lunes, 11 de abril de 2016

"CAMEO" DE TOURÉ, EL PERSONAJE DE JON ARRETXE, EN "DEMASIADO RUIDO", LA ÚLTIMA AVENTURA DE GOIKO

A quienes, por uno de esos misterios que hay en el Universo y que ni Iker Jiménez sería capaz de explicar, os atrae la figura de Touré, os gustará saber que el detective afrovasco creado por Jon Arretxe colabora con un "cameo" en DEMASIADO RUIDO, la última aventura de Goiko.
Os dejo dos momentos de su intervención. En el primero no aparece, pero un ertzaina le recomienda a Goiko que hable con Touré si quiere obtener unos datos que le interesan. En el segundo Goiko llega al local en el que han quedado y tiene que encontrarle para empezar a charlar con él.
Y si queréis saber más, ya sabéis lo que tenéis que hacer, comprar el libro. Así el bueno de Jon podrá decir que si alguien lo ha leído es gracias a su personaje. En fin..., mejor dejarlo aquí.

        
    --¿Quién es ese Touré? ¿Es de fiar?
            Etxebe se encogió de hombros antes de decirme que era todo lo de fiar que puede ser uno de esos negros que pululan por el barrio de San Francisco, en el absurdo caso de que yo fuese tan tonto como para fiarme de ninguno de ellos.
            --Aunque en el fondo no es un mal tipo --añadió--. Es un sin papales que ha venido desde Burkina-Fasso. ¿Quieres creerme que hasta que le conocí ni siquiera sabía que existiese un país con ese nombre tan raro? Yo pensaba que todos los negros eran de Senegal, Nigeria o Camerún, ya sabes, como en la vieja canción de Zarama, "Iñaki, ze urrun dagoen Kamerun" (Iñaki, qué lejos está Camerún), pero se ve que no, que también existe Burkina-Fasso, que tiene cojones el nombrecito. ¿Cómo habrá que llamarles? ¿Burkinafesses, burkinafeños, burkinamierdas? No pongas esa cara, Goiko, que es una broma, joder, no sabía que te cayeran tan bien los negros. Además seguro que Touré te gustará --añadió jocoso mientras se pedía el quinto combinado de ron y le explicaba bien claro al camarero que tenía que cobrármelo a mí--, en ocasiones ha trabajado como detective. Un detective de pacotilla, eso sí, lo mismo que tú, aunque tiene una ventaja sobre ti, sus superpoderes. Sí, superpoderes. ¿O quizás sea un embaucador? --se rió de su propio chiste--. Adivina el porvenir, quita el mal de amores, espera, espera, que te leo todo el rollo que pone en sus panfletos publicitarios --añadió cuando la risa le permitió sacar un papel de sus bolsillos--: profesor Touré, gran vidente africano, experimentado en todos los campos de la alta magia, ahuyenta la mala suerte, protege contra el mal de ojo, soluciona problemas de salud, de negocios, sentimentales, resultados garantizados al 100% en muy poco tiempo. Como verás el tipo es una auténtica joya, así que podría decirse que no me he equivocado al decir que sois almas gemelas.



Hay un dicho un tanto racista que dice que todos los negros, y llegado el caso también todos los chinos, se parecen y es imposible distinguirlos unos de otros. Aparte de que hay que ser muy ciego o cretino para no distinguir un negro gordo de uno escuálido, un lampiño o uno con una generosa barba, uno alto u otro bajo, en cuanto le eché la vista encima supe que aquel subsahariano tenía que ser el famoso Touré. Y no sólo porque en esos momentos era el único negro que se encontraba en el interior del local o porque parecía estar esperando a alguien, sino por su mirada. Cuando nos presentamos comprendí que le viera donde le viese en el futuro, siempre le reconocería. No por ser alto o bajo, gordo o escuálido, barbilampiño o barbudo, sino por esos ojos que me indicaban que había visto el horror en su totalidad y no había conseguido salir indemne. Supuse que su vida no habría sido fácil, nunca lo es el recorrido que les lleva desde su aldea africana hasta las aparentemente opulentas capitales occidentales, pero instintivamente comprendí que había algo más, aunque prudentemente opté por no hurgar en su herida. Además, como hubiese dicho un famoso escritor ya difunto, yo había venido a hablar de mi caso, no del de los demás.


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