En ‘Una decisión peligrosa’ (Ttarttalo), el autor
parte de un supuesto original: el Reino de Navarra es una realidad en 1940 y duda
sobre si intervenir o no en la
II Guerra Mundial
Con este trabajo, el escritor bilbaíno se aparta de
la saga protagonizada por su detective Mikel Goikoetxea, Goiko, en esta
novela editada por Ttartalo. Pero no del género negro, porque en esta Navarra independiente
y protestante una pareja de investigadores deberá investigar una serie de
asesinatos estrechamente relacionados con la situación geopolítica del Reino.
De entrada, ¿qué significa esta extraña palabra,
ucronía, y qué le atrae de ese género?
Básicamente la ucronía es una ficción que juega con
la idea de que en un momento dado la historia, o nuestra propia vida, podrían
haber ido por otros derroteros. Es algo que todos nos planteamos muchas veces
en nuestra existencia cotidiana: ¿qué habría pasado si no hubiera ido a esa
fiesta en la que conocí a mi mujer o mi marido, cómo habría sido mi vida? En la
novela consistiría en utilizar ese concepto para fabular con los
acontecimientos históricos. El hombre en el castillo, de Philip K. Dick,
que transcurre en los Estados Unidos quince años después de que Hitler
triunfara en la II Guerra
Mundial, es una de las más emblemáticas.
¿Un contexto como el que ha inventado, en el que
Navarra es un reino independiente en 1940, aquí, en territorio foral, se
analizará de un modo especial?
Aunque mi intención primordial fue crear una historia
atractiva para el lector, soy consciente del tema que he utilizado y del país
en el que vivo, así que encuentro lógico que haya diferentes lecturas, incluso
radicalmente negativas. De todos modos, nunca se me ocurriría confundir deseos
(o temores, según el caso) con realidades y he procurado, asimismo, ser
respetuoso con todo el mundo sin por ello cercenar mi libertad al escribir.
Admito que el tema es polémico, pero más que por el hecho de la realidad
alternativa que aparece en la novela, que no ocurrió, porque las ucronías
pueden enseñarnos que del mismo modo que la historia pudo ser diferente, el
futuro aún no está predeterminado ni escrito.
¿Cómo es el Reino de Navarra de 1940 que aparece en
su novela; quién reina y cómo se estructura?
Es una monarquía parlamentaria que, en la época en la
que transcurre la novela, está gobernada por una coalición de los partidos
Reformista (liberal progresista) y Laborista (socialdemócrata), con el apoyo
externo de un pequeño partido que propugna un régimen autonómico para el
Señorío de Bizkaia. En la oposición están los partidos Moderado (liberal
centrista) y Conservador, y hay también uno comunista y un grupúsculo fascista,
los Caballeros de Roncesvalles. El Jefe del Estado es el rey Teobaldo IV.
Estar entre España, aliada de Hitler, y Francia,
ocupada, en plena II Guerra Mundial, no parece fácil. ¿Qué movimientos hay en
Navarra en uno y en otro sentido?
La situación de Navarra es muy delicada por ser un
país aliadófilo entre la España
de Franco y la Francia
ocupada, ambas en la órbita de la
Alemania de Hitler. Tanto el gobierno como la mayoría de la
oposición y la población simpatizan con Gran Bretaña, pero temen ser
conquistados por sus potencias vecinas si efectúan cualquier movimiento en ese
sentido. Hay también un partido que simpatiza con los nazis, sin ser
conscientes (o quizá incluso siéndolo) de que una Alemania triunfadora
preferiría como aliada a una nación grande en extensión y recursos, como es
España, antes que a un pequeño reino pirenaico.
Navarra ya tuvo ocasión de ser protestante y se
decantó finalmente por el catolicismo, debido a cuestiones políticas; sin
embargo, aquí la pinta como protestante. ¿Habría sido importante en su destino
si el Reino hubiera elegido esa otra vertiente del cristianismo?
Seguramente sí lo habría sido. Desde el momento en
que la historia transcurrió por otros derroteros es imposible afirmarlo con
rotundidad, pero en otros casos similares se ha podido comprobar que si a las
tensiones entre las diversas identidades nacionales que conviven, de buen grado
o a la fuerza, dentro de un mismo estado, se añaden diferencias de credo
religioso, esas tensiones aumentan aún más.
¿Cuáles son los personajes principales del relato?
Los más importantes son, por una parte están los
policías, el comisario Da Silva, un católico descendiente de españoles, que por
su religión ha estado marginado y pese a ser un buen profesional se había resignado
a no prosperar en su profesión, y el inspector Baskaran, navarro de pura cepa y
protestante, con la energía y el entusiasmo de un joven que cree en lo que hace
y muy leal a Da Silva. El jefe de ambos es un historiador metido a político,
Xabier Perurena, con la visión estricta del historiados acerca de los
movimientos políticos y sociales que se están desarrollando en Europa y el
sentido cuasi maquiavélico de un político para el que lo más importante es
salvaguardar la soberanía de su país, al ser consciente de la escasa relevancia
que tiene dentro del contexto internacional de la época.
Algún personaje real se cruzará en el camino de los
investigadores.
Algunos hay. El padre Arrupe, por ejemplo, sigue
siendo misionero en Japón, pero en la novela es el reverendo Arrupe y difunde
el protestantismo. También aparece el Papa Pío XII.
¿Por qué decide que el arzobispo católico de Pamplona
sea uno de los primeros en morir?
Me interesaba para mantener la tensión narrativa. Si
aceptamos que hay un Reino de Navarra protestante amenazado permanentemente por
una España cuyo régimen se declara defensor de la fe católica, el asesinato del
representante más cualificado de la minoría católica navarra podría ser una
excusa perfecta para la invasión y anexión del Reino.
Muchos le preguntan sobre el cambio de registro, pero
esta sigue siendo una novela de crímenes.
Sí, podría decirse que la historia que se cuenta es
una novela de género negro y la ucronía, la ficción de un Reino de Navarra
independiente y protestante, es el escenario. Pero un escenario que tiene una
incidencia fundamental en la propia trama.
Lo que sí cambia es de personaje, de tiempo -pasado,
en lugar de presente- y de tipo de relato, ¿Necesitaba airearte de sus
historias habituales?
Una de las cosas que siempre me ha preocupado es no
escribir una y otra vez la misma novela, un peligro que en ocasiones tenemos
quienes nos dedicamos al género negro, sobre todo si contamos con un personaje
fijo. Y tras escribir tres novelas seguidas de la serie dedicada a Goiko, un
exertzaina reciclado en detective, me pareció interesante utilizar otros
escenarios y otros personajes, para evitar ese peligro de repetirme. Aunque
habrá más novelas de Goiko, entre otras cosas porque los propios lectores me lo
han pedido.
En enero asistirá a la primera edición de Pamplona
Negra, que ha reunido a un buen grupo de autores que publican hoy en día, ¿qué
le parece la cita y qué cree que pueden aportar a los autores estos encuentros
con el público?
Me parece estupendo, y ya iba siendo hora que en
nuestro entorno geográfico se empiecen a realizar iniciativas de este tipo, que
son buenas para los autores y editoriales, pero también para los lectores. Al
fin y al cabo, sin nuestros lectores los escritores no somos nada, y poder interactuar
con ellos es algo no sólo positivo, sino totalmente necesario. Creo que es de
justicia mencionar a Carlos Bassas, que ha sido uno de sus más entusiastas
impulsores.
DE UN VISTAZO
La novela. Una decisión peligrosa.
Autor. José Javier Abasolo.
Editorial. Ttarttalo.
Precio. 20 euros.
Sinopsis. 1940. El Reino de Navarra duda sobre si
intervenir o no en la II
Guerra Mundial, a petición de las fuerzas aliadas. Entre
tanto, los asesinatos de próceres de la sociedad navarra tensará aún más la
situación. Para intentar esclarecer lo sucedido, dos inspectores de policía se
verán inmersos, a su pesar, en las turbias aguas de la política y la religión.