De Jon Arretxe no se sabe si primero fue viajero y luego escritor o primero escritor y luego viajero, aunque en el fondo da igual, ya que ha conseguido destacar en ambos aspectos. De hecho sus libros de viajes han tenido un éxito notable, como Harresi handirantz (Hacia la gran muralla), Griot (Griot, alma africana), Tubabu (Tubabu, hombre blanco en África), Oroituz (El sur de la memoria) o Zazpi kolore (Siete colores), que han sido traducidos al castellano, como una colección de cuentos de terror, Sustrai beltzak (Raíces negras), pero no por ello ha descuidado su faceta “criminal”, en la que también ha demostrado su oficio de escritor y su habilidad narrativa. Pero dejemos que sea él, en persona, quien nos hable de sus novelas negras, dos de las cuales están traducidas al castellano. Y esperemos que s evayan completando
MANILA KONEXIOA
Con Manila Konexioa quise probar un nuevo estilo, el de la novela negra. De todas formas, lo planteé como una parodia, el desarrollo de la trama y el humor son de un tono absurdo, y los personajes principales, el detective Artabe y su compañero Etxebe, son caricaturescos. Casi se podría decir que se trata de un cómic novelado, y creo que se goza más de la obra con el "chip" que ponemos al leer un cómic. La novela se desarrolla en las calles de Vitoria, aprovechando los pocos rincones oscuros y misteriosos que le van quedando a una ciudad cada vez más moderna y elegante.
KLEOPATRA
Es la segunda novela negra basada en los personajes Artabe y Etxebe, una parodia similar a Manila Konexioa. En esteaocasión, la trama nos lleva a varios rincones de Basauri, Arrigorriaga y Galdakao, la comarca donde nací y me crié, y con la que me sentía un poco en deuda por no haber llevado allí ninguna de mis obras. Si Manila Konexioa se podía tomar prácticamente por un cómic novelado, Kleopatra aún más. De hecho, aparte del estilo y la estética característicos, los capítulos primero y último están formados por viñetas. Yo en un principio los escribí, se los pasé a la ilustradora Cristina Fernández, y fue ella quien los convirtió en cómic.
MORTO VIVACE
Ya había publicado anteriormente dos novelas negras: Manila konexioa y Kleopatra, pero en los dos casos se trataba de parodias, novelas construidas sobre una estética de comic, con una lógica absurda y con unos personajes caricaturescos. Morto vivace, en cambio, abre otro camino, el que podríamos llamar de novela negra clásica.
La acción se sitúa en París. Comienza con calma, en lo más elegante de la ciudad, en una lujosa cena a bordo de un barco que navega plácidamente sobre aguas del Sena. Pero pronto aparecerá un cadáver, la trama dará un salto y nos llevará al otro extremo sociológico de la ciudad, a unos rincones que parecen más apropiados para desarrollar una novela de este tipo: la zona de prostitución de Pigalle, los barrios periféricos donde se agolpan los inmigrantes africanos, como Chateau Rouge, La Goutte d'Or o Saint Dennis
Gran parte de Morto Vivace la escribí en París, en un humilde hostal a pocos metros de la plaza de Pigalle, donde podía ver continuamente personajes marginales como los que necesitaba para la novela. Mi intención, crear una obra con mucho ritmo, muy visual, con capítulos muy cortos que no permitan al lector desengancharse de la trama y le lleven siempre hacia delante.
FATUM (LA CALLE DE LOS ÁNGELES)
Morto Vivace fue una prueba, con la que me quedé a gusto, y por eso decidí escribir otra novela del mismo estilo. El resultado fue Fatum, que podríamos catalogar como novela negra clásica, con algunos ingredientes de literatura de viajes. Los protagonistas principales son Mario Barbosa y la misma Lisboa. A Barbosa lo echaron de la policía por corrupto, vive en un piso de mala muerte de la Mouraria, con su inseparable botella de cachaça, y canta fados en un pequeño restaurante de la Alfama, a cambio de unos miserables euros. Es un hombre muy sensible, adora a las mujeres maduras y tiene idealizada a su ciudad, pero está dominado por la idea de lo inevitable del destino. Un día le cortan el cuello a su última amante, la prostituta Mariza, y ahí comienza la trama.
Lisboa es una ciudad que estimo mucho. He estado varias veces en ella, en 2008 he pasado en total cerca de un mes allí, gozando de sus rincones, inspirándome y escribiendo. La considero una ciudad muy literaria y me ha ayudado mucho a escribir la novela. Las ideas para crear los personajes de Fatum las tomé de sus calles, a base de patear sus barrios, cenar en sus casas de fados y viajar una y otra vez en el tranvía 28.
MANILA KONEXIOA
Con Manila Konexioa quise probar un nuevo estilo, el de la novela negra. De todas formas, lo planteé como una parodia, el desarrollo de la trama y el humor son de un tono absurdo, y los personajes principales, el detective Artabe y su compañero Etxebe, son caricaturescos. Casi se podría decir que se trata de un cómic novelado, y creo que se goza más de la obra con el "chip" que ponemos al leer un cómic. La novela se desarrolla en las calles de Vitoria, aprovechando los pocos rincones oscuros y misteriosos que le van quedando a una ciudad cada vez más moderna y elegante.
KLEOPATRA
Es la segunda novela negra basada en los personajes Artabe y Etxebe, una parodia similar a Manila Konexioa. En esteaocasión, la trama nos lleva a varios rincones de Basauri, Arrigorriaga y Galdakao, la comarca donde nací y me crié, y con la que me sentía un poco en deuda por no haber llevado allí ninguna de mis obras. Si Manila Konexioa se podía tomar prácticamente por un cómic novelado, Kleopatra aún más. De hecho, aparte del estilo y la estética característicos, los capítulos primero y último están formados por viñetas. Yo en un principio los escribí, se los pasé a la ilustradora Cristina Fernández, y fue ella quien los convirtió en cómic.
MORTO VIVACE
Ya había publicado anteriormente dos novelas negras: Manila konexioa y Kleopatra, pero en los dos casos se trataba de parodias, novelas construidas sobre una estética de comic, con una lógica absurda y con unos personajes caricaturescos. Morto vivace, en cambio, abre otro camino, el que podríamos llamar de novela negra clásica.
La acción se sitúa en París. Comienza con calma, en lo más elegante de la ciudad, en una lujosa cena a bordo de un barco que navega plácidamente sobre aguas del Sena. Pero pronto aparecerá un cadáver, la trama dará un salto y nos llevará al otro extremo sociológico de la ciudad, a unos rincones que parecen más apropiados para desarrollar una novela de este tipo: la zona de prostitución de Pigalle, los barrios periféricos donde se agolpan los inmigrantes africanos, como Chateau Rouge, La Goutte d'Or o Saint Dennis
Gran parte de Morto Vivace la escribí en París, en un humilde hostal a pocos metros de la plaza de Pigalle, donde podía ver continuamente personajes marginales como los que necesitaba para la novela. Mi intención, crear una obra con mucho ritmo, muy visual, con capítulos muy cortos que no permitan al lector desengancharse de la trama y le lleven siempre hacia delante.
FATUM (LA CALLE DE LOS ÁNGELES)
Morto Vivace fue una prueba, con la que me quedé a gusto, y por eso decidí escribir otra novela del mismo estilo. El resultado fue Fatum, que podríamos catalogar como novela negra clásica, con algunos ingredientes de literatura de viajes. Los protagonistas principales son Mario Barbosa y la misma Lisboa. A Barbosa lo echaron de la policía por corrupto, vive en un piso de mala muerte de la Mouraria, con su inseparable botella de cachaça, y canta fados en un pequeño restaurante de la Alfama, a cambio de unos miserables euros. Es un hombre muy sensible, adora a las mujeres maduras y tiene idealizada a su ciudad, pero está dominado por la idea de lo inevitable del destino. Un día le cortan el cuello a su última amante, la prostituta Mariza, y ahí comienza la trama.
Lisboa es una ciudad que estimo mucho. He estado varias veces en ella, en 2008 he pasado en total cerca de un mes allí, gozando de sus rincones, inspirándome y escribiendo. La considero una ciudad muy literaria y me ha ayudado mucho a escribir la novela. Las ideas para crear los personajes de Fatum las tomé de sus calles, a base de patear sus barrios, cenar en sus casas de fados y viajar una y otra vez en el tranvía 28.
XAHMARAN (SHAHMARÁN)
Siempre me han gustado la literatura policíaca y el cine negro. Siempre me ha gustado viajar, patear lugares lejanos, conversar con las gentes del lugar, conocer sus costumbres y leyendas, su tradición oral…
Shahmarán me ha ofrecido una oportunidad inmejorable para reunir estas afinidades. La novela se desarrolla principalmente en una de las ciudades más bellas del mundo, Estambul. Sin embargo, Kawa, el protagonista, y su familia proceden del Kurdistán, lugar que visité hace algunos años. Su origen está en las faldas del monte Ararat, allá donde, según dicen, el Arca de Noé tomó tierra tras el diluvio. Durante la narración se hacen continuas alusiones al Ararat, que termina siendo la representación del paraíso perdido para la familia que protagoniza la historia. La cruda realidad política y social empuja a la mayoría de sus miembros a emigrar, algunos a Estambul y otros a Munich, urbes donde se sitúan algunos capítulos de este libro.
Durante este último año he realizado cinco viajes a estas dos ciudades, a fin de recabar información para la novela, o, tal vez, utilizando este argumento como excusa para continuar viajando. He visitado en tres ocasiones Estambul, lugar que ya conocía bastante bien, y en dos ocasiones Munich, siempre con el portátil en la mochila. Todo lo que han visto mis ojos durante estas estancias, junto con la inestimable colaboración de amigos, conocidos y familiares que viven en estos lugares y que me han proporcionado infinidad de datos, ha servido para procurar solidez y verosimilitud a la narración.
Últimamente me dedico a la novela negra, a lo que, quizás, se podría llamar “novela negra de viaje”. Hace un par de años publiqué Morto vivace y fue París el paisaje de la novela. El año pasado fue Fatum, cuya singladura narrativa se desarrolla en Lisboa, hasta el punto de que fue la propia ciudad, junto a Mario Barbosa, la auténtica protagonista. En Shahmarán me he alejado un poco más de Europa Occidental. Esta novela negra lleva por título el nombre de una de las figuras mitológicas más emblemáticas de los kurdos. Algunos de sus personajes conviven con los recuerdos nostálgicos del lejano Kurdistán, y la sórdida historia que se narra une de alguna manera Oriente y Occidente, Asia y Europa, al igual que lo hacen los largos puentes que atraviesan el estrecho del Bósforo sobre Estambul.
Siempre me han gustado la literatura policíaca y el cine negro. Siempre me ha gustado viajar, patear lugares lejanos, conversar con las gentes del lugar, conocer sus costumbres y leyendas, su tradición oral…
Shahmarán me ha ofrecido una oportunidad inmejorable para reunir estas afinidades. La novela se desarrolla principalmente en una de las ciudades más bellas del mundo, Estambul. Sin embargo, Kawa, el protagonista, y su familia proceden del Kurdistán, lugar que visité hace algunos años. Su origen está en las faldas del monte Ararat, allá donde, según dicen, el Arca de Noé tomó tierra tras el diluvio. Durante la narración se hacen continuas alusiones al Ararat, que termina siendo la representación del paraíso perdido para la familia que protagoniza la historia. La cruda realidad política y social empuja a la mayoría de sus miembros a emigrar, algunos a Estambul y otros a Munich, urbes donde se sitúan algunos capítulos de este libro.
Durante este último año he realizado cinco viajes a estas dos ciudades, a fin de recabar información para la novela, o, tal vez, utilizando este argumento como excusa para continuar viajando. He visitado en tres ocasiones Estambul, lugar que ya conocía bastante bien, y en dos ocasiones Munich, siempre con el portátil en la mochila. Todo lo que han visto mis ojos durante estas estancias, junto con la inestimable colaboración de amigos, conocidos y familiares que viven en estos lugares y que me han proporcionado infinidad de datos, ha servido para procurar solidez y verosimilitud a la narración.
Últimamente me dedico a la novela negra, a lo que, quizás, se podría llamar “novela negra de viaje”. Hace un par de años publiqué Morto vivace y fue París el paisaje de la novela. El año pasado fue Fatum, cuya singladura narrativa se desarrolla en Lisboa, hasta el punto de que fue la propia ciudad, junto a Mario Barbosa, la auténtica protagonista. En Shahmarán me he alejado un poco más de Europa Occidental. Esta novela negra lleva por título el nombre de una de las figuras mitológicas más emblemáticas de los kurdos. Algunos de sus personajes conviven con los recuerdos nostálgicos del lejano Kurdistán, y la sórdida historia que se narra une de alguna manera Oriente y Occidente, Asia y Europa, al igual que lo hacen los largos puentes que atraviesan el estrecho del Bósforo sobre Estambul.
TANGERKO AMETSAK (SUEÑOS DE TÁNGER)
Mientras las pateras esperan el momento de enfrentarse al mar, el último ferry del día atraca en el puerto de Tánger. Una figura destaca entre los pasajeros, un hombre que se dirige con paso resuelto hacia la antigua medina. Muestra la seguridad de quien sabe a dónde va y cuál es su cometido, al contrario que esa legión de almas vagabundas errantes por los laberintos de la ciudad vieja, cuyos sueños chocaron un día contra los duros adoquines de las callejuelas de Tánger. Sus vidas quedaron allí, atrapadas sin salida, pero algunos sobreviven gracias a un último hálito de esperanza. Como el joven Moussa, que dejó a los suyos en Mali y no se resigna a ver abortada la última etapa de su viaje hacia la tierra prometida. Y Fátima, día a día luchando por la supervivencia después de que, repudiada por su familia, se viera obligada a salir del Rif junto a su hija enferma. Los destinos de Fátima, Moussa y el recién llegado se cruzarán en la medina de Tánger, donde la muerte acecha entre oscuros recovecos.
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