CARD NICHOLS INVESTIGA... EL MISTERIO DE LA ARMADURA PRÓDIGA
La acción de esta novela se sitúa en el Nueva York de 1891, y plantea el misterio relacionado con una antigua armadura medieval, de insólitos poderes y extraordinarias propiedades, que perteneció a un noble inglés del siglo XV. El detective privado Card Nichols, protagonista de esta obra, se ve transportado (literalmente) a un mundo de locura, parodia de nuestro siglo XX, donde tendrá que enfrentarse a hormigas nazis, saurios parlantes, y los héroes menos escrupulosos que jamás se hayan visto… Una vorágine de acción, enigmas y peligros se suceden en las apenas 100 páginas de esta novela, que nace con intención de convertirse en la primera de una larga serie.
Alberto López Aroca (Albacete, 1976) es autor de novelas como El placer según Mateo (2001) y Medio kilo y una pipa (2002), y de cuatro libros de relatos: Cuadros de costumbres del siglo XXI (2002), A por cadáveres(2003), Los Espectros Conjurados (2004) y Nadie lo sabrá nunca (2005). En los últimos años se ha dedicado a escribir ensayos de mitología creativa sherlockiana, y cuenta con títulos como Cuaderno de bitácora del “Matilda Briggs” (2006) y Sherlock Holmes y lo Outré (2007). En diciembre de 2008 firmó como antólogo la Guía de Poetas de Albacete 2009. Habitualmente, realiza traducciones, notas de prensa, correcciones, artículos publicitarios y periodísticos, guiones de cómic (para Sergio Bleda) y televisión (Cifras y Letras), cartas de protocolo y todo tipo de disparates para los más diversos medios y empresas. Su base de operaciones se encuentra en la intrincada red de túneles subterráneos que circunda Albacete. Sus planes para destruir el mundo civilizado están llegando a buen puerto gracias a la colaboración de otros supervillanos, como el Doctor Fu Manchú, Fantômas o Miguel Ángel Aguilar. Web del autor: http://sherlockholmes.lacoctelera.net/
ENTREVISTA CON ALBERTO LÓPEZ AROCA (aparecida previamente en la página web http://quevayanellos.com/armadura),
P: Háblanos un poco de El Misterio de la Armadura Pródiga.
R: Pues es una novela de aventuras y misterio, protagonizada por un detective neoyorquino del siglo XIX, Card Nichols, especialista en resolver casos “extraordinarios”, por no decir sobrenaturales. El misterio que se plantea comienza con una armadura medieval que aparece, desaparece, y vuelve a aparecer... Nichols investiga el caso, y se mete en un lío tremendo. Es una historia de fantasía, y de serie negra, y quizá tiene algo de bélica, porque salen hormigas nazis. Hay monstruos a espuertas.
P: ¿Y por qué lo que me cuentas me hace pensar en Sherlock Holmes?
R: Porque la novela transcurre en la época de Holmes, al que se menciona varias veces a lo largo del relato. En el momento en que se sitúa La Armadura Pródiga, mayo de 1891, el detective de Baker Street acaba de morir en los acantilados de Reichenbach, en Suiza, junto a su peor enemigo, el profesor Moriarty. Por cierto, que luego resulta que no había muerto, pero bueno, esa es otra historia. Además, Nichols se inspira mucho en Holmes, que es el detective modelo convencional... aunque Card Nichols no es un genio deductivo, sino más bien intuitivo. Es una especie de Sam Spade al que le gustaría ser como Sherlock Holmes.
P: ¿Crees que Conan Doyle, creador de Holmes, aprobaría tus métodos?
R: ¿A qué métodos te refieres?
P: Bueno, tú conviertes al detective convencional en un patoso intuitivo que se mete en asuntos fantásticos. ¿Qué opinaría Conan Doyle de eso?
R: Lo de que Nichols es patoso no es del todo cierto, pero sí es verdad que se mete en jaleos bastante extraños, como si tuviera un imán para ese tipo de cosas. Y lo que opinaría Conan Doyle, la verdad, nada me gustaría más que poder preguntárselo a él, pero está muerto. Supongo que la idea del detective más intuitivo que otra cosa no le haría mucha gracia, porque Doyle era un tipo muy racional... al menos hasta que se metió en los rollos esos del espiritismo. Lo que me lleva a pensar que a Doyle no le habría desagradado por completo una historia con saurios parlantes, vampiros, hombres lobos, y si me apuras, la momia. Vamos, que él mismo escribió ciencia ficción, como El Mundo Perdido, que es una obra maestra en la que también salen dinosaurios. Pero los de Doyle no hablan.
P: Antes has mencionado a Sam Spade. ¿Hemos de esperar chicas, whisky, y tipos irrumpiendo por una puerta con una pistola, o tal vez hombres lobos con una pistola?
R: Vale, lo de Sam Spade iba por el tono de la serie negra de Dashiel Hammett, pero confieso que no es el tono exacto de Card Nichols, es más Sherlock Holmes, si te refieres a eso. No hay demasiadas chicas en peligro (o peligrosas), pero sí que hay whisky. Y lo del tipo que irrumpe por una puerta pistola en ristre es un recurso de Raymond Chandler, que lo utilizaba cuando se quedaba atascado en sus historias. Yo lo he utilizado aquí. Y la verdad es que me quedé atascado un par de veces más, y he tenido que inventarme un recurso distinto: ahora, en lugar de aparecer el tío de la pistola, sale un monstruo de cuatro pares de narices.
P: Pero sin pistola.
R: Sí... bueno, o no. Las hormigas nazis van armadas, ¿sabes?
P: Me das pie para que te haga una pregunta a lo Freud. ¿De dónde sale lo de asociar a las hormigas con los nazis?
R: Pues la verdad es que se cuenta en la historia, en un parrafillo muy simpático, donde se habla de la similitud entre esos bichos y los tontacos de la esvástica: todos en grupo, todos muy obedientes, sin conciencia, y dan más miedo que una vara verde. Es normal que las hormigas sean nazis, ¿no?
P: ¿Hay perspectivas de seguir dando cancha a Card Nichols?
R: Sí, claro, pero ten en cuenta que esta novela, aunque autoconclusiva, es la carta de presentación de un proyecto mucho más largo y ambicioso, todo un universo con un montón de personajes protagonistas. Nichols ni siquiera estaba en la lista original de protagonistas; era sólo un secundario de otro personaje, Prof Cannibal, que es lo que en los años 20 y 30 llamaban “un héroe de la ciencia”, como Doc Savage o Flash Gordon. Pero Nichols, la verdad, ha resultado tener más personalidad de lo que pensaba, y merece otra oportunidad. Ya tengo en mente una secuela de El Misterio de la Armadura Pródiga, con el título provisional de Viaje al Centro de las Hormigas.
P: En ese proyecto tan amplio habrá también muchos más monstruos, ¿verdad?
R: A patadas y de todos los colores. Más dinosaurios, más hormigas, extraterrestres... Hay uno que te va a encantar: la momia en el Oeste.
P: ¿En el Oeste? ¿Con vaqueros y todo?
R: Sí, sí. La momia es el Conde Allamistakeo, un personaje de Poe, de su cuento Conversación con una momia, que es una piececita humorística que, en el fondo, da mal rollo. Cómo termina una momia en un pueblo de Nevada, lo tendrás que averiguar leyendo mi próxima novela, que estará protagonizada por el vaquero Nicky Guttenberg. Por cierto, Nicky tiene un caballo que habla.
P: Conan Doyle, Chandler, Hammett, Poe... ¿a quién más debemos la creación del monstruo Alberto López Aroca?
R: Principalmente, a mis padres. Si te refieres a los disparates que escribo, y a nivel de influencias creativas, Philip José Farmer y Alan Moore tienen muchísima culpa. Esta novela, por cierto, es un homenaje a Farmer, que falleció en febrero. También son responsables de algunos de mis dislates como escritor autores tan geniales como Juan Perucho, Donald Westlake, Jim Thompson, Verne, y sobre todo Lovecraft, que es un grande. Todos, todos son grandes maestros.
P: ¿Podrías explicarnos por qué ninguno de estos autores son lectura obligatoria en ningún plan de estudios?
R: Pues supongo que porque son todos muy buenos, y entonces no hace falta obligar a nadie a leérselos. Si te obligan a leerte algo, a lo mejor es porque es malo. Pero no me hagas mucho caso.
P: ¿Entonces nunca veremos a Don Quijote arremetiendo contra Yog-Shothoth, el dios malvado de Lovecraft?
R: Creo que Alan Moore ya lo ha hecho en The League of Extraordinary Gentlemen. Y mi amigo Juan García Rodenas también está haciendo algo parecido con su Saga de la Ciudad Oscura, sólo que en lugar de Don Quijote está el inspector Serrano, que algo tiene de Quijote.
P: A propósito de Alan Moore, ¿existe algún vínculo entre el cómic y El Misterio de la Armadura Pródiga?
R: Mira, has dado en el clavo. Llevo toda la vida oyendo a gente muy poco documentada decir que esto o aquello es “muy cómic”. Lo dicen de libros, de poemas, de películas... Y digo yo, ¿qué leche significa que algo es “muy cómic”? ¿Que es malo? ¿Que es infantil? ¿Que es de ciencia ficción? ¿Que sale el Pato Donald? Creo que los tebeos están infravalorados, el cómic es un medio de expresión tan válido como el cine o la literatura. Y es distinto a esos dos medios. Relacionar el cómic sólo con la fantasía o con historias débiles o quizá infantiles (y eso son dos cosas muy distintas) es como decir que hoy sólo se hacen películas de los Transformers o que todos los poemas riman. Y bueno, por todo esto, decidí aprovechar recursos inventados en el cómic, y concebidos en el cómic, y trasladarlos a la literatura. Ya no estoy hablando sólo de monstruos y tal, sino de estructuras, tipos de voces en off, y cosas así. El cómic es un medio en el que se está experimentando mucho, y creo que estas nuevas formas narrativas se pueden aplicar a la literatura. Todo este proyecto del que te hablo, y que da comienzo con esta novela, va por ese camino.
P: Y para terminar, ¿qué podemos hacer con los chavales que no leen?
R: Pues para empezar, habría que conseguir que sus padres leyeran antes que ellos. Los niños son como monetes, que imitan lo que hacen sus padres. Si los ven leer, te aseguro que se pondrán a leer. Si no, por mucha animación a la lectura institucional que nos inventemos, la llevamos clara. Lo de leer, como todos los buenos y malos hábitos, empieza en tu propia casa. Es más importante ver a tu padre y a tu madre leyendo que ver a un futbolista con un libro en la mano.
La acción de esta novela se sitúa en el Nueva York de 1891, y plantea el misterio relacionado con una antigua armadura medieval, de insólitos poderes y extraordinarias propiedades, que perteneció a un noble inglés del siglo XV. El detective privado Card Nichols, protagonista de esta obra, se ve transportado (literalmente) a un mundo de locura, parodia de nuestro siglo XX, donde tendrá que enfrentarse a hormigas nazis, saurios parlantes, y los héroes menos escrupulosos que jamás se hayan visto… Una vorágine de acción, enigmas y peligros se suceden en las apenas 100 páginas de esta novela, que nace con intención de convertirse en la primera de una larga serie.
Alberto López Aroca (Albacete, 1976) es autor de novelas como El placer según Mateo (2001) y Medio kilo y una pipa (2002), y de cuatro libros de relatos: Cuadros de costumbres del siglo XXI (2002), A por cadáveres(2003), Los Espectros Conjurados (2004) y Nadie lo sabrá nunca (2005). En los últimos años se ha dedicado a escribir ensayos de mitología creativa sherlockiana, y cuenta con títulos como Cuaderno de bitácora del “Matilda Briggs” (2006) y Sherlock Holmes y lo Outré (2007). En diciembre de 2008 firmó como antólogo la Guía de Poetas de Albacete 2009. Habitualmente, realiza traducciones, notas de prensa, correcciones, artículos publicitarios y periodísticos, guiones de cómic (para Sergio Bleda) y televisión (Cifras y Letras), cartas de protocolo y todo tipo de disparates para los más diversos medios y empresas. Su base de operaciones se encuentra en la intrincada red de túneles subterráneos que circunda Albacete. Sus planes para destruir el mundo civilizado están llegando a buen puerto gracias a la colaboración de otros supervillanos, como el Doctor Fu Manchú, Fantômas o Miguel Ángel Aguilar. Web del autor: http://sherlockholmes.lacoctelera.net/
ENTREVISTA CON ALBERTO LÓPEZ AROCA (aparecida previamente en la página web http://quevayanellos.com/armadura),
P: Háblanos un poco de El Misterio de la Armadura Pródiga.
R: Pues es una novela de aventuras y misterio, protagonizada por un detective neoyorquino del siglo XIX, Card Nichols, especialista en resolver casos “extraordinarios”, por no decir sobrenaturales. El misterio que se plantea comienza con una armadura medieval que aparece, desaparece, y vuelve a aparecer... Nichols investiga el caso, y se mete en un lío tremendo. Es una historia de fantasía, y de serie negra, y quizá tiene algo de bélica, porque salen hormigas nazis. Hay monstruos a espuertas.
P: ¿Y por qué lo que me cuentas me hace pensar en Sherlock Holmes?
R: Porque la novela transcurre en la época de Holmes, al que se menciona varias veces a lo largo del relato. En el momento en que se sitúa La Armadura Pródiga, mayo de 1891, el detective de Baker Street acaba de morir en los acantilados de Reichenbach, en Suiza, junto a su peor enemigo, el profesor Moriarty. Por cierto, que luego resulta que no había muerto, pero bueno, esa es otra historia. Además, Nichols se inspira mucho en Holmes, que es el detective modelo convencional... aunque Card Nichols no es un genio deductivo, sino más bien intuitivo. Es una especie de Sam Spade al que le gustaría ser como Sherlock Holmes.
P: ¿Crees que Conan Doyle, creador de Holmes, aprobaría tus métodos?
R: ¿A qué métodos te refieres?
P: Bueno, tú conviertes al detective convencional en un patoso intuitivo que se mete en asuntos fantásticos. ¿Qué opinaría Conan Doyle de eso?
R: Lo de que Nichols es patoso no es del todo cierto, pero sí es verdad que se mete en jaleos bastante extraños, como si tuviera un imán para ese tipo de cosas. Y lo que opinaría Conan Doyle, la verdad, nada me gustaría más que poder preguntárselo a él, pero está muerto. Supongo que la idea del detective más intuitivo que otra cosa no le haría mucha gracia, porque Doyle era un tipo muy racional... al menos hasta que se metió en los rollos esos del espiritismo. Lo que me lleva a pensar que a Doyle no le habría desagradado por completo una historia con saurios parlantes, vampiros, hombres lobos, y si me apuras, la momia. Vamos, que él mismo escribió ciencia ficción, como El Mundo Perdido, que es una obra maestra en la que también salen dinosaurios. Pero los de Doyle no hablan.
P: Antes has mencionado a Sam Spade. ¿Hemos de esperar chicas, whisky, y tipos irrumpiendo por una puerta con una pistola, o tal vez hombres lobos con una pistola?
R: Vale, lo de Sam Spade iba por el tono de la serie negra de Dashiel Hammett, pero confieso que no es el tono exacto de Card Nichols, es más Sherlock Holmes, si te refieres a eso. No hay demasiadas chicas en peligro (o peligrosas), pero sí que hay whisky. Y lo del tipo que irrumpe por una puerta pistola en ristre es un recurso de Raymond Chandler, que lo utilizaba cuando se quedaba atascado en sus historias. Yo lo he utilizado aquí. Y la verdad es que me quedé atascado un par de veces más, y he tenido que inventarme un recurso distinto: ahora, en lugar de aparecer el tío de la pistola, sale un monstruo de cuatro pares de narices.
P: Pero sin pistola.
R: Sí... bueno, o no. Las hormigas nazis van armadas, ¿sabes?
P: Me das pie para que te haga una pregunta a lo Freud. ¿De dónde sale lo de asociar a las hormigas con los nazis?
R: Pues la verdad es que se cuenta en la historia, en un parrafillo muy simpático, donde se habla de la similitud entre esos bichos y los tontacos de la esvástica: todos en grupo, todos muy obedientes, sin conciencia, y dan más miedo que una vara verde. Es normal que las hormigas sean nazis, ¿no?
P: ¿Hay perspectivas de seguir dando cancha a Card Nichols?
R: Sí, claro, pero ten en cuenta que esta novela, aunque autoconclusiva, es la carta de presentación de un proyecto mucho más largo y ambicioso, todo un universo con un montón de personajes protagonistas. Nichols ni siquiera estaba en la lista original de protagonistas; era sólo un secundario de otro personaje, Prof Cannibal, que es lo que en los años 20 y 30 llamaban “un héroe de la ciencia”, como Doc Savage o Flash Gordon. Pero Nichols, la verdad, ha resultado tener más personalidad de lo que pensaba, y merece otra oportunidad. Ya tengo en mente una secuela de El Misterio de la Armadura Pródiga, con el título provisional de Viaje al Centro de las Hormigas.
P: En ese proyecto tan amplio habrá también muchos más monstruos, ¿verdad?
R: A patadas y de todos los colores. Más dinosaurios, más hormigas, extraterrestres... Hay uno que te va a encantar: la momia en el Oeste.
P: ¿En el Oeste? ¿Con vaqueros y todo?
R: Sí, sí. La momia es el Conde Allamistakeo, un personaje de Poe, de su cuento Conversación con una momia, que es una piececita humorística que, en el fondo, da mal rollo. Cómo termina una momia en un pueblo de Nevada, lo tendrás que averiguar leyendo mi próxima novela, que estará protagonizada por el vaquero Nicky Guttenberg. Por cierto, Nicky tiene un caballo que habla.
P: Conan Doyle, Chandler, Hammett, Poe... ¿a quién más debemos la creación del monstruo Alberto López Aroca?
R: Principalmente, a mis padres. Si te refieres a los disparates que escribo, y a nivel de influencias creativas, Philip José Farmer y Alan Moore tienen muchísima culpa. Esta novela, por cierto, es un homenaje a Farmer, que falleció en febrero. También son responsables de algunos de mis dislates como escritor autores tan geniales como Juan Perucho, Donald Westlake, Jim Thompson, Verne, y sobre todo Lovecraft, que es un grande. Todos, todos son grandes maestros.
P: ¿Podrías explicarnos por qué ninguno de estos autores son lectura obligatoria en ningún plan de estudios?
R: Pues supongo que porque son todos muy buenos, y entonces no hace falta obligar a nadie a leérselos. Si te obligan a leerte algo, a lo mejor es porque es malo. Pero no me hagas mucho caso.
P: ¿Entonces nunca veremos a Don Quijote arremetiendo contra Yog-Shothoth, el dios malvado de Lovecraft?
R: Creo que Alan Moore ya lo ha hecho en The League of Extraordinary Gentlemen. Y mi amigo Juan García Rodenas también está haciendo algo parecido con su Saga de la Ciudad Oscura, sólo que en lugar de Don Quijote está el inspector Serrano, que algo tiene de Quijote.
P: A propósito de Alan Moore, ¿existe algún vínculo entre el cómic y El Misterio de la Armadura Pródiga?
R: Mira, has dado en el clavo. Llevo toda la vida oyendo a gente muy poco documentada decir que esto o aquello es “muy cómic”. Lo dicen de libros, de poemas, de películas... Y digo yo, ¿qué leche significa que algo es “muy cómic”? ¿Que es malo? ¿Que es infantil? ¿Que es de ciencia ficción? ¿Que sale el Pato Donald? Creo que los tebeos están infravalorados, el cómic es un medio de expresión tan válido como el cine o la literatura. Y es distinto a esos dos medios. Relacionar el cómic sólo con la fantasía o con historias débiles o quizá infantiles (y eso son dos cosas muy distintas) es como decir que hoy sólo se hacen películas de los Transformers o que todos los poemas riman. Y bueno, por todo esto, decidí aprovechar recursos inventados en el cómic, y concebidos en el cómic, y trasladarlos a la literatura. Ya no estoy hablando sólo de monstruos y tal, sino de estructuras, tipos de voces en off, y cosas así. El cómic es un medio en el que se está experimentando mucho, y creo que estas nuevas formas narrativas se pueden aplicar a la literatura. Todo este proyecto del que te hablo, y que da comienzo con esta novela, va por ese camino.
P: Y para terminar, ¿qué podemos hacer con los chavales que no leen?
R: Pues para empezar, habría que conseguir que sus padres leyeran antes que ellos. Los niños son como monetes, que imitan lo que hacen sus padres. Si los ven leer, te aseguro que se pondrán a leer. Si no, por mucha animación a la lectura institucional que nos inventemos, la llevamos clara. Lo de leer, como todos los buenos y malos hábitos, empieza en tu propia casa. Es más importante ver a tu padre y a tu madre leyendo que ver a un futbolista con un libro en la mano.
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