaco contra la invasión nazi, torturado horriblemente hasta darle por muerto.
Aspectos a Destacar: Primera novela de un autor al que habrá que seguir en el futuro por su
habilidad para crear tramas que confluyen entre sí, finalmente, como un
mecanismo de relojería, sin que en ningún momento decaiga la atención y el
interés del lector / La descripción de una época sombría en la que la división
entre vencedores y vencidos de la Guerra Civil, así como sus consecuencias,
estaban presentes a diario.
La Frase: Aún con la bruma, el inspector tuvo la certeza de que cuando Martín
montó de nuevo en su bicicleta, antes de desaparecer por el túnel que cruzaba la
calle, miró en su dirección y le vio. Intercambiaron sus miradas en la lejanía.
Y Negredo se sintió satisfecho. Huye, conejillo, huye, se dijo esbozando una
sonrisa torcida. Huye a tu madriguera.
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