Reseña aparecida en el blog Crónicas Literarias
Este libro está cargado de esperanza.
Esperanza por la editorial que prosigue con su encomiable
labor de difundir novela negra nacional y lo hace con la serie Cosecha Roja, a
la que ya se suman media docena de títulos y la mitad de autores, estando entre
sus máximas la calidad, y a fe que lo consiguen. La otra esperanza es el autor
de esta novela José Javier Abasolo, de quien ya habíamos leído algo y
conocíamos sus mañas para con esto de la literatura, que demuestra algo tan
sabido como que la novela negra goza de muy buena salud.
Existen muchos elementos, algunos humanos y otros no, que
aseguran la muerte por inacción de la novela policíaca o su subgénero negra,
este libro demuestra lo contrario y deja en muy mal lugar a quién dice
semejantes tonterías. La novela negra seguirá con buena salud mientras existan
ciudades, policías, delincuentes, mafiosos, casos sin resolver o asesinatos.
Variará sus formas y su manera de presentarnos una realidad u otra pero será
siempre viva, chispeante y tan cercana al lector como puede ser un periódico de
tirada regional.
Abasolo nos lleva a su ciudad, Bilbao, de la mano de su
detective Mikel Goikoetxea y nos introduce en la parte más oscura de la ciudad
o lo que es lo mismo, tráfico de drogas, mafiosos, muertes sin resolver y
ambición, mucha ambición.
El autor consigue que sea todo muy real por un método
infalible que no es otro que poblar la novela de personajes de una pieza, que
encajan en el engranaje de la trama de manera más que satisfactoria y nos dan
una riqueza y viveza muy atrayente. Existen tópicos, imposible renunciar a
ellos, como el ertzaina Eneko Goirizelaia que bien podría pasar por uno de esos
sargentos de policía americanos, de mal humor perenne, mala leche vital y
úlcera incipiente. También mira con cierto arrobo a algunos elementos más
sórdidos de una ciudad como pueden ser los forenses, a los que verdaderamente
no trata muy bien, pues tienen unas aficiones de lo más aviesas.
La prosa es cuidada, aunque siempre está en función de la
trama, eligiendo la efectividad como recurso en lugar de buscar un lucimiento
verbal.
Recomiendo la novela, no por ser algo que deslumbrará ni que
convertirá a los ateos en creyentes sino por un hecho muy simple y muy complejo
de realizar como es demostrar que la novela negra nacional permanece en la
brecha, en ese lugar peligrosamente buscado que es el filo de la navaja. Será
un libro que gustará a los amantes del género y a los que no tampoco
disgustará, pues es siempre lectura amena y de trato muy sincero con el lector.
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