Thierry
Michaux trabaja a finales de los años setenta en un periódico de Burdeos. Ya en
la cincuentena, la vida para él transcurre entre el tedio de la redacción y la
rutina de su matrimonio con Julie, hasta que un día decide escribir una crónica
de los acontecimientos alternativa a la que lleva su periódico. Y, para eso,
nada mejor que comenzar un diario íntimo. Pero pronto la idea se revelará menos
luminosa de lo que prometía, y Michaux empezará a preguntarse si con su
escritura diarística, con ese cuaderno amarillo al que vuelve todas las noches,
no habrá abierto la caja de Pandora. “Cómo hacer justicia a ese propósito, me
preguntaba. Es decir, cómo podía el diario dar cuenta de todo, sin desatender
recoveco alguno de la realidad, sin soslayar los resquicios por donde se evade
la percepción. Porque ¿qué sucedía con los ratos, como aquel mismo, durante los
cuales yo escribía en mi cuaderno lo que recordaba de aquella jornada? ¿Debía
escribir también sobre ellos? Esto es, ¿debía escribir sobre el acto de
escribir y retratarme a mí mismo en el estudio, sentado en el silencio de la noche,
con la manta al hombro para resguardarme del frío, mientras se oía tan solo el
exasperante paso mecánico del reloj?”.
Novela ganadora del Premio Ateneo Jovellanos 2012
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