El cuarto número de la revista cultural Erlea, editado por Pamiela para Euskaltzaindia (Academia de la Lengua vasca) ya está en la calle.
En este número, al igual que en el anterior, se vuelve a analizar la literatura africana. Si anteriormente Argelia y el Magreb fueron los grandes protagonistas del número anterior, en este caso Erlea viaja al África negra para dar respuesta a varios preguntas: ¿Cuál es la lengua de la literatura africana?; ¿La literatura escrita en lenguas europeas, es literatura africana?; ¿Solo la literatura escrita en idioma indígena es literatura africana?; ¿Es necesario elegir entre una y otra?
Tras la presentación de Asun Garikano, la revista nos acerca tres voces: la de nigeriano Obiajunwa Wali, la del keniano Ngugi wa Thiong'o y la del activista de la tribu ogoni Ken Saro-Wiwa, ahorcado por el Gobierno militar de Nigeria en 1995.
n este número, también han escrito sobre África los periodistas y escritores Lander Arbelaitz, Juanjo Olasagarre, Urtzi Urrutikoetxea, Lorenzo Rojo y Koldo Izagirre.
Además de todo lo anterior la revista contiene lo siguiente: un recuerdo a Xabier Lete, Jose Arratibel y Jose Ordorika; se entrevista a Jean Haritschelhar, los objetos de Josu Iztueta, la ''otra cara'' de varios poemas de Miren Agur Meabe, Anari, Igor Estankona y Jon Casenave, y artículos y cuentos de Joxemari Iturralde, Piarres Antziart, Aingeru Epaltza, Jabier Muguruza, Bernardo Atxaga, Andres Urrutia, Felix Ibargutxi y Pello Esnal, entre otros.
Entrevista a Bernardo Atxaga publicada en el periódico Noticias de Gipuzkoa el 9 de mayo de 2011. Redactor: Iñaki Mendizabal Elordi.
José Irazu -Bernardo Atxaga es su seudónimo- toma notas en una estancia luminosa del hotel Carlton, en Bilbao. "Me han dejado una habitación entera para mí", comenta risueño. Le pide un café a su amigo Pello Elzaburu. "No me hace ningún bien, pero lo tomo por vicio", se justifica sin perder el gesto. El escritor ordena sus apuntes (y sus ideas) minutos antes de salir a recoger un premio, el que le concede el Gremio de Editores del País Vasco. Antes de empezar a hablar, se disculpa: "Andamos justos de tiempo, pero es que tengo que vestirme antes de la entrega; además, todavía no sé qué voy a decir exactamente". No es lo único que le inquieta. Le preocupa también una revista que dirige desde hace tres años: Erlea.
Han publicado el cuarto número, dedicado a África, pero se trata de un producto no muy conocido.
Tengo que reconocer que estoy sorprendido con ese tema. Y hemos publicado cosas curiosas, únicas, como un trabajo del Nobel irlandés Seamus Heaney, que además nos escribió un manuscrito para felicitarnos y desearnos suerte. Una auténtica perla, pero no tuvo el eco esperado. Yo tengo mis conjeturas sobre lo que pasa, pero mejor no las comparto, aunque sí quiero dejar constancia de lo que pasa.
Que la gente no conozca este producto no es una buena señal.
No, y lo curioso es que no lo conoce ni gente que está muy puesta en lo concerniente a la cultura vasca. Nosotros solo queremos plantear un producto de calidad, con cosas originales y curiosas; tratamos de ir por delante en algunas cosas, trabajando mucho, nada más. Pero nos está costando dar a conocer Erlea, sí.
Además, y para proceder de Euskaltzaindia, la revista no es nada académica.
Exacto.
Pero la revista se distribuye y se vende bien.
Sí, queremos llegar a los 1.700 ejemplares, pero de momento estamos tratando de acercarnos a los mil, que no está nada mal.
El primer número se publicó en 2009 y 'Erlea' ya ha completado un pequeño ciclo. ¿Se han cumplido los objetivos planteados en sus inicios?
Me acuerdo que empecé a darle vueltas a la idea en Reno, Nevada, hace ya unos tres años, e insistí desde el principio en que en la revista todo tenía que estar relacionado, que teníamos que conseguir una atmósfera única en cada ejemplar, y lo tenemos en cuenta en todo el proceso, empezando por el diseño y acabando en el más mínimo detalle: los colaboradores, las fotos, las citas... Puede que el lector no sea consciente de todo eso, pero seguro que se queda prendado de la atmósfera que flota en cada número. Y ya hemos publicado el cuarto; le he ganado una apuesta a un amigo que me dijo que no llegaríamos a tres.
Es un producto singular, sin duda.
La mayoría de las revistas son como sacos en los que cabe de todo, y hay algunas que lo hacen bien, como Argia, pero la actualidad a la que están sujetos también tiene sus servidumbres. Nosotros nos colocamos un poco más allá de la actualidad, pero tampoco tanto, porque lo que contamos siempre tiene relación con lo que pasa hoy en día.
¿Cómo selecciona el tema principal de cada número?
No apostamos a nada que no podamos ganar. Es decir, elegimos temas que podemos controlar y afrontar con garantías. Me han propuesto publicar un monográfico sobre París, pero no podemos, no tenemos gente suficiente para abarcar todo eso. Apostamos sobre seguro.
África también plantea desafíos.
Sí, pero allí está todo más recogido. De todos modos se nos ha complicado la búsqueda de referencias, porque hemos tenido que investigar y leer mucho más de lo que pensábamos, aunque ha merecido la pena. Hemos conseguido tres textos de otros tantos personajes africanos que muestran a la perfección uno de los grandes dilemas que tienen los literatos del Continente: ¿cuál es el idioma de la literatura africana?
En los últimos años parece estar usted maravillado por África.
Puede parecer, sí, y en cierta medida es verdad, porque para mí es un mundo distinto. Los africanos siguen siendo "los otros" para nosotros, el "otro lado", quizá porque conocemos muy pocas cosas de ese continente.
En este cuarto número de 'Erlea' también se habla del colonialismo, del sometimiento y la independencia. Temas farragosos.
Es curioso cómo tras el sometimiento de los colonos han llegado otro tipo de sometimientos que se han producido entre los propios africanos. Publicamos también un mapa de los idiomas que se hablan en el Continente, para que el lector tenga herramientas a la hora de analizar lo que pasa en la literatura africana, aunque quiero dejar claro que nuestra intención no es la de mostrar la literatura africana. Erlea no es una revista descriptiva, no es académica. Todo lo que nosotros publicamos no nos es ajeno a los vascos y los problemas que se plantean los tenemos aquí también, en cierta medida. El tema principal o el país que destaca no deja de ser más que un mero conductor que nos hace algunas propuestas. Esa es otra cosa que se planteó desde el principio: todo lo que se publique en Erlea tiene que ver con nuestras cosas, con la cultura vasca.
Resulta un planteamiento ambicioso, no exento de riesgos.
No, pero los asumimos, eso no nos importa. Queremos mostrar nuestro mundo, porque nuestro mundo, el del euskera y la cultura vasca, no es pequeño, y no admito que nadie me diga eso. Puede que nuestra geografía sea pequeña, puede que en número de habitantes no seamos muchos, pero el nuestro es un mundo lleno de matices, de grandes riquezas que podemos mostrar. Paul Avery decía que lo que dice una persona puede no ser complejo, pero la persona en sí misma siempre será compleja. A eso me refiero.
Usted ha dotado a 'Erlea' de secciones originales, como el Foro.
Las críticas que leo en otras publicaciones no tienen vida, no tienen movimiento; la gente escribe de forma un tanto fría, y yo quería algo en dinámico, y creo que lo hemos conseguido. Así, seis críticos hablan sobre varios libros y yo trato de coser las opiniones de todos. Puede que en un futuro esta sección se convierta en libro, y tendrá más coherencia que muchos libros que se publican.
Las entrevista también tienen un punto de originalidad, sobre todo la que usted le realiza al viajero Josu Iztueta en este número.
Sí, al entrevistado le decimos que elija diez objetos de su vida y que hable sobre ellos. El planteamiento es sencillo, pero el resultado es magnífico, porque ahí sobresalen cosas sorprendentes del personaje que pocos o nadie conoce. También lo hice con un amigo de Mikel Laboa, y resultó un experimento fabuloso
¿Tiene pensada ya la atmósfera que prevalecerá en el próximo número?
Tengo una idea: autos, coches. Y sobre eso orbitará el resto de la revista.
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