Título: EL FUEGO DEL CHANGÓ
Título original: CHANGO'S FIRE
Autor: ERNESTO QUIÑÓNEZ
Editorial: RAYO-HARPER COLLINS
Trama: Julio Santana "trabaja" provocando
incendios de casas en el "Spanish Harlem" de Nueva York en
connivencia con sus propietarios, e incluso autoridades y compañías de seguros,
con el fin de dejar libres los solares que posteriormente serán recalificados
para levantar nuevos inmuebles. Pero cuando se enamora de una mujer blanca y
quiere abandonar ese negocio, su abandono no será del agrado de sus jefes, lo
que le meterá en problemas.
Personajes: Julio Santana, ciudadano
norteamericano de origen portorriqueño, que se dedica a incendiar casas para
poder pagar la suya mientras estudia para sacarse un graduado en administración
y comercio, Papelito, negro portorriqueño "sacerdote" de la santería,
de buen corazón y muy amigo de Julio, Trompo Loco, amigo de Julio, con un
fuerte retraso mental, cuya única obsesión es que su padre le reconozca, Eddie,
jefe de Julio, norteamericano de origen italiano, hombre de misa y comunión
diaria pese a que su negocio son los incendios, padre ilegítimo de Trompo Loco
aunque nuca ha reconocido esa paternidad, Maritza, amiga de la infancia de
Julio también de origen portorriqueño, militante socialista y feminista, cabeza
de una congregación religiosa que e suna tapadera para sus actividades sociales
y políticas, Helen, vecina de Julio, típica "wasp" (blanca,
anglosajona y protestante), que desea acercase a la cultura del barrio hispano,
aunque le extrañen muchas de sus costumbres.
Aspectos a Destacar: Una visión cruda y dura, aunque
no exenta de ternura y de sentido del humor, del "sueño americano"
desde la perspectiva de los ciudadanos de origen latino y más concretamente
portorriqueño, sin complacerse en el victimismo, pero tratándolo con realismo.
La Frase: Nueva York, como el país donde se encuentra,
es un lugar que le promete a uno todo pero no le da nada. Y aquellas cosas por
las que no se puede trabajar, hay que tomarlas, usurparlas o negociarlas con
pedazos del alma propia y algunas veces incluso con la ética de los padres de
uno. En América, lo que importa es hasta dónde se llega, no cómo se llega. En
tanto uno llegue allá, nadie hará preguntas. Uno no hace preguntas. ¿Y si
alguien le pregunta a uno cómo llegó hasta allá? Pues seguramente se trata de una
persona inofensiva que nunca consiguió nada, que nunca salió, y se murió
pagando renta mientras esperaba a que Dios lo rescatara.
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