Título: LA QUE NO EXISTÍA
Título original: CELLE QUI N'ÉTAIT PLUS
Autores: BOILEAU-NARCEJAC
Editorial: PLAZA Y JANÉS
Trama: Un agente de comercio y su amante, médico, deciden
asesinar a la mujer del primero para así cobrar una suculenta prima de seguros
y poder realizar sus sueños. La ejecución del asesinato es impecable y no
parece que nada vaya a delatarles u oponerse a sus designios, pero de repente el
cadáver de la mujer asesinada desaparece y el marido empieza a recibir indicios
de que ésta sigue viva, lo que le sume en un alto estado de nervios y hace que
surja la duda sobre si lo que le ocurre es a causa de una locura motivada por
los remordimientos o hay algo más.
Personajes: Ravinel, hombre de carácter débil, fácilmente
manipulable, que se embarca en el asesinato de su mujer sin estar convencido
del todo, Luciana, médico y amante de Ravinel, fría y calculadora, que en
ningún momento pierde los nervios, Mireya, la teóricamente perfecta ama de
casa, siempre atenta a complacer a su marido, no tanto por un amor o una pasión
que se ha extinguido, en el caso de que la hubiera en algún momento, sino
porque es lo que tiene que hacer, Germán, hermano de Mireya, de salud débil,
pero de carácter abierto y expansivo.
Aspectos
a Destacar: La novela fue llevada al cine
por H. G. Clouzot con el título de “Las diabólicas”, aunque con variaciones sobre
la obra inicial, recibiendo el Premio del Círculo de Críticos de Nueva York a
la mejor película extranjera el año 1955 / Estamos ante una pequeña obra
maestra de la intriga psicológica en la que los autores, Pierre Boileau y
Thomas Narcejac, que firmaban conjuntamente como Boileau-Narcejac, eran
expertos.
La Frase: Buenas noches, Mireya. Tiene los labios frescos y
diminutas pecas junto a la nariz. Sólo se las ve al darle un beso. No pesa gran
cosa cuando se la coge en brazos. Delgaducha pero robusta, nerviosa. Una amable
mujercita, insignificante. ¿Por qué se ha casado con ella? ¿Acaso uno sabe por
qué se casa? La edad que se echa encima. Se tienen treinta y tres años. Uno
está cansado de los hoteles, de las tascas y de los restaurantes. No es
agradable ser representante de comercio. Cuatro días por esos mundos. Cuando
llega el sábado, uno se alegra de volver a encontrar la casita de Enghien y a
Mireya, sonriente, que cose en la cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario