El escritor bilbaino José Javier Abasolo, autor
afincado en el género negro de temática actual, nos sorprende en su última
novela, “Una tumba en Jerusalén” (Txertoa), con una trama histórica que
traslada a los y las lectoras hasta la Segunda Guerra Mundial, para arrancar la
narración con una trama ligada al nazismo y a los contactos que tuvo con el
nacionalismo vasco. «Es cierto que mis novelas suelen pasar en época actual,
pero esta vez quería ir más lejos porque me interesa la historia de este país y
esos personajes que son poco conocidos, sobre todo cuando están al norte de la
muga de Irun», relató el autor en la presentación de ayer.
Se refería a Eugène Goyhenetche y Jean Ybarnégaray,
personas que existieron y que Abasolo ha querido rescatar para arrancar la
trama de su nueva novela. El primero, según explicó, era un joven historiador
nacido en Uztaritze con el que contactaron los nazis alemanes durante la
Segunda Guerra Mundial. Ybarnégaray, por su parte, fue un político que a lo
largo de su carrera militó en diversos partidos y ligas de derecha, y fue
también el primer presidente de la Federación de Pelota Vasca, que se
constituyó en 1921 en Baiona. «Era nacionalista francés y al mismo tiempo
vasquista. Da la impresión de que era un hombre que jugaba a dos bandas», opinó
Abasolo.
El autor recalcó que es cierto que los nazis
contactaran con Goyhenetche para tratar de unir los diferentes nacionalismos y
ponerlos al servicio de Hitler –de hecho, en 1944, tras finalizar la guerra en
el Estado francés, ingresó en prisión acusado de colaborar con los nazis–, pero
en el caso de Ybarnégaray estos contactos son ficticios.
Tres escenarios
históricos
Así, Abasolo divide el relato en tres escenarios
históricos. El primero, el que arranca la novela, versa sobre estos dos
personajes históricos y, según adelantó el editor de Txertoa Martin Anso, se
centra en los contactos con los nazis que citaba Abasolo: «En la Segunda Guerra
Mundial los nazis trataron de colaborar con los nacionalistas vascos. Esto no
sucedió solo con los vascos, trataron de establecer relaciones con varias
minorías nacionales para implantar un nuevo orden. Su lógica era: el enemigo
del enemigo es mi amigo». Añadió que algunos aceptaron la colaboración pero que
en Euskal Herria «no se daban las condiciones y se declinó la oferta: los nazis
acababan de bombardear Gernika y los contactos eran complicados», recordó Anso.
En la novela, tanto Goyhenetche como Ybarnégaray serán partícipes de esos
contactos y por ello serán perseguidos por un agente del servicio secreto del
lehendakari Agirre, desde Baiona.
El segundo escenario histórico nos traslada al final
de la contienda. «Muchos nazis huyeron y los aliados tratarán de dar con ellos,
entre ellos Simon Wiesenthal», personaje real que, tras pasar por
Mauthausen-Gusen, dedicó su vida a llevar a los huidos ante la justicia y que
Abasolo trae a su novela.
La tercera parte transcurre en 1973, en un Estado
español gobernado por un dictador que está dando sus últimos coletazos y al
que, previsiblemente, sucederá Carrero Blanco. «Esta última trama arranca
cuando Blanco es nombrado jefe de Gobierno», adelantó Anso, quien opinó que «lo
más interesante de esta novela es cómo viste una trama de espionaje con datos
históricos muy interesantes».
HISTORIA
«Mis novelas suelen pasar en época actual, pero esta
vez quería ir más lejos porque me interesa la historia de este país y esos personajes
que son poco conocidos, sobre todo cuando están al norte de la muga de Irun»,
relata el autor.